Nos vamos a tener que acostumbrar a ver cara a cara a las máquinas térmicas, las mismas que ya se usan en lugares como el IFEMA para medir la temperatura, o las que provocaron un suceso curioso con uno de nuestros compañeros en pleno directo. Máquinas que miden nuestra temperatura. Máquinas para evitar que la epidemia del coronavirus se convierta en algo imposible de controlar en la era del postcoronavirus. Esa que irá escalonando poco a poco nuestra vida.
David Gómez, director comercial de Hikvisión explica que estamos ante un dispositivo de detección temprana de temperatura y esto nos va a permitir controlar masas de personas y hacer un filtrado a través de la temperatura.
Se va a convertir en un elemento cotidiano en puntos de acceso a grandes superficies, para evitar que alguien pueda contagiar entrando donde no debe. Como señala Joaquín Fernández de Córdoba, consejero delegado de Powernet, cuando acabe la etapa de confinamiento los lugares en los que más se verá este tipo de tecnología será en el "transporte público, eventos deportivos, empresas, conciertos...". Permite controlar aforos y distancias de seguridad para garantizar una vuelta a la rutina con más seguridad.
Jorge llega a su trabajo en Zaragoza pero ya sabe el protocolo. "Todos nos tenemos que parar en la línea del suelo". Es para medir la temperatura. Si no hay fiebre vía libre para trabajar. "No faltan mascarillas, guantes, y un test antes de ir al trabajo donde hay que contestar a un simple cuestionario telefónico para saber si la fiebre o la tos, no hacen acto de presencia". Es una rutina que se va convertir en el día a día de nuestra sociedad.