"El consumo de galletas en niños debe ser ocasional y en pequeñas cantidades". La Organización de Consumidores y Usuarios, OCU, lo tiene claro. Así lo advierte tras los resultados del análisis que han llevado a cabo en el marco del Proyecto Alimentación saludable para el pequeño consumidor, con el apoyo del Ministerio de Consumo, y en el que se han analizado un total de 305 galletas infantiles.
Las galletas son uno de los alimentos más populares entre las familias a la hora de dar la merienda a los pequeños. No por ello, el más saludable. Al contrario. Son productos ultraprocesados, con un alto porcentaje de azúcares, harinas refinadas, grasas saturadas, edulcorantes y aditivos, que poco valor nutricional aportan a los niños en edad de crecimiento.
Para el estudio, la OCU ha tomado como muestra 305 galletas de 56 marcas, dividiéndolas en seis grupos diferentes:
El resultado: "ocho de cada diez galletas infantiles no son saludables", afirman. El ingrediente que más predomina en las galletas es el azúcar -uno de cada tres gramos-. Además 253 de las seleccionadas tienen una valoración D o E en Nutriscore, la más baja. Solo 14 galletas tienen una B y exclusivamente una obtiene una A, y se trata de las tradicionales galletas tipo María sin azúcares añadidos. Las que menos suele gustar a los pequeños, precisamente por eso. Aún así, estas galletas acumulan un 15% grasa.
La OCU lo tiene claro: aunque tengan una valoración nutricional A o B, el consumo de galletas debe ser mínimo. Lo ideal es sustituirlas por pan integral con aceite de oliva, queso, crema untable vegetal o tomate. Incluso un trozo de pan integral con un par de onzas de chocolate negro (mínimo 70% de cacao) resulta más sano. La fruta y los frutos secos naturales, sin freír ni salar, también podrían ser una de las opciones más saludables.