Kevin Vidaña, entrenador de fútbol del Guizhou Fengyun, de Guiyang, China entrenador de fútbol del Guizhou Fengyun, de Guiyang, China, vive en una ciudad vigilada 24 horas: "Seis policías entraron en casa a tomarme la temperatura", reconoce. Desde la ventana de su casa Kevin contempla una ciudad fantasma y lo cierto es que la imagen no deja de ser desoladora. Parece una ciudad en guerra. No hay ni un alma por la calle. Como reconoce el propio Kevin "la idea es vivir en una burbuja para no infectarse". "En mi urbanización no dejan entrar a nadie, se están realizando muchos controles", cuenta.
Situada "a solo hora y media en avión de Wuhan, la ciudad del foco de la infección", Kevin está ante una ciudad monitorizada las 24 horas del día. Lo sabe bien porque hace solo unos días recibió una llamada de la policía. A los cinco minutos estaban en su casa seis agentes para hacerle un control de temperatura. El Gobierno chino no quiere que los extranjeros enfermen y Kevin reconoce que se siente protegido al cien por cien.
Aunque tiene mascarillas, lleva dos semanas sin salir de casa. Parece lo más prudente. Hoy nos muestra el centro financiero de su ciudad donde la la actividad se ha detenido. También el estadio de su equipo está cerrado y tiene que entrenar en casa.
“Llevo casi dos semanas encerrado en casa. Solamente he salido dos veces al supermercado a comprar comida. Cuando salgo y vuelvo debo firmar un papel y pasar un control de temperatura. En mi urbanización no dejan entrar a nadie que no viva aquí. Se están realizando muchos controles. El Gobierno aconseja no salir de casa y hace obligatorio el uso de mascarillas. Las calles siguen desérticas; la gente está protegida en su casa. Tanto colegios como universidades, así como centros comerciales, restaurantes y demás lugares, siguen cerrados, aunque se ha dicho que en esta semana empiezan a trabajar los sectores más imprescindibles. La reincorporación al trabajo se hará de manera gradual. Los transportes siguen limitados, y la policía investiga de manera individual a todo aquel que entra y sale de la ciudad”, explica.
Muchos colaboran para evitar la propagación del coronavirus. También los chinos que han regresado a España y que han cerrados sus negocios porque están en cuarentena. Y todo por protocolo. Amigos y familiares les abastecen y así se evita el contacto. Todo para que el miedo al coronavirus no se extienda. Esa sensación la sabe bien Kevin.
Kevin no tiene dudas. No va a marcharse de China por la epidemia. Se siente protegido e integrado en la lucha de todo el país por frenar la propagación de la epidemia.
“Sigo en China porque me siento realmente protegido por el Gobierno y por las autoridades chinas, así como por mi club de fútbol. En casa tengo todas las necesidades cubiertas. Mi club de fútbol me abastece de equipo de protección, me informa correctamente sobre controles y prevenciones, me aísla proactivamente y me permite trabajar desde casa", subraya, antes de insistir:
"No concibo irme a España. No se me pasa por la cabeza. No puedo hacerlo. Llevo casi dos años viviendo aquí. Tengo amigos en este lugar: jugadores, niños del club, vecinos… No puedo decirles: aquí os quedáis que yo me voy. No me sentiría bien conmigo mismo. Estamos metidos en esto. Lo vamos a superar apretando dientes y ya está. Pienso que son muchas las personas que están trabajando sin descanso para evitar la propagación del virus. Las medidas que se están tomando creo que son las adecuadas. Hay mucha gente que cooperamos positivamente para el control del brote", recalca.
Para Kevin, el comportamiento de los ciudadanos chinos está siendo "ejemplar". "Están acatando todas las órdenes, todos los consejos sanitarios y las medidas dadas".
Lo mismo opina al respecto de la policía, quien en su opinión, y desde su experiencia, está realizando "un trabajo impecable". Siempre están "preocupados y dispuestos", incide, asegurando que le transmiten "mucha confianza" y velan por sus intereses.
"Creo que están tomando las medidas adecuadas para proteger a todos. Un estudio reciente dice que hemos llegado al culmen de la enfermedad y que ahora la peligrosidad irá a menos. Se dice que en marzo todo volverá a la normalidad, y así lo creo. Pienso que se está trabajando con responsabilidad. Ejemplos son la creación de hospitales en tiempo récord, y el cierre del país, con lo que supone eso a nivel económico", apunta.
En este sentido, Kevin quiere lanzar un mensaje contra la desinformación y la ignorancia, señalando a aquellos que incluso hacen mofa o burla de esta crisis que deja ya más de un millar de muertos:
"Me gustaría apoyar una campaña que se está moviendo en redes sociales llamada 'No soy un virus', contra el racismo y la desinformación. Una cosa es protegerse y tomar precauciones, y otra cosa es enjuiciar, señalar, mofarse, servirse de la situación para humillar. No sé si la palabra más adecuada es racismo, pero seguro es miedo e ignorancia. Hay mucha desinformación al respecto, y eso está generando una ola de racismo, sobre todo hacia la comunidad asiática, y me posiciono totalmente en contra de estos ignorantes”.