La efectividad del estado de alarma decretado por el Gobierno de España la pasada primavera, durante el estallido de la pandemia por Covid-19, se cuestionó varias veces. Ahora, una investigación de la Universidad de Vic, en Cataluña, ha analizado los datos de contagios, muertes e ingresos hospitalarios por el virus desde que se decretó el confinamiento y han concluido que la mortalidad tardó 18,33 días de media en disminuir.
El estudio se centra en el periodo de tiempo entre el 14 de marzo y el 25 de abril de 2020, es decir, durante las semanas más intensas de la pandemia, y ofrece una visión horizontal de todos los datos médicos dados a lo largo de estos 43 días. Uno de los principales datos que se desprenden es que la tasa de mortalidad tardó 18,33 días de media en disminuir. En cuanto a los ingresos hospitalarios, comenzaron a disminuir pasados 14,27 días, mientras que en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) lo hicieron al cabo de 13,44 días.
Sin embargo, hubo nueve comunidades autónomas que necesitaron más de 18,33 días para disminuir el ritmo de la mortalidad: Navarra es la que necesitó más días (34), seguida del País Vasco (25), Extremadura y La Rioja (24) además de Murcia, Ceuta, Andalucía, Valencia y las Islas Baleares. Uno de los responsable de la investigación, Dyego Leandro Bezerra de Souza, junto con Albert Oliveras Fàbregas, ambos miembros del grupo de investigación M3O de la Universidad de Vic - Universidad central de Cataluña, ha explicado que estos datos "pueden deberse a la transmisión de asintomáticos en lugares permitidos, tales como supermercados o farmacias, o en puntas de infecciones del personal sanitario".
En cuanto las comunidades autónomas con mayor incidencia de la pandemia, Madrid y La Rioja fueron las que más mortalidad registraron, y la segunda repite como comunidad con más ingresos hospitalarios. Cataluña fue donde se registraron más ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y donde, en el momento más álgido, la tasa de mortalidad fue superior, llegando al 33,96%.
"El distanciamiento físico decretado respondía a que el nuevo patógeno no tiene tratamiento o vacuna eficaces, y el confinamiento tenía como objetivo evitar la interacción social de las personas, además de limitar las concentraciones", recuerda Bezerra de Souza, según el cual "ésta resultó una manera muy efectiva de allanar la curva de contagios".
Según un estudio de movilidad elaborado por Google, y que el trabajo de los investigadores recupera, en el período analizado la población disminuyó hasta un 92% su presencia social, un 66% en supermercados y farmacias, un 77% en parques, un 82% en transporte público y un 62% en los puestos de trabajo. Por otra parte, el único aumento significativo de movilidad fue la estancia en los hogares y residencias habituales, que llegó a ser un 21% más alto de lo habitual.
Al mismo tiempo, el estudio de la UVic-UCC se plantea la necesidad de implementar el confinamiento sólo en el momento más oportuno para poder reducir las consecuencias de la pandemia. Así, "en territorios como Ceuta, Melilla o La Gomera (Islas Canarias), con una baja incidencia de la enfermedad, no habría sido necesaria una imposición de confinamiento tan larga y estricta como en el resto del Estado", dice Bezerra de Sousa.
Según los investigadores, "la relajación de las medidas de contención en aquellas áreas unas semanas antes podría haber ayudado a reducir en ellas el impacto económico de la Covid-19".
El estudio también evidencia que los datos de mortalidad, contagios e ingresos empezaron a cambiar entre la segunda y la tercera semana desde la imposición del confinamiento, momento en el que "podemos considerar que se logró contener la pandemia y reducir el impacto de consecuencias futuras".