El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo y la mitad de las personas que lo padecen no saben que lo tienen. Esta enfermedad provoca una pérdida de visión “muy progresiva, lenta, de fuera hacia dentro” y cuando un paciente llega a consulta porque nota que algo va mal “ya ha perdido mucho”, afirma el doctor Iñaki Rodríguez Aguirreche. Por eso los oftalmólogos insisten en las revisiones periódicas a partir de los 40 años. En España hay más de un millón de persona con glaucoma.
Hoy se celebra el Día Internacional del Glaucoma, una enfermedad crónica del nervio óptico que da lugar a una pérdida progresiva del campo de visión y que generalmente se debe a un exceso en la presión intraocular.
El paciente cuando sale de la consulta sabe que el glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo, explica Iñaki Rodríguez Aguirreche, especialista en glaucoma del Instituto Clínico Quirúrgico del Oftalmología (ICQO) y miembro de la Sociedad Española del Glaucoma (SEG). El doctor incide en que si la enfermedad se coge a tiempo se puede frenar o enlentecer. No obstante, el paciente debe tener claro “que lo que ha perdido de visión, perdido está”.
Hasta que la enfermedad está muy avanzada es casi asintomática. Es muy difícil detectar la pérdida de visión al principio porque es una enfermedad “lenta, en la que se pierde campo visual de fuera hacia dentro y no lo notas hasta que has perdido mucho”.
Entre el 3% y el 4% de las personas mayores de 50 años padecen glaucoma. El porcentaje se eleva al 5% en los mayores de 70 y al 10% entre quienes alcanzan los 90 años.
Los oftalmólogos recomiendan acudir a revisiones a partir de los 40 años cada cinco, o cada uno o dos años si eres paciente de riesgo. En este grupo están las personas de raza negra, asiáticos e hispanos, personas que padecen miopía o que tienen antecedentes de glaucoma en familiares de primer grado. También se incluyen a personas con diabetes o tratamiento crónico de corticoides orales, sin dejar de la lado la edad.
En la prevención del glaucoma los expertos también consideran importante el screening de estos pacientes de riesgo.
Para el glaucoma “no hay tratamiento preventivo, lo importante es el diagnóstico precoz”, explica el oculista. Esta es la única forma de evitar que esta enfermedad crónica acabe en ceguera.
Un diagnóstico a tiempo – con dos pruebas indoloras y rápidas- podría evitar la ceguera en el 95% de los casos.
Una vez diagnosticada la enfermedad solo hay tres opciones que ayudan a controlar esa presión ocular que provoca la ceguera. El primero de ellos es el fármaco, que consiste en un colirio administrado a diario. También está el láser y la cirugía.
Los pacientes con glaucomas más severos suelen ser casos de cirugía y los pacientes más leves suelen tratarse con gotas o láser, señala el médico.
Rodríguez Aguirreche hace hincapié en que los pacientes ya tratados deben hacer adecuadamente sus revisiones. “Hay casos que no progresan y otros que sí. Con el glaucoma pasa como con la diabetes que, a veces, se descontrola porque el tratamiento deja de funcionar y hay que cambiarlo. Por eso es importante el seguimiento, además del diagnóstico temprano”.
La Asociación de glaucoma para Afectados y Familiares (AGAF) señala que aproximadamente el 30% de los diagnósticos de Glaucoma empeoran y, en algunos casos, terminan en ceguera, porque el paciente no sigue el tratamiento correctamente, algo que afecta a más de 150.000 españoles.