El 30 de diciembre, Li Wenliang se lo dijo claro a un grupo de ex alumnos de la escuela de medicina en la popular aplicación de mensajería china WeChat: siete pacientes de un mercado local de mariscos habían sido diagnosticados con una enfermedad similar al SARS y puestos en cuarentena en su hospital. Y ya les dijo que era un coronavirus.
El aviso circuló como la pólvora y Li comprendió que el Gobierno chino tomaría medidas. No se equivocó, como desvela ahora la CNN, justo cuando el Gobierno chino acusa al Gobierno americano de atacar a su país con su decisión de no dejar entrar a extranjeros que hayan estado en China en las dos últimas semanas.
La policía de Wuhan acusó a Li de traficar rumores. Pero cuando todo se aceleró y no se sabe si como castigo Li fue uno de los médicos seleccionados para tratar el virus en su zona cero: Wuhan. Ahora, Li está en cuidados intensivos infectado por el virus del que alertó. El alcalde de Wuhan ya pidió disculpas por no haber alertado del peligro, en lo que es una rara muestra de arrepentimiento de un líder chino. "Estoy lleno de culpa y remordimiento. Si hubiera tomado antes medidas restrictivas, el resultado habría sido mejor de lo que es hoy", dijo Ma Guoqiang, secretario del Partido Comunista Chino (PCC) en el municipio.
Cuando Li alertó del peligro la Comisión de Salud Municipal de Wuhan emitió un aviso sí, pero impidió que ninguna organización divulgara informaciones del tratamiento sin autorización. No hablaron, como Li, de coronavirus, sino de neumonía desconocida.
La agencia Beijing Youth Daily desveló que las autoridades preguntaron a Li que cómo sabía lo que sabía. El 3 de enero Li fue reprendido por haber dado la voz de alarma y atentar contra el orden social aunque las autoridades de Wuhan ya habían alertado a la Organización Mundial de la Salud. De hecho Li tuvo que declararse culpable de un delito menor. Li siguió tratando a pacientes y se contagió.
Los científicos chinos identificaron el patógeno como un nuevo coronavirus el 7 de enero. Muchos más tarde que Li. Y durante una semana ninguna novedad. China no hablaba de más casos, todo estaba controlado.
En una entrevista con CCTV el 27 de enero, el alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang, admitió que su gobierno no reveló información sobre el coronavirus "de manera oportuna". Explicó que según la ley china sobre enfermedades infecciosas, el gobierno local primero debe informar el brote a las autoridades nacionales de salud y luego obtener la aprobación del Consejo de Estado antes de hacer un anuncio.
"Dr. Li, es un buen médico con conciencia. Espero que se mantenga sano y salvo", dicen ahora los comentarios en Weibo donde todo el mundo considera que si se hubiera hecho caso a Li tal vez la pandemia no sería como es hoy.