La pandemia ha provocado una colisión frontal entre el uso de productos reutilizables para salvar al planeta y la utilización de las mascarillas desechables como medida fundamental de protección individual frente al coronavirus.
La organización ecologista Greenpeace lleva tiempo alertando del carácter insostenible del consumo de mascarillas desechables y aboga por el uso de modelos reutilizables. Se calcula que cada mes se utilizan en el mundo 130.000 millones de mascarillas desechables generando un volumen incalculable de residuos.
Al tiempo que diversos estudios han demostrado que las mascarillas de tela son menos eficaces para frenar los contagios, el debate entre salud y ecología sigue sin obtener respuestas claras. Greenpeace asegura que ya existen modelos de mascarillas reutilizables certificadas a nivel sanitario como efectivas para evitar los contagios. Además, argumentan que el aumento de residuos es también un factor que afecta de forma directa sobre la salud de las personas.
Un estudio publicado por Environmental Science & Technology asegura que el aumento exponencial de mascarillas y otro tipo de material desechable durante la pandemia, no solo ha provocado una mayor contaminación ambiental sino que también representa un riesgo muy significativo para nuestra salud.
A lo largo de los 14 meses de pandemia, han sido varios los expertos que han alertado acerca de un uso erróneo o poco eficiente del material sanitario de protección individual. Jodi Sherman, Directora del Programa de Sostenibilidad Ambiental de la Salud de la Universidad de Yale en los Estados Unidos, asegura que el uso de las mascarillas puede resultar contraproducente si no se realice de manera adecuada.
El pasado mes de marzo, una iniciativa legislativa promulgada por el Ministerio de Sanidad con el objetivo de hacer obligatorio el uso de mascarillas en playas y zonas naturales poco transitadas suscitó una oleada de protestas que hizo rectificar al Gobierno días después.
Ante la llegada del verano, las organizaciones ecologistas temen que el uso de las mascarillas en las playas y otros entornos naturales puedan afectan de manera muy negativa a los ecosistemas. En este sentido, el número de mascarillas encontradas el año pasado en el mar, hace temer por una degradación de la calidad de las aguas en todo el mundo y la muerte de algunas especies.