Los granos son un incordio antiestético que nos acompaña en la adolescencia, normalmente, pero hay veces que se quedan con nosotros en la edad adulta. Hay varios tipos y cada uno de esos tipos nos dice algo diferente sobre nuestra salud. También es importante dónde salen. Si estás ovulando y eres propensa a los granitos, seguramente estés acostumbrada a que te salgan en la barbilla.
Es el grano más común. Son los típicos que salen con la menstruación, y por tanto se pueden reducir con tratamientos hormonales como la píldora. Pero esto depende de cara persona. De todas formas hay otros motivos por los que nos pueden salir. Puede ser por un consumo excesivo de chocolate, fritos, embutido, etc. Por lo tanto si somos propensos a que nos salgan, nos tocará evitar comer estos alimentos demasiado a menudo.
Si ninguno de estos motivos encaja contigo, lo más seguro es que tus granitos se deban a motivos más profundos. Pueden salir por estrés, ansiedad y cuadros depresivos, incluso en épocas que dormimos menos o no descasamos lo suficiente.
Para tratarlos lo mejor es seguir una rutina de limpieza de la cara y también del pelo. Usar jabones poco grasos, naturales que no irriten, y tener la piel siempre hidratada con productos recomendados para tu tipo de piel. Te ayudará a saber cuál te va mejor un dermatólogo.
Todo el mundo sabe reconocerlas. Son pequeñitos y tienen la punta blanca. Son más comunes en los hombres que en las mujeres, sobre todo tras el afeitado. Pueden salir en cualquier parte del cuerpo. Pueden deberse a la suciedad ambiental o a que te hayas tocado la cara con las manos sucias, a una alimentación grasa, a la pubertad o, en las mujeres, al periodo.
Si te salen en la línea del cabello seguramente estés aplicando el champú o acondicionador demasiado cerca de la cara. Si son en las mejillas quizá sea porque te acercas el teléfono sucio a la cara al hablar. Si es en la zona T (nariz y frente), puede deberse al estrés. Por el contrario en la barbilla se asocian a la menstruación y en los alrededores de la boca a la alimentación.
No son exactamente granos pero son muy frecuentes. Se producen por un exceso de células muertas que hacen que se tapone el poro de la piel. Si vives en una zona con mucho polvo o contaminación, o usas demasiado maquillaje, y no te lavas bien la cara a diario, es normal que aparezcan.
Busca un limpiador, crema y desmaquillante acordes a tu tipo de piel y exfóliate de vez en cuando. Procura lavarte el rostro con agua templada.
Son muy molestos e incluso pueden ser dolorosos. Son síntoma de una protuberancia bajo la piel, lo que hace que sea más profundo. Generalmente se forma a partir de la inflamación de un folículo piloso o de un traumatismo cutáneo. Los más peligrosos se llaman foliculitis profunda, cuyo origen es un quiste mal curado. Si sospechamos que este es nuestro caso lo mejor es ir al dermatólogo para que nos recete algo.
Son granitos pequeños blancos que predominan en la cara, parecidos a las espinillas. Les salen sobre todo a las personas con piel grasa. Lo mejor es limpiar la cara y exfoliar de vez en cuando para que el poro respire. Si consultamos a un experto lo más seguro es que nos recomiende una crema con retinol, salicílico o ácido glicólico, que reducen el grosor de la capa córnea de nuestra piel. Es fundamental si te suelen salir milium que no utilices maquillajes muy densos que tapen la piel ni polvos opacos.