La organización Médicos sin Fronteras (MsF) denuncia en un informe el "inaceptable desamparo" que sufrieron las residencias de mayores durante el pico de la epidemia en España y alerta de la necesidad de tomar medidas urgentes para evitar que la COVID-19 provoque otra vez una alta mortandad en los geriátricos.
Un informe de MsF, que durante el pico de la epidemia auxilió a 500 geriátricos españoles, pone de manifiesto "graves problemas tanto del modelo de gestión de residencias como de coordinación entre administraciones, cuyo resultado es el abandono de las personas más vulnerables a la pandemia y la desprotección del personal que las cuida".
MsF recuerda que, según datos oficiales, entre abril y junio murieron 27.359 personas mayores en residencias, que representan casi el 70% de las personas fallecidas por COVID-19 en toda España. Según el informe de MsF, ha habido un "inaceptable desamparo de los mayores en las residencias durante la COVID-19 en España" y señala que "estos centros mostraron un déficit estructural de recursos y de supervisión sanitaria, y ningún plan de contingencia".
"Esta combinación hizo inviable responder a la epidemia. Al ser residencias, es decir, hogares para los mayores, no disponían de recursos sanitarios y asistenciales, lo que tuvo un impacto directo en los residentes", ha explicado en un comunicado Ximena Di Lollo, responsable de la respuesta en residencias de MsF.
Ante el repunte del virus en toda España, la organización médica urge medidas y planes de contingencia que aseguren "la alerta temprana y la respuesta inmediata en el control de la infección para proteger" a los mayores.
Para llevar a cabo estos planes, MsF pide "dotar de recursos financieros, humanos y materiales" la atención primaria y los hospitales. Di Lollo reclama "el derecho de los mayores a recibir un tratamiento específico, urgente y digno, incluyendo la asistencia en los centros de atención primaria y las derivaciones hospitalarias". MsF ha constatado que durante el pico de la epidemia "no se priorizaron las derivaciones hospitalarias ni los circuitos preferentes, ni otros recursos disponibles" para que los mayores enfermos fueran trasladados a hospitales.
"Las residencias y sus trabajadores carecen de recursos, infraestructura, formación o responsabilidad para la atención médica y tampoco hubo una respuesta inmediata, adecuada y orientada a salvar vidas, y coordinada con los servicios asistenciales y de salud", ha denunciado la responsable de MsF.
El informe indica también que "además de la deficiencia en los mecanismos de control de infecciones y la falta de material de protección, hubo gran incertidumbre debido a los casos asintomáticos y la poca credibilidad de los test diagnósticos, lo que llevó a implantar férreas medidas de aislamiento de los residentes, a veces de forma indiscriminada, y a restringir o denegar despedidas, visitas o movilidad dentro de la residencia".
"Esto tuvo también consecuencias físicas y psicosociales graves para los mayores que, además, no contaban con apoyo emocional", según el informe de MsF, que recoge numerosos testimonios, entre ellos de directores de residencias.
"Los responsables de estos centros deben velar por que el aislamiento físico no aísle socialmente a los residentes y se priorice en todo momento su salud tanto física como mental. El confinamiento no debe hacerse a expensas de las facultades físicas y cognitivas de las personas mayores, sino en atención a ellas", según Di Lollo.
MsF también hace constar "una gravísima carencia de protocolos para cuidados paliativos, final de la vida, despedidas y visitas" y revela "falta de claridad y de ejecución de medidas para el confort, sedación y cuidados paliativos de personas en estado terminal que no habían sido referidas a hospitales durante la epidemia, dejándoles morir con un sufrimiento evitable".