Las usamos durante horas, incluso días, y cuando las guardamos no siempre es de la mejor manera. Eso mismo observó una farmacéutica que hizo un cultivo con varias mascarillas usadas para saber qué pasa cuando llevas la mascarilla durante mucho tiempo. Y al cabo de un día esto es lo que se encontró: bacterias que pueden generar infecciones en la zona oral.
¿Cuánto tiempo debemos usarlas? Las quirúrgicas no más de 4 horas. Las mascarillas EPI unas cuantas horas más y las higiénicas recomienda lavarlas con frecuencia con una solución hidroalcohólica. ¿Y cuando no las estemos usando? Guardarlas en una bolsa de papel o tela limpia. La clave? Lavar, desinfectar y cambiar con frecuencia, a diario. El experimento realizado por una farmacéutica revela las bacterias que se acumulan en las mascarillas sucias. Marisa García Alonso, analista química, ha colgado un vídeo en el que muestra el resultado de no cambiarnos las mascarillas: Crecen en ella estafilocos, estreptococos, neiserias y bacilos, entre otras bacterias.
La analista y farmacéutica recoge esta 'cosecha' después de 'sembrar' mascarillas utilizadas reiteradamente durante horas. Así lo explica desde su cuenta en Instagram en un vídeo que demuestra la necesidad de mantener la higiene con las mascarillas, que nos sirven de barrera contra el Covid-19, pero si no se cambian en el caso de las desechables, o se lavan diariamente, si son reutilizables, se convierten en un reservorio de bacterias y gérmenes.
La analista química analiza en su experimento una mascarilla usada durante ocho horas seguidas. Tras 24 horas de 'cultivo', aísla estafilocos, estreptococos, neiserias y bacilos y otras bacterias en cantidades que variaban de acuerdo al uso. La mascarilla más 'infectada', en la que García Alonso encontró -según sus propias palabras- "una mezcla de todo", fue en una mascarilla que había sido usada durante tres semanas, ocho horas al día. En ella encontró estafilococos, estreptococos, bacterias gramnegativas, bacilos y bacterias contaminantes, incluso hasta algún hongo.
El resto de casos son menos graves. Es el caso de la mascarilla de tela que utilizó mientras cantaba. La había usado el día anterior ella misma, durante una hora y media, mientras cantaba en un coro. Distinto fue el caso de la mascarilla que siempre lleva en el bolso pero usa muy poco. Solo cuenta con algunas estafilococos provocados por la mucosa y la piel humana. El tercer ejemplo analizado fue una mascarilla nueva no usada. Ya está contaminada nada más de abrir el envoltorio. El cuarto ejemplo es el más común. Esa mascarilla que usamos en el trabajo, en su caso en el laboratorio. En este caso ha encontrado en el tejido “estafilococos, estreptococos y alguna otra bacteria sin identificar”. Y eso que solo ha usado la mascarilla que ha analizado dos veces y como mucho durante media hora.
Marisa García Alonso explica que las bacterias encontradas no "son patógenas por sí mismas", pero pueden convertirse en agentes infecciosos si se acumulan en mayor cantidad. "Las bacterias que aparecen no son patógenas por sí mismas, pero podrían convertirse en patógenas oportunistas si se ven muy aumentadas".