Julià Blanco, científico: "El número de muertos no es real, no sabemos la magnitud del coronavirus"
"China no transmitió información alarmante e Italia actuó tarde"
"La pandemia nos ha desbordado, Italia debió hacer saltar todas las alarmas"
Estamos trabajando al 200 % haciendo jornadas maratonianas para poder avanzar en las vacunas"
El científico del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa Julià Blanco, que forma parte del equipo clínico que busca la vacuna contra el coronavirus, ha asegurado que el número de personas infectadas y fallecidos por COVID-19 no es el "real" en la mayoría de países.
Así lo ha sostenido en una entrevista con Efe, en la que ha opinado que, probablemente, los datos sobre la pandemia que se manejan actualmente "no reflejan la realidad" en la mayoría de países dada la "dificultad" de "saber exactamente la magnitud de la tragedia".
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"Creo que el número de personas infectadas y muertas por coronavirus en la mayoría de países no es el real y tardaremos todavía en saber cuál es la realidad", ha aseverado antes de agregar que "evidentemente" la pandemia "nos ha desbordado", aunque el caso de Italia debería haber activado todas las alarmas sanitarias.
"Los datos de China sugirieron que el virus era transmisible y tenía una relativamente baja tasa de mortalidad, pero lo que hemos visto en Europa es un panorama completamente diferente", ha indicado Blanco, quien ha aseverado que "la mayoría de la comunidad científica vio los datos de Italia con una enorme preocupación".
Por eso, aunque ha admitido que la información de China "quizás no permitía prever una crisis de magnitud tan grande", Italia "nos debería haber prevenido para actuar relativamente rápido".
Por otro lado, ha señalado que la vacuna contra la COVID-19 podría estar disponible de forma "masiva" en un año "siendo muy optimistas" y en 18 meses "siendo más realistas", pese a que, ha opinado, pronosticar una fecha es todavía demasiado "osado".
"Estamos trabajando al 200 % haciendo jornadas maratonianas para poder avanzar lo más rápido posible en el desarrollo de vacunas, anticuerpos y fármacos contra el virus", ha garantizado. Con todo, ha alertado que estas vacunas serán de "primera generación", lo que significa que podría haber otras, en un futuro, que funcionen mejor: "Necesitamos desarrollarlas lo más rápido posible, aunque no sean las mejores, para parar la pandemia".
En este sentido, ha celebrado que haya equipos internacionales trabajando en el desarrollo de la vacuna aunque ha subrayado también la importancia de que sea un organismo supragubernamental el que ejerza de árbitro y establezca las bases y los límites, controlando tanto el beneficio de la empresa que la produzca como su alcance.
"Entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) tienen que velar para que la empresa que la produzca tenga un cierto beneficio pero limitado, porque lo que buscamos es el beneficio de toda la humanidad", ha resaltado para agregar que debería ser gratis para la población y cubrirla la Seguridad Social. Y es que, tal como ha explicado, a día de hoy "no hay ninguna institución pública, y mucho menos en España, capaz de producir la cantidad de vacunas que se necesitarán", por lo que ha apostado por que sea un consorcio público-privado el que la acabe desarrollando.
En cambio, según Blanco, en estos momentos sí hay compañías españolas "con capacidad" para producir la vacuna, por lo que ha abogado por mantener un "estrecho contacto" entre los laboratorios y las empresas que podrían fabricarla. "Podemos tener la mejor vacuna del mundo pero si no somos capaces de producirla, es como si no tuviéramos nada", ha alertado.
El papel del organismo supragubernamental encargado de liderar esta misión pasaría así por "establecer acuerdos entre las empresas y los diferentes estados del mundo para que la vacuna sea accesible" y por seleccionar los dos o tres modelos "que vale la pena producir".
Lo más deseado, ha anotado, es que se priorice la que sea más eficaz entre la población de más edad, la más vulnerable frente a la pandemia, a pesar de que por ahora todavía se desconoce "cuál será la población diana", dado que tampoco se sabe la verdadera extensión de la enfermedad.
"Son cosas que tendremos que ir aprendiendo a medida que sepamos más de la pandemia porque no sabemos cuál es el porcentaje real de personas infectadas por coronavirus. Sabemos cuántas han dado positivo en un test pero no cuántas han sido infectadas y la han superado de manera asintomática o son síntomas muy leves y este es un dato esencial para definir cuál es la población diana", ha dicho.
Precisamente por ese motivo, se está estudiando a la población asintomática con el objetivo de entender la "respuesta natural" del organismo contra el virus: "Es clave saber si las personas infectadas por coronavirus generan una buena respuesta inmune protectora".
Finalmente, el científico ha puesto de relieve el trabajo internacional que se está llevando a cabo en laboratorios de todo el mundo para dar con la vacuna contra el SARS-CoV2 y que supone, ha destacado, "el ejemplo más global de esfuerzos" en términos de "magnitud y concentración temporal. Hay otros ejemplos, como la vacuna contra el VIH, pero no han tenido la misma intensidad"