Un nuevo análisis de los linfocitos B y de más de 1.000 anticuerpos monoclonales diferentes de 8 pacientes con covid muestra que, en contra de las hipótesis anteriores, las respuestas protectoras de los linfocitos B a la proteína de espiga del SARS-CoV-2 permanecen estables y siguen evolucionando durante un periodo de 5 meses, muchos meses después del periodo inicial de replicación viral activa.
Sin embargo, una gran proporción de los anticuerpos neutralizantes generados a partir de estas linfocitos B de larga duración no reconocieron eficazmente diversas variantes emergentes del SARS-CoV-2 de Brasil y Sudáfrica. Estos resultados, procedentes de una colaboración entre el mundo académico y la industria, ayudarán a diseñar futuras vacunas contra el COVID-19 que funcionen para limitar la evolución del virus y estimular mejores respuestas de anticuerpos neutralizantes y linfocitos B contra las variantes emergentes del SARS-CoV-2.
En su trabajo, publicado en la revista 'Science Immunology', estos investigadores de la Escuela de Farmacia de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) perfilaron las respuestas de anticuerpos y linfocitos B específicas de la proteína de la espiga en 8 pacientes con COVID-19 leve y grave durante cinco meses.
En consonancia con hallazgos anteriores, observaron un descenso significativo de los niveles de anticuerpos neutralizantes en la sangre a lo largo del tiempo; sin embargo, los niveles de linfocitos B de memoria específicas de la proteína de la espiga se mantuvieron estables o incluso aumentaron durante el mismo periodo de tiempo.
Además, en el transcurso de 120 días, los anticuerpos monoclonales aislados de estas linfocitos B sufrieron un aumento de la hipermutación somática, la afinidad de unión y la potencia de neutralización, todos ellos signos de una actividad persistente de los linfocitos B. Los investigadores también observaron poblaciones de linfocitos B de neutralización cruzada, pero éstas comprendían sólo una pequeña fracción del repertorio de linfocitos B y no eran prominentes en la respuesta de neutralización al SARS-CoV-2.
Más bien, una gran proporción de la respuesta de anticuerpos neutralizantes sólo se dirigió a epítopos conservados compartidos entre el SARS-CoV-2 y el SARS-CoV y no reconoció eficazmente las variantes emergentes del SARS-CoV-2 de Brasil y Sudáfrica que albergan mutaciones en las posiciones de aminoácidos 417 y 484 de la proteína de la espiga. Por lo tanto, los autores sugieren un seguimiento cuidadoso de las variantes de SARS-CoV-2 que circulan en busca de variabilidad en estos sitios de la proteína para determinar cómo estas mutaciones afectan a la inmunidad inducida por la vacuna.
Los linfocitos B son células especializadas del sistema inmune que juegan un papel importante en la respuesta humoral, el principal mecanismo de defensa contra patógenos que se replican fuera de la célula del huésped (patógenos extracelulares) como por ejemplo las bacterias Staphylococcus o Streptococcus.
La principal función de los linfocitos B es el reconocimiento de moléculas extrañas al organismo, llamadas antígenos, y la producción de anticuerpos específicos para neutralizarlas.