Judit sufrió bullying en el instituto y todavía tiene secuelas: "Mi familia no tenía dinero y se burlaban de mí"
Según Fuensanta Cerezo, psicóloga y experta en violencia escolar, el 28% de los adultos que han sido víctimas de bullying, experimentan dificultades y secuelas en su vida adulta
“Pesadillas, ataques de pánico, miedo a conocer gente… Así pasé muchísimo tiempo hasta que con 24 años me pude permitir ir al psicólogo”
El bullying es una realidad en nuestro país. Anualmente, el Cuerpo Nacional de Policía registra alrededor de mil denuncias por acoso escolar en España. A esta cifra se suman todos aquellos casos que nunca llegan a las autoridades. ¿La razón? Miedo a que el bullying se vuelva más intenso, adultos que etiquetan el acoso como ‘cosas de críos’ o falta de sensibilización sobre esta problemática social.
A corto plazo, el bullying puede provocar problemas de ansiedad, depresión y estrés agudo en quien lo recibe. El primer paso en estos casos es salvaguardar la seguridad del menor. Desgraciadamente muchos profesores y padres hacen la vista gorda creyendo que las agresiones emocionales o físicas cesarán. Esto no suele suceder. En consecuencia, el acoso se puede cronificar durante años, provocando secuelas psicológicas que se prolongarán hasta la edad adulta.
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¿Qué consecuencias tiene el bullying?
En la infancia, el bullying puede provocar reacciones psicológicas diferentes dependiendo de si el acoso es físico o emocional, si los adultos reaccionan adecuadamente, si es mantenido en el tiempo o esporádico, si hay un grupo de amigos o aislamiento…
Como vemos, son muchas variables las que intervienen, pero las consecuencias suelen pertenecer a la siguiente lista:
- Ansiedad generalizada.
- Fobia social.
- Pérdida de interés por los estudios.
- Absentismo escolar.
- Tristeza e indefensión.
- Ideaciones suicidas.
- dolor de tripa o mareos los días de clase.
- Baja autoestima.
- Irritabilidad.
- Reacciones agresivas.
- Aislamiento respecto a los padres y otras personas de su edad.
Con el tiempo, el bullying desaparece, pero las consecuencias del acoso siguen manifestándose. Según Fuensanta Cerezo, psicóloga y experta en violencia escolar, el 28% de los adultos que han sido víctimas de bullying, experimentan dificultades y secuelas en su vida adulta.
“Pesadillas, ataques de pánico, miedo a conocer gente… Así pasé muchísimo tiempo hasta que con 24 años me pude permitir ir al psicólogo”
Judit tiene 26 años, trabaja en una clínica veterinaria y su vida social es totalmente plena. Sin embargo, sigue experimentando las consecuencias del acoso que recibió en el instituto.
“En primero de la ESO empecé a recibir bullying. Me decían que no me duchaba, que era una guarra, que olía mal y que daba asco. Mi familia no tenía mucho dinero y se burlaban de mí por ello”, recuerda. “Contaban cosas sobre mí y si alguien intentaba ser mi amigo o apoyarme, le alejaban. Pasé mi adolescencia sintiéndome sola, y todavía sufro las consecuencias del bullying que sufrí en el instituto”.
Insultos, vejaciones, rumores y aislamiento. Así fue la etapa más difícil de la vida de Judit. Después comenzó la universidad y todo cambió. “Me di cuenta de que podía ser feliz, pero me costó mucho superar lo que había pasado. Todavía me cuesta”.
“Me obsesioné con la higiene. Me duchaba varias veces al día porque me habían metido en la cabeza la idea de que daba asco. También era muy insegura. Si alguien ponía una mala cara, aunque no tuviese nada que ver conmigo, pensaba que era por mí”. Además de las dificultades en el plano interpersonal, Judit experimentó secuelas que requirieron tratamiento psicológico. “Todo iba bien por fin, pero la ansiedad me estaba matando. Pesadillas, ataques de pánico, miedo a conocer gente… Así pasé muchísimo tiempo hasta que con 24 años me pude permitir ir al psicólogo”.
¿Cómo afecta el bullying en la edad adulta?
El acoso, independientemente de si es físico o psicológico, puede provocar síntomas de estrés postraumático en las víctimas incluso años después:
- Pesadillas recurrentes o problemas para dormir.
- Recuerdos intrusivos del acoso en momentos en los que la persona está tranquila.
- Evitación. Por ejemplo, no pasa por delante de su antiguo instituto y ha borrado todas las fotos y recuerdos de la etapa escolar.
- Amnesia disociativa, no recordando momentos de la etapa escolar demasiado importantes como para haberlos olvidado de forma natural.
- culparte o creer que puede volver a suceder en el entorno social actual.
- Expectativas desproporcionadas sobre sí mismo, creyendo que nunca serás suficientemente bueno o buena.
- Desapego o extrañamiento hacia los demás.
- Dificultad para experimentar emociones positivas.
- Irritabilidad.
- ideaciones suicidas.
- Impulsividad.
- Problemas para concentrarse.
- Sobresaltos con facilidad ante estímulos o situaciones neutras. Por ejemplo, si te tocan la espalda sin darte cuenta o escuchas un grito repentino, te asustas de forma desproporcionada.
¿Cómo se puede superar el bullying?
Gestionar el bullying no es solo responsabilidad de la víctima. Todos, como sociedad, debemos trabajar para que la escuela sea un entorno seguro y condenar el acoso en cualquiera de sus formas.
Si eres menor y estás sufriendo bullying o conoces a alguien que esté pasando por esta desagradable situación, ponte en contacto con un adulto. Habla con tus padres o con tu tutor. Otra opción es llamar al teléfono contra el acoso escolar del Ministerio de Educación (900 018 018). Está operativo las 24 horas del día y es gratuito y confidencial.
Si eres adulto y estás experimentando las secuelas del acoso que sufriste en la infancia o adolescencia, no minimices tu sufrimiento. Intenta no dejarlo pasar, lo mejor es ponerle solución cuanto antes para evitar que las secuelas se cronifiquen todavía más. Habla con tu pareja, con algún amigo cercano o con tus padres. Desahogarte es sano.
Y, por supuesto, busca asesoramiento psicológico. Da igual si ya has recibido terapia o si es la primera vez que te pones en manos de un profesional. El tratamiento psicológico puede ayudarte a entender las secuelas del bullying y a desarrollar estrategias para gestionarlo.