“La sociedad está hablando”, explica la socióloga experta en crecimiento empresarial, Alejandra Nuño- “pero lleva mucho tiempo hablando”, insiste. Es cierto que la pandemia y los efectos que la era covid está teniendo en la salud mental de millones de trabajadores en todo el mundo ha contribuido a dar un empujón al fenómeno conocido como 'La Gran Desbandada Laboral', The Great Resigntation. Pero para explicar este fenómeno no deberíamos poner el foco solo ahí.
El concepto fue utilizado por primera vez por el profesor de la Universidad de Texas y experto en psicología organizativa, Anthony Klotz, para describir una tendencia global que ya ha empezado a notarse en el mercado estadounidense, donde el número de personas que han dimitido de sus empresas ha alcanzado los cuatro millones. Se trata del mayor número registrado por Bureau of Labor Statistics (BLS) desde que empezó a recolectar datos en 2000.
“En Wall Street, explica Nuño, ya tienen un problema desde hace tiempo, ya salió en prensa hace mucho tiempo que el mejor talento de las mejores universidades, por primera vez no querían ir a banca de inversión y se estaban yendo a las tecnológicas porque les daba igual que les pagaran miles de más, porque ellos buscaban otras cosas”.
Consciente de que no hay datos aún sobre este fenómeno en nuestro país, Alejandra Nuño habla en todo momento desde su experiencia personal como observadora -curiosa- de las nuevas dinámicas que se están generando en la sociedad: “todas las semanas veo gente, especialmente a partir de los 40, con una desafección excepcional, de verdad. Del mismo modo, empiezo a tener muchos grandes ejemplos de personas que están decidiendo combinar diferentes alternativas de trabajo, y que me llama la atención…que pierden el miedo. Te hablo de gente que conozco, directivos renombrados que llegan a los 40 y pico y dicen: mira, me voy. Voy a trabajar en este empresa 4 horas, combino con clases en el IE, y además llevo dos proyectitos… y así soy más feliz”
Pregunta: Tal vez la pandemia lo que sí ha conseguido es dar un impulso a esta tendencia que los expertos ya veníais viendo desde hace tiempo.
Respuesta: Está claro que hay un movimiento mundial humanista, incluso hay alguien que lo llama como 'La Nueva Ilustración' (…) estamos en ese momento de transformación en el que hay una mentalidad en mi generación -la de los 70- con unos conceptos de compromiso distintos. Hay una transformación a nivel de liderazgo, porque ahora tienes que ir a un liderazgo humanista, completamente horizontal, porque de otra manera no funciona. De otra forma no funciona ya. Hay toda una tormenta perfecta, sí. Se están dando un montón de elementos que hacen que haya muchas personas que digan: "pues no quiero seguir trabajando así".
P: La pandemia, en ese sentido, sí ha hecho a muchas personas se replanteen cómo quieren trabajar…
R: La realidad es que el mundo, gracias a la tecnología, al teletrabajo y a las nuevas visiones, es que empieza a valorar, a resistir y a decir: “hay otras formas de trabajar y de vivir y las puedo contemplar sin miedo”. Y lo que tenemos que hacer lo público y lo privado y las personas, es adecuarnos a esas nuevas formas. Lo que sí ha llegado a España ya es el ‘no vale todo’ y que si el tener una nómina, el tener un contrato fijo, me va a llevar como individuo a una desafección total, a vivir una vida absolutamente vacía, ¡es que no me merece la pena! Entonces, estudiemos otras formas que a lo mejor hasta ahora eran consideradas como ‘no seguras’ y quizás sean menos seguras, pero quizás sean más seguras: porque al estar yo bien conmigo mismo y tener una vida más plena como individuo, más sencilla y mas coherente con mi forma de producir y de ser y mi singularidad y mi aportación de valor, pues a lo mejor es más segura a medio/largo plazo.
P: ¿ Cada vez hay menos miedo al emprendimiento entre la gente mayor?
R: Sí que es verdad que esta reivindicación de la que hablo quizás hasta ahora había estado muy en la gente joven, en los milénials…a mí me parece que los séniors también estamos haciendo una revalorización y hay que reivindicarla.
P: De hecho son los séniors los que se están sumando a La Gran Desbandad laboral…
R: La gran desbandada la están protagonizando trabajadores de 30 a 50 años que por primera vez están perdiendo el miedo a no tener una estructura que, más que proteger, esclaviza y vacía. Porque en una sociedad como la nuestra, el crecimiento ya no puede ser a cualquier precio.
P: Efectivamente, dices que cada vez hay más rechazo a la estructura fija de la empresa tradicional
R: Lo importante para mí es que la estructura no es la dueña ya…y que hay más estructuras posibles. Y la estructura no es lo que proporciona la certidumbre. Porque si la certidumbre que te va a proporcionar la estructura va a ser una desafección y un vacío humano por dentro y una no conciliación contigo mismo como persona, ya no con tu familia, sino contigo mismo. Pues no merece la pena la estructura, porque al final, quizás eso, entre otras muchas cosas es lo que está derivando en que tomemos miles de ansiolíticos.
P: ¿A eso te refieres cuando dices que la estructura mata?
R: Me refiero a que las empresas, por tener una estructura, no pueden permitir todo… a que la estructura no puede ser corrosiva, la estructura tiene que ser una forma de empoderar la singularidad, la humanidad y la diversidad…y hoy en día, si no haces eso, no hay empresa, así de claro te lo digo…
P: Entonces entiendo que son las propias empresas -las de las viejas estructuras rígidas- las que tienen que cambiar para evitar esta gran desbandada laboral…
R: A lo mejor dentro de 10 años los niños de ahora viven ya estructuras distintas, más horizontales, más saludables, donde verdaderamente la diversidad y la integración es un hecho, donde la tecnología aportará automatizaciones que nos permitan tiempo de calidad, donde las oficinas y los espacios estén preparados (…) Porque lo que estaremos fomentando será la salud individual y la coherencia con nosotros mismos… y a lo mejor, así, nuestra productividad es mucho mayor. A lo mejor el día de mañana convivirán empresas que tengan una conciencia de salud interna y una conciencia de un legado social.
P: El fin de la estructura en la nueva 'era del cuidado'; ese sería tu lema. ¿Qué significa la nueva 'era del cuidado'?
R: Es muy importante que esas futuras empresas tengan conciencia de salud interna y compromisos serios y que estén preparadas para la salud, porque habrá una cultura entorno a la salud.
P: Todas estas estas tendencias de las que hablas, ¿las estamos viendo también ya en España?
R: No lo tengo claro... y ahí está el gran debate, el debate es si esto que está pasando en EEUU va a llegar aquí. Pero el hecho de que hablemos de ello ya es mucho. Yo no tengo los datos, lo que tengo claro es que estamos en un momento en que nos planteamos nuevas formas de vida y nuevas estructuras y a mí eso me parece superimportante, por ejemplo, cuando está ahora todo el tema de la reforma laboral y el futuro del trabajo…¡pues qué quieres que te diga! Creo que estamos en ese momento de cambio sistémico total.
P: Para terminar, ¿Cuál es el mayor reto ahora mismo en el ámbito laboral?, ¿qué pasos deberíamos dar en ese sentido como sociedad?
R: Ahora, quizás, por primera vez, es el momento de incentivar cambios sociales, un nuevo sistema de gobernanza de vida que promueva una coherencia operativa con lo humano, con lo emocional, y por qué no, con una verdadera calidad de vida a nivel profesional. Y para ello hay que promover nuevos formatos laborales que incentiven la libertad, que llenen de ilusión a los individuos, humanicen su existencia, que les proporcionen posibilidades de elección. Paradójicamente, puede que no nos importe hacer más horas para nuestro propio proyecto que para organizaciones vacías de vida. Creo en 'la cultura del cuidado' como eje de crecimiento sostenible, porque a veces lo que más importa no es el dinero, ni tampoco el éxito, sino sentirse valorado, trabajar en coherencia con la vida, con nuestros valores, con nuestra comunidad, y por supuesto, con un firme compromiso por dar lo mejor de cada uno de nosotros mismos. Tenemos la oportunidad de ser sujetos activos de valor.