Tal y como ha dicho Salvador Illa en el Consejo de Ministros, España ha sido el país que se ha sometido al “confinamiento más duro” para frenar la expansión mundial del coronavirus, y eso nos permite hacer “una desescalada más segura y rápida” que nos lleve a la ansiada “nueva normalidad”.
En ese nuevo escenario, muchas cosas han vuelto ya, según sea la fase en la que se encuentre cada provincia o comunidad: las reuniones sociales con limitaciones, las salidas a las terrazas, aperturas de playas, piscinas y centros comerciales y, también, los exámenes de conducir, para todo el territorio nacional.
Estas pruebas también han tenido que adaptarse a las nuevas normas sanitarias que permitan, sobre todo, el lavado de manos y el distanciamiento social, clave para reducir los contagios de coronavirus hasta en un 70%, según los datos de la OMS.
Por eso, la DGT ha adaptado todos sus centros, en los que ahora hay otros protocolos: marcas en el suelo, separación, gel hidroalcohólico y mascarillas. Una vez identificado el alumno, el examen teórico se realiza sin papel y con la separación adecuada entre los aspirantes. Los exámenes prácticos, de momento, sólo se están realizando a motoristas, que también guardan las distancias de seguridad.
Las autoescuelas, sin embargo, sí han adaptado sus vehículos para dar las clases prácticas. El interior de los vehículos se ha reinventado: tienen mamparas en los laterales que separan por filas a los ocupantes. Y en el aula ocurre lo mismo: desinfección con ozono, y distancia, mucha distancia para luchar contra el coronavirus.