Los hongos mágicos o alucinógenos están más cerca de convertirse en un tratamiento autorizado para combatir la depresión, después de que un estudio británico haya concluido que uno de sus ingredientes activos, la psilocibina, resulta ser segura y bien tolerada por pacientes sanos.
Científicos del King's College de Londres, en colaboración con la compañía de salud mental Compass Pathways, administraron psilocibina a 89 voluntarios adultos. A pesar de que la sustancia puede desencadenar episodios psicóticos y sensaciones de náuseas y mareos, no se registraron efectos negativos ni hubo eventos adversos graves. Eso sí, algunos pacientes experimentaron "cambios en la percepción sensorial y alteración positiva del estado de ánimo", efectos típicos de las drogas alucinógenas.
Los investigadores planean ahora pasar a una segunda fase de prueba, que involucraría a pacientes con depresión obstinada. Cabe señalar que la psilocibina usada en las puebas no se extrajo de los hongos alucinógenos, sino que se procesó en una laboratorio. "Los resultados del estudio son clínicamente tranquilizadores", indica el doctor James Rucker, investigador principal del primer ensayo. "Respaldan un mayor desarrollo de la psilocibina como tratamiento para pacientes con problemas de salud mental que no han mejorado con la terapia convencional", agrega. "Es como limpiar la casa en primavera. Sacas todo de los armarios. Luego aparece un amigo, ordena tus pertenencias y te ayuda a poner todo en un orden mejor", explica.
Esta no es la primera vez que los médicos investigan las drogas recreativas ilegales como tratamientos para afecciones de salud mental. Anteriormente se han explorado las posibilidades de la MDMA y el LSD, y este año se ha aprobado un aerosol nasal que contiene una forma sintética de ketamina para la depresión.
Más de 264 millones de personas en todo el mundo están afectadas por la depresión, una enfermedad que suele combatirse con antidepresivos como el Prozac. Pero estos medicamentos no funcionan para todos y por lo común son prescritos como un tratamiento a largo plazo.
Sin embargo, las drogas alucinógenas alteran rápidamente la función cerebral y podrían funcionar en unas pocas dosis combinadas con terapia, no solo contra la depresión, sino también contra la ansiedad, la adicción y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). De todas formas, tanto la psilocibina como otros alucinógenos aún tienen un largo camino por delante para ser aprobados y desarrollados como tratamientos legales.