Las mascarillas han sido uno de los elementos claves para poder hacer frente a la pandemia de coronavirus. Durante todos estos meses, los expertos han insistido en la necesidad de cumplir con las medidas de seguridad necesarias para poder reducir la propagación del SARS-CoV-2, entre ellas la distancia de seguridad y el uso de mascarillas.
A pesar de que ya ha habido diversos estudios que han señalado los beneficios del uso de la mascarilla, ahora un estudio masivo en Bangladesh muestra que inequívocamente, las mascarillas quirúrgicas reducen la propagación del virus.
Se trata de un tipo de ensayo clínico "de la más alta calidad y estándar de oro", conocido como ensayo controlado aleatorio, y recogido en Science Alert. Para los expertos, esta publicación debería "poner fin a cualquier debate científico" sobre la efectividad de las mascarillas.
En el estudio, investigadores de Bangladesh y de Estados Unidos han probado la eficacia de la promoción y el uso de las mascarillas en 600 aldeas de Bangladesh. Así, han evaluado a más de 342.000 adultos, y se ha convertido en el ensayo aleatorio más grande jamás realizado sobre el uso de las mascarillas.
El ensayo se desarrolló entre noviembre de 2020 y abril de 2021. A pesar del éxito de la investigación, los expertos señalan que todavía tiene algunas limitaciones que resolver.
La posibilidad de que las personas vacunadas con la pauta completa sean hospitalizadas al contraer la covid-19 se reduce en más de un 70 % respecto a los no vacunados, según constató un amplio estudio publicado en The Lancet.
Los resultados difundidos por expertos a cargo de la investigación "Zoe Covid" también revelaron que aquellos que dan positivo después de ser vacunados con las dos dosis (infección post-vacunal) tienen casi el doble de probabilidades de ser completamente asintomáticos.
Asimismo, el estudio indicó que el riesgo de contraer covid de larga duración (cuando los síntomas persisten después de 28 días desde la infección) se reduce a la mitad entre los vacunados con la pauta completa.
Las personas más vulnerables ante una infección post-vacunal después de recibir una dosis son los "adultos mayores frágiles" (de más de 60 años), así como otros "adultos mayores" que tienen otras patologías, como obesidad o enfermedades cardíacas, renales y pulmonares.