China es el principal proveedor de material sanitario -sobre todo mascarillas- para todos los países del mundo que se ven afectados por el nuevo coronavirus. Muchos son los que ponen en tela de juicio la actuación de China, por lo que Georgina Higueras, experta en Asia Oriental y autora de varios libros relacionados con la materia, explica a Informativos Telecinco las claves del gigante asiático.
"El 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan, provincia de Hubei, China, informó sobre un agrupamiento de 27 casos de neumonía de origen desconocido, incluyendo siete casos graves, con una exposición común a un mercado mayorista de marisco, pescado y animales vivos en la ciudad de Wuhan. El 7 de enero de 2020, las autoridades chinas identificaron como agente causante del brote un nuevo tipo de virus denominado SARS-CoV-2", señala el ministerio de Sanidad de España en su web oficial. Desde entonces, 183 países han registrado casos positivos del nuevo patógeno y los contagios a nivel mundial han superado el millón.
China fue la primera en sufrir las consecuencias del brote: aislamiento severo y medidas restrictivas en cuanto a la movilidad de los ciudadanos. La previsión era catastrófica, pero la realidad ha sido otra: el gigante asiático ha controlado la pandemia y la ciudad de Wuhan comienza a retomar la normalidad, aunque no todo son buenas noticias. La sociedad de Wuhan, con 11 millones de habitantes, registra un alto nivel de ansiedad y los ciudadanos toman medidas de precaución por voluntad propia ante el miedo.
"No es solo un negocio. Hay muchos países que necesitan material sanitario y, evidentemente China, que ya había puesto sus fábricas a trabajar 24 horas para atender la demanda que necesitaba, pues, como ahora ya no necesitan esa producción, porque han controlado el número de contagios, está vendiendo -sobreproducción-, como haríamos nosotros", señala la escritora Georgina Higueras, autora de los libros 'China: la venganza del dragón' (2003), 'El despertar de Asia' (2005) y 'En busca de mi hermana china' (2018).
"En otro tipo de producciones, no sanitarias, China sí que se ha podido fijar en el modelo occidental. Los chinos llevan utilizando mascarilla desde hace décadas, nosotros no. Lo que pasa que ahora estamos importando el modelo de actuación de los chinos para la utilización de mascarillas. España está comenzando a fabricar mascarillas ahora. Esto no lo hacíamos antes porque no estaba en nuestra forma de comportamiento. Si ves un vídeo de China en invierno de hace tres años podrás ver que ya utilizaban mascarilla. Están más acostumbrados a este utensilio y más preparados para su fabricación", añade Higueras.
¿Que es lo que han hecho? "El Gobierno chino ha dado donaciones de material. Pero luego está vendiendo como venderíamos cualquier otro. Lo que hay que saber es si el precio de las mascarillas se ha inflado. Si tienen el precio de mercado que tenían antes, están vendiendo de manera correcta. Ahora, si lo han incrementado, sí que se puede decir que se están aprovechando de la tragedia. Como cualquier otro proveedor que sube el precio", explica.
España va a comenzar su tercera semana de confinamiento. Sin embargo, los ciudadanos chinos residentes en nuestro país, ya tomaron por voluntad propia la medida preventiva del aislamiento, antes de que lo ordenara el Gobierno central. ¿Por qué siguen las recomendaciones de su país y no las del país en el que residen?
"Esto forma parte de la cultura de China. Para ellos es muy importante la prevención. Nosotros somos occidentales, vamos al médico después de enfermar. La tradición allí es a la inversa -prevenir enfermedades-. Los ciudadanos chinos de España, al ver lo que pasaba en su país, sacaron sus mascarillas y se protegieron. Es una cultura distinta en cuanto a comportamiento. A nosotros nos ha costado mucho el aceptar tener que llevar mascarilla. No estamos acostumbrados. Ellos utilizan medicina preventiva. Este es el cambio que estamos viendo estos días", comenta la escritora y periodista.
"China ha impuesto medidas como los carnets por puntos que se están probando en algunas provincias del país. Si te portas bien, te dan más puntos, sino, no. Este proyecto se ha llevado a cabo mediante inteligencia artificial, que se usa para medir el comportamiento de los ciudadanos. Tiene que ver con la importancia de primar la sociedad por encima del individualismo", señala Higueras.
"Corea del Sur, para combatir el coronavirus, y lo ha hecho con efectividad, hackeó los móviles de los habitantes. Nadie protestó por esto, es parte de la cultura. El confinamiento fue voluntario y lo llevó a cabo el 99% de la población. China sí ordenó el aislamiento. Esto es parte de la política 'confuciana'. Así frenó Corea de manera tan rápida la propagación, usando métodos tecnológicos", explica.
China utilizó la ubicación de los ciudadanos para el control de contagios. Algo que no se puede realizar en Europa a causa de la Ley de Protección de Datos. "Chocan dos formas de ver el mundo. Corea es una democracia pero por encima de la democracia, que es algo occidental, están los principios confucianos que tambien tienen -heredados de China-. Para nosotros es algo muy difícil de entender por la importancia que le damos a las libertades del individuo", destaca.
"China tiene una cultura en la que la sociedad es más importante que el individuo. Los aplausos que se produjeron allí y que después se han visto en Italia o España, es un hecho que pone de manifiesto las similitudes. Igual que imitamos a EEUU -nuestra cultura tiene muchas similitudes a la norteamericana- estamos ahora quizá adoptando modos de comportamiento que antes nos parecían extraños. Ante el miedo, nos fijamos en China, que parece que lo ha hecho bien", destaca. El gobierno del país asiático ha enviado expertos a países como España, Italia o Bélgica, entre otros, para cooperar. La era postcoronavirus.
Donald Trump tachó la palabra coronavirus en una comparecencia para escribir a posteriori 'virus chino' y el gobierno chino respondió señalando que, EEUU, pudo haber sido el causante del virus, que pudo haberlo introducido en su país. La tensión se palpa. "Trump quiso despreciar el coronavirus. Quiso tildarlo de virus chino para ofender, cuando la OMS decidió llamarle COVID-19 para evitar polémicas", señala Higueras.
¿Qué supone esto geopolíticamente?: "EEUU y China no están enfrentados de siempre. Cuando China comenzó con la reforma de apertura en diciembre de 1978, EEUU pensó que era interesante deslocalizar parte de sus fábricas buscando obreros que cobraran mucho menos, así se beneficiaban los dos. Al mismo tiempo EEUU pensaba que si China se enriquecía, eso iba a causar que aceptara los valores occidentales: democracia pluripartidista", explica Higueras.
"Pero no. EEUU ha llegado a la conclusión de que China se ha enriquecido tal vez mucho más rápido de lo que ellos esperaban y, además, no aceptaron los valores occidentales. El presidente Xi Jinping ya retó a los norteamericanos después del XIX Congreso del Partido Comunista chino, cuando dijo que tal vez el modelo de China era más interesante para los países en vías de desarrollo que el modelo occidental", cuenta Higueras.
"Obama fue el primero que decidió que había que cambiar la estrategia norteamericana y dejar de centrarse en Europa para centrarse en el Pacífico. "Hay que girar a Asia", dijo. Y lo dijo en todos los ámbitos -militar, sanitario o económico-. Obama fue el presidente que más se dio cuenta de hasta qué punto los chinos estaban avanzando y suponían una amenaza para la primacía que tenía EEUU desde la caída de la URSS", dice la escritora.
"Estados Unidos está incómodo porque China, además de avanzar rápido, se permite el lujo de decirles "quiero ser la primera potencia mundial". Tienen muchas posibilidades de cumplir el 'plan 2025': que la tecnología, el diseño y los avances tecnológicos sean de ellos. EEUU está mucho más avanzado y tiene más poder en el ámbito militar. Lo que pasa es que si China le adelanta en el ámbito tecnológico, terminará adelantándole en el ámbito militar. Esto es lo que más le preocupa a EEUU. Mientras ellos estaban en guerras, China estaba trabajando en el futuro", señala.
"Es importante que Europa actúe, que consiga establecer puentes que faciliten el diálogo y el entendimiento entre EEUU y China. Como dice la 'trampa de Tucídides': cuando hay un poder establecido y un poder emergente que lo reta, muchas veces el poder establecido recurre a la guerra pensando que va a eliminar al emergente, y al final no sucede así. Además, se habla de enfrentamiento bélico, yo no creo que pase esto, sería una tercera Guerra Mundial. Lo que ya hay es un enfrentamiento económico de años atrás, pero el mayor es el tecnológico", añade.
"Movimientos antichinos vamos a verlos. No solo por los partidos de extrema derecha, sino también porque China sigue siendo un mundo desconocido para los occidentales. Lo desconocido siempre da algo de miedo. La forma de ver el mundo de los chinos y nuestra forma, son dos formas totalmente distintas", señala la experta que deja claro que los chinos no son comunistas.
"Se llaman comunistas pero en China en diciembre de 1978 se impuso una economía de mercado absoluta. Mao hizo una revolución y unió al pais. Quieren mantener el nombre. Lo que tienen son ciertas semejanzas con el paternalismo de la política confuciana", concluye. China aspira a ser la primera potencia mundial.