Miedo al contacto por culpa del COVID-19: ¿En qué consiste la hafefobia y cómo se puede curar?
La hafefobia es el miedo a ser tocado. Esta fobia puede verse desencadenada o agravada por la crisis del COVID-19.
Si hace un año nos hubiesen preguntado por la ‘nueva normalidad’ o el ‘síndrome de la cabaña’, o si nos hubiesen preguntado quién demonios era Fernando Simón, la mayoría de nosotros no habríamos sabido qué responder. En los últimos meses nos hemos acostumbrado a una larga lista de términos que nada tienen que ver con el año pasado, pero no son los únicos que han aparecido con la pandemia de COVID-19: debido al estrés y a la situación actual, también han proliferado los problemas de ansiedad y las fobias.
MÁS
El aislamiento y la soledad, la tensión por el potencial contagio, las restricciones, la frágil situación económica, el luto… todo ello ha dado paso a miedos y fobias que muchos no conocíamos antes de la cuarentena. Entre ellos, destaca el miedo al contacto físico, la hafefobia, una fobia que saca a relucir el pavor cada vez que se toca a la persona en cuestión. En Yasss te contamos un poco más sobre esta patología.
El miedo al contacto
Durante los últimos seis meses, hemos escuchado que el contacto con otras personas nos hace enfermar, que podemos elegir “ser virus o vacuna”, que debemos lavarnos las manos veinte veces al día si no queremos acabar con la vida de nuestros abuelos, padres y vecinos. Se ha denunciado el contacto piel con piel hasta el punto de apoderarse de nosotros: para muchas personas, resulta chocante o incluso agresivo ver a gente abrazarse por la calle, por ejemplo. Eso sin hablar de ver un buen morreo en la calle, en vivo y en directo. El contexto en el que vivimos es el caldo de cultivo perfecto para que afloren problemas de salud mental, en particular la hafefobia.
También conocida como afefobia o hapnofobia, esta patología causa gran malestar a quien la sufre. Las fobias son trastornos de ansiedad, como explican desde Psicología y Mente, y quienes las padecen reciben síntomas ansiosos cuando se encuentran frente al estímulo fóbico, se lo imaginan o piensan en él. En el caso del contacto con otras personas, se trata de un estímulo tan habitual y prácticamente inevitable, que la persona que lo sufre no puede llevar una vida normal.
Las fobias se producen al asociar un determinado estímulo con una respuesta, en este caso el estrés o miedo al contacto. Es lo que se llama condicionamiento clásico, descubierto por el filólogo ruso Iván Pávlov y reafirmado por el científico norteamericano John B. Watson. Por suerte, estos trastornos pueden tratarse y superarse con ayuda profesional: ante los primeros síntomas, lo mejor es acudir directamente a la consulta de un psicólogo.
¿En qué consiste exactamente?
Quienes padecen hafefobia sienten un miedo irracional y de gran intensidad ante la idea de entrar en contacto físico con otras personas o al ser tocado. Las respuestas son cognitivas, físicas y conductuales, entre las que destacan la ansiedad y el intento, a toda costa, de evitar el estímulo fóbico. Esto puede hacer que quien lo sufre deje de salir de casa, acabe con sus estudios o termine un contrato laboral, entre otras, tan solo para reducir la posibilidad de ser tocado por otra persona. Evidentemente, esto deriva en problemas sociales serios, ya que la interacción con otras personas se convierte en una situación de riesgo para ellos.
Entre los síntomas podemos encontrar:
- Miedo inmediato o ansiedad ante la idea de ser tocado.
- Ataques de pánico, que pueden incluir un aumento de la frecuencia cardiaca, sudoración, sofocos o escalofríos.
- Creencia de que se está quedando sin aire y pensamientos de muerte inminente.
- Dolores de cabeza, malestar estomacal, hiperventilación.
- Actitud evitativa ante cualquier contexto en el que pueda ser tocado.
- Conciencia de que el miedo es irracional y desproporcionado, lo que puede devenir en una baja autoestima, ansiedad general, depresión y pérdida de la calidad de vida.
Para que el trastorno se considere una fobia, debe darse durante seis meses o más. Sin embargo, no hay que esperar tanto: cuanto antes se ataje, mejor se tratará. En cualquier caso, las fobias pueden tratarse sin problemas con asistencia psicológica (en ocasiones se recomienda acompañarlo de tratamiento farmacológico), normalmente con terapia cognitivo conductual. Gracias a ella, se pretende modificar los eventos internos y las reacciones de las personas para que el bienestar sea mayor. En ocasiones, se usa la técnica de la desensibilización sistemática, que consiste en exponerse al estímulo fóbico poco a poco, para ir aprendiendo estrategias más adaptativas y efectivas con las que afrontar el miedo.
El miedo a ser tocado es particularmente difícil de manejar (más en un país como España), pero con la ayuda adecuada se puede superar a largo plazo. Todas estas terapias han dado resultados y pueden ayudarte a salir de esta fobia que se interpone en tu vida.