Un hematoma subdural es a menudo el resultado de un traumatismo craneal grave. Este tipo de hematoma subdural se encuentra entre los más complejos de todos los traumatismos craneales. El sangrado llena la zona cerebral rápidamente, comprimiendo el tejido cerebral. Esto a menudo ocasiona traumatismo craneal y puede llevar a la muerte.
El tratamiento del hematoma subdural es urgente y depende de su tamaño. En general suele ser quirúrgico, abriendo un pequeño agujero en el cráneo (trepanación) para extraer la sangre del interior y reducir así la presión sobre el cerebro. Si el hematoma es pequeño puede no ser necesario realizar ningún tratamiento. Si el hematoma ha evolucionado de forma crónica puede ser preciso abrir el cráneo y limpiar la sangre de la zona.
Además de estas medidas, debe retirarse el tratamiento con anticoagulantes en los pacientes que lo estén recibiendo (al menos de forma temporal) y se deben dar medicinas para recuperar lo más rápidamente posible la capacidad de coagulación de la sangre.
Los hematomas subdurales también se pueden presentar después de un traumatismo craneal menor. La cantidad de sangrado es menor y ocurre más lentamente. Este tipo de hematoma subdural a menudo se observa en adultos mayores. Pueden pasar desapercibidos por varios días a semanas y se denominan hematomas subdurales crónicos. Con cualquier hematoma subdural, las pequeñas venas que están entre la superficie del cerebro y su cubierta externa (la duramadre) se estiran y se rompen, permitiendo que la sangre se acumule. En adultos mayores, las venas a menudo ya se han estirado debido al encogimiento cerebral (atrofia) y se lesionan más fácilmente.
Hematoma subdural agudo. En la mayoría de los casos, la aparición de un hematoma subdural produce adormecimiento progresivo (disminución del nivel de conciencia) y coma de instauración rápida, generalmente tras producirse el traumatismo. Sin embargo, en 1 de cada 3 personas, pueden pasar unas horas hasta que se va perdiendo la conciencia, periodo en el cual el paciente puede no tener síntomas, o tener un dolor de cabeza de intensidad creciente, asociado o no a una pérdida progresiva de fuerza en la pierna y en el brazo del mismo lado.
Hematoma subdural subagudo. En ocasiones el hematoma subdural evoluciona de forma lenta y progresiva durante días o incluso semanas. El paciente puede referir mareo, atontamiento, dolor de cabeza, se encuentra confuso y puede existir una ligera pérdida de fuerza en un lado del cuerpo.
Hematoma subdural crónico. A veces no produce ningún tipo de síntoma o una cefalea (dolor de cabeza) leve. El paciente muchas veces olvida el traumatismo. Posteriormente puede aparecer un deterioro cognitivo (demencia) progresivo con dificultad para pensar, cambios leves en la personalidad, pérdida leve de fuerza en un lado del cuerpo o, a veces, convulsiones (epilepsia).