Uno de los requisitos que pone el Gobierno a las comunidades para poder cambiar de fase y seguir avanzando hacia la nueva anormalidad es que los hospitales estén preparados para posibles nuevos brotes. Por eso muchos hospitales no han querido desmontar todo el operativo que pusieron en marcha.
Jorge, paciente de coronaviurs, lleva día solo en su habitación del hospital Puerta de Hierro en el que ingresó hace casi un mes. Entonces tenía que compartir habitación con otros pacientes. Ahora no queda nadie salvo él, pero se mantiene la cama extra que pusieron para atender a la avalancha de afectados de COVID-19.
En el Puerta de Hierro duplicaron el número de camas de cuidados intensivos hasta llegar a 86 en cuestión de días. Se transformaron de arriba a abajo para combatir la pandemia. Por ejemplo, la sala de espera de familiares se utilizó como zona de limpieza para sanitarios. "Un hospital que tiene unas 600 habitaciones individuales en las primeras semanas por pudimos doblarlo, casi llegamos a 1200 camas", comenta el director del centro Julio García.
Según estipula el Gobierno de acuerdo al plan de desescalada, por cada 10.000 habitantes, los centros tienen que tener entre una y media y dos camas de cuidados intensivos, y entre 37 y 49 camas para enfermos agudos para hacer frente a un posible repunte de contagios. Es por esto que muchas de las dependencias de este y otros hospitales se mantienen limpia y vacías, preparadas para lo que pueda pasar.
"La idea es ésa dejarlo preparado de forma que si hiciera falta no tuviéramos que andar de nuevo corriendo. En cuestión de horas toda esta estructura podría volver a estar activa", apunta una de las encargadas de la habitaciones de este hospital.