Un nuevo estudio que llega de la mano de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, defiende la efectividad de las actuales vacunas frente a la llamada variante gamma del coronavirus, anteriormente conocida como la variante brasileña variante brasileña; la P.1, a la cual se atribuye buena parte del incremento de muertes en Brasil, el tercer país más afectado por la pandemia, con más de 17,7 millones de contagios y más de 496.000 muertes desde su inicio.
Los experto, concretamente, descubrieron que la vacunación con una vacuna de ARNm induce respuestas de anticuerpos que protegerían a los humanos de la infección por esa variante, señalando que en las pruebas con varios ejemplares de hámster previamente infectados con las cepas que circulaban por primera vez a principios de 2020 también fueron protegidos del contagio con la variante gamma nueve meses después.
Así, aseguran que los hallazgos encontrados sugieren que tanto la infección previa por SARS-CoV-2 como las vacunas que se basan en cepas anteriores del virus aún brindan protección contra la infección por la variante gamma.
"Los animales estaban bastante protegidos. Puede haber personas que se infecten con esta variante aunque estén vacunadas o hayan sido infectadas previamente, pero no deberían contraer una enfermedad grave", han precisado.
Para las pruebas, el equipo de investigación estableció el año pasado el modelo de hámster sirio para Covid-19, después de demostrar que los hámsteres son altamente susceptibles al virus SARS-CoV-2 y desarrollan una enfermedad similar a la de los humanos, como la opacidad de vidrio esmerilado en sus pulmones. Además, también desarrollan anticuerpos duraderos que protegen contra la reinfección.
De hecho, otra razón por la que estudiaron la variante gamma en hámsters es porque, si bien estudios anteriores sugirieron que la P.1 podría unirse mejor a las células y resistir los anticuerpos creados por infecciones o vacunas previas, se sabe poco sobre la capacidad de la variante para replicarse en el cuerpo, cuánta enfermedad o patogénesis causa, o cómo de bien reaccionan las respuestas inmunitarias al virus.
De este modo, los infectaron con una variante aislada de P.1 o con una de las dos cepas anteriores del virus de muestras huamanas: una aislada de un paciente en febrero de 2020 y la otra de un paciente con una enfermedad. Cada una de las cepas se replicó de manera similar en la nariz y los pulmones de los hámsteres y causó una enfermedad similar que afectaba a los pulmones.
Tras ello, los investigadores analizaron si los anticuerpos en sueros convalecientes de 35 pacientes recuperados de la covid-19 o de personas que habían recibido la vacuna de ARNm de Pfizer-BioNTech podían neutralizar cada una de las tres cepas virales. Después de una infección o vacunación natural, el cuerpo produce anticuerpos que aprenden a reconocer la proteína de pico del virus SARS-CoV-2, que es responsable de unirse a las células.
Estudios anteriores han demostrado que una mutación de la proteína de pico, E484K, que se encuentra en las variantes gamma, puede cambiar la identidad de la proteína de pico lo suficiente como para que la variante pueda superar estas defensas. Sin embargo, señalan los expertos, los anticuerpos en la sangre de las personas vacunadas reaccionaron a las tres cepas, incluida la gamma.
Los anticuerpos en la sangre de los pacientes con covid recuperados también fueron efectivos para neutralizar cada una de las cepas. Sin embargo, de los 35 pacientes, uno había sido infectado con gamma y los anticuerpos de este individuo eran menos reactivos a las cepas no variantes.
En este sentido, lo que los expertos apuntan es que existen algunas diferencias importantes en la proteína de pico de gamma que podrían influir en la inmunidad, lo que justifica un mayor seguimiento. Además, descubrieron que la gamma, pero no otras cepas de SARS-CoV-2, puede infectar y replicarse en ratones, lo que sugiere que la proteína de pico interactúa de manera diferente con las células que las cepas anteriores.