El sentido del tacto, desde el momento en el que nacemos, es esencial para el ser humano. Son numerosos los estudios que avalan la importancia de tocarnos para el bienestar de las personas. Es una de las formas más importantes de transmitir amor y cuidado.
Los pediatras destacan el valor de las caricias para el desarrollo emocional y físico de los bebés, y por lo tanto para la estabilidad emocional en el adulto.
La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto que nuestro mañana, tras el confinamiento, será diferente, la distancia social por miedo al contagio estará presente en nuestro día a día, por lo menos durante un largo periodo de tiempo.
Los españoles tendremos más dificultad para adaptarnos a ese mañana sin tanto contacto físico porque culturalmente estamos acostumbrados a tocarnos, estar cerca, sentirnos cerca, abrazarnos y besarnos.
Las medidas de distanciamiento social que se aplicarán tras el confinamiento serán difíciles de asimilar por muchos ya que la falta de costumbre hará que actuemos inconscientemente.
Esa falta de contacto físico puede generar tristeza, Javier Urra, psicólogo cree que pasar al aislamiento físico puede ser "terrible", porque la sociedad española "es muy de contacto" y recomienda "jugar con las sonrisas, tocarse con las palabras"
La geriatra Mª Dolores Ferri destaca que "la mejor terapia para los enfermos de Alzheimer y Parkinson es el contacto físico y la cercanía del cuidador, ya que el tacto es el único sentido que no degenera con estas patologías".
Investigadores del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC en Alicante, liderados por la doctora Guillermina López-Bendito, descubrieron el pasado mayo que el sentido del tacto se activa en el cerebro antes de nacer: Un estudio en roedores revela que la actividad cerebral espontánea durante las etapas embrionarias impulsa el mapeo del tacto en la corteza somatosensorial.
Un estudio organizado por el doctor Michael Murphy, director del departamento de psicología de la Universidad Carnegie Mellon en Pennsylvania, demuestra que los abrazos no solo son para los buenos momentos, sino que son mejores para los momentos conflictivos.
Cuando recibimos un abrazo, nuestro cuerpo libera oxitocina, la hormona del amor que nos ayuda a potenciar los vínculos intepersonales.