Abril de 2020. Toda España se encuentra conquistada y confinada por el coronavirus. ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles vizcaínos resiste, todavía y como siempre, al invasor. Podría ser el inicio de un cómic de Asterix, pero es la realidad que viven los vecinos de Mallabia, en Vizcaya. Todavía no tienen un solo caso de coronavirus.
Y en este caso no es cuestión de una poción mágica ni de druidas. El secreto de este pueblo de 1.200 habitantes se encuentra en un cumplimiento a rajatabla del confinamiento y en tener pocos servicios. Solo cuentan con un banco y una farmacia. Lo que en otros tiempos era una molestia, ahora se convierte en una bendición al tener que ir a otra población a realizar la compra.
Mientras que Madrid y las grandes ciudades se han visto muy castigadas por la enfermedad, en el pueblo se han librado de cualquier enfermo. Incluso a pesar de que el propio País Vasco ha sido de las comunidades más tocadas y que ha tenido que habilitar hoteles para los casos leves, en Mallabia el coronavirus no ha querido llegar.
Para los vecinos, otra de las claves es la amplitud del pueblo. "Somos gente que vivimos muy repartida, hay muchos que en caseríos" reconocía una paseante. Eso hace que el contacto sea poco y siempre se produzca con la distancia adecuada. Además, el hecho de vivir "en un entorno natural" creen que ayuda a contener al virus.
A pesar de ello, han cumplido el encierro de una manera muy rigurosa porque en la población son "gente muy formal" reconocía otro vecino. "Ya lo ves, si es que no hay nadie por la calle", afirmaba otro. Y desde la ventana de su domicilio otro habitante reconocía que "se ha llevado el confinamiento a rajatabla".
Al final, aunque sea por casualidad, combatir al coronavirus no tiene ningún secreto. Quedarse en casa, salir para lo justo y mantener la distancia de seguridad todo lo posible.