Trabajan turnos nocturnos, jornadas largas u otros horarios irregulares puede provocar implicaciones negativas para la salud e incluso aumentar el riesgo de desarrollar cáncer, han alertado científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
El estudio demuestra que el cuerpo humano es como un reloj y que los ritmos del sueño y de la alimentación inciden de una forma evidente en nuestra salud. El estudio, que se realizó en 2016 pero que ahora vuelve a tener plena vigencia por los cambios en nuestra forma de vida señala que esta impacta de forma radical en el reloj circadiano del cuerpo, lo que conduce al deterioro de dos genes supresores de tumores, que pueden estimular el crecimiento de células cancerosas.
El autor principal del estudio, Thales Papagiannakopoulos, del Instituto Koch para la Investigación Integral del Cáncer de la MIT, ha logrado encontrar un vínculo entre el trabajo de turno nocturno rotativo y más riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, cáncer de pulmón, entre otros por jornadas de noche. El impacto en el sueño de las personas que tienen este tipo de vida es evidente aunque las pruebas se realizaron con ratones.
De hecho, un grupo de estos fue expuesto a un horario normal de luz/oscuridad, que involucró 12 horas de luz seguidas de 12 horas de oscuridad. El otro siguió un cronograma de “desfase horario”, que implicó la exposición a ocho horas adicionales de luz cada dos o tres días.
Los investigadores señalan que el horario del desfase horario simuló la interrupción del ritmo circadiano que los humanos experimentan cuando trabajan turnos nocturnos o viajan a través de diferentes zonas horarias. Luego, los investigadores “eliminaron” los genes Bmal1 y Per2 de ratones y expusieron a los roedores a horarios normales de luz/oscuridad. Esto también condujo a un crecimiento tumoral más rápido. En una investigación adicional, los investigadores descubrieron que los genes Bmal1 y Per2 se regulan cuando ocurre la producción de una proteína c-myc, conocida por promover el crecimiento del cáncer.
El equipo explicó que cuando estos genes se alteran, se acumula c-myc, lo que desencadena un aumento en el metabolismo celular, el crecimiento y la división, lo que puede impulsar el desarrollo del cáncer.
Además de respaldar sus hallazgos, al analizar muestras de tumores de pulmón humano, los investigadores identificaron niveles significativamente más bajos de expresión de los genes Bmal1 y Per2, así como una menor expresión de otros genes que regulan el ritmo circadiano.