Descansar bien es básico para nuestra salud a todos los niveles posibles y la importancia de un sueño reparador se encuentra al mismo nivel que la de una buena alimentación. Cuando descansamos bien evitamos consecuencias negativas sobre nuestro cuerpo y nuestro cerebro, reducimos la probabilidad de desarrollar enfermedades y mejoramos nuestra calidad de vida. Al contrario, dormir mal puede acarrear falta de atención, irritabilidad... e incluso ansiedad, depresión. Por eso es tan importante que favorezcamos un buen descanso con todos los elementos a nuestra mano, entre ellos la elección de una almohada apropiada. ¿Qué tipos de almohada
Tal y como recuerda OCU, descansar bien pasa, entre otras cosas, por conseguir que cabeza, cuello y columna vertebral estén alineados. La almohada es la encargada de conseguirlo, pero no es lo mismo dormir de lado que boca arriba o boca abajo, y cada postura requerirá distintos tipos de almohada para contribuir a una adecuada postura de la columna, de forma que se relajen los músculos y se pueda favorecer un buen descanso y una buena respiración.
Además, a la hora de elegir almohada es necesario tener en cuenta la complexión física de cada uno, sobre todo altura y corpulencia. También la presencia de cualquier enfermedad asociada con el descanso, como la apnea del sueño. Cabe recordar que la elección de un buen colchón también es fundamental: colchón duro, colchón blando... dependerá de factores similares a los de la elección de almohada (peso, altura, forma de dormir...), así como de la presencia de posibles problemas de espalda.
Centrándonos en la elección de almohada, su anchura debe ser siempre superior a la de los hombros. En cuanto a su altura o grosor, ésta dependerá de la postura en la que solamos descansar:
Con todo, lo más importante es probar la almohada antes de comprarla, centrándonos en la alineación de cabeza, cuello y columna.
Otro punto clave es elegir el relleno de la almohada. Es frecuente encontrarlas rellenas de pluma, o bien fabricadas con látex o rellenas con materiales sintéticos o de espuma.
En cuanto a los cuidados de la almohada, es importante airearlas habitualmente y darles la vuelta de vez en cuando para evitar que se deformen. Siempre es mejor elegir un modelo lavable y, en cualquier caso, usar fundas protectoras y fundas de almohada transpirables y lavables. Lava las fundas protectoras al menos cada dos meses y las fundas de almohada cada vez que cambies tu ropa de cama.