Cuando la psicóloga infantil Úrsula Perona se enteró de que era una persona altamente sensible (PAS) ya era adulta, ya era psicóloga, “es un término tan poco conocido, que no se estudia en los libros de psicología porque en mi día, cuando yo hice la carrera, eso ni se nombraba”. Y si se nombraba, el término generaba mucha confusión porque se solía asociar a personas de apariencia frágiles y blandas... y no es así para nada. De hecho, explica Perona, “muchas personas PAS que conozco dan una imagen totalmente opuesta de fortaleza, con esos escudos que nos ponemos”.
Si para un adulto es difícil identificarse como persona altamente sensible, es fácil imaginar lo complicado que puede resultar identificar este rasgo de alta sensibilidad en un niño. De hecho, las reacciones sobredimensionadas que suelen tener los niños altamente sensibles (NAS) las solemos atribuir a oposicionismo, desafío o chulería. “Pero es que un niño de 2 años no piensa en desafiarte, o sea, no tiene esa capacidad: le molesta algo a lo mejor a un nivel que tú no te imaginas, porque sensorialmente tiene una fineza increíble y nosotros no lo entendemos y nos enfocamos únicamente en la conducta”. Los niños altamente sensibles, son niños muy sensibles a los estímulos sensoriales, son empáticos, analíticos, perciben el mundo de otra manera, todo es más intenso para ellos, lo cual incluye lo bueno y lo malo. Por todo ello necesitan un acompañamiento especial.
Úrsula Perona acaba de publicar su segundo libro NAS, Niños Altamente Sensibles (Toromítico 2021) una obra fundamental para conocer al niño altamente sensible y entender sus necesidades; una obra que nos ayuda a comprender los comportamientos de un NAS y nos enseña la mejor manera de acompañarle en su crecimiento para que se desarrolle en plenitud; una obra que derrumba muchos de los mitos que existen entorno a los mal llamados niños ‘llorones’, ‘quisquillosos’, ‘mimados’ o ‘maniáticos’. Porque la alta sensibilidad es un rasgo que comparte entre el 15 y el 20% de la población y es visible ya desde los primeros meses de vida.
Pregunta: La alta sensibilidad es visible siempre que uno esté dispuesto a verla. Entiendo que muchos de estos NAS no son visibles porque ni siquiera sus padres saben que existe este rasgo...
Respuesta: Yo, que trabajo mucho con adolescentes, no te imaginas que los más 'macarras', los más 'folloneros', los que más problemas dan a los padres, son los más sensibles de todos…es curiosísimo. Yo creo que están desbordados, que es tan intenso lo que sienten, no tienen ningún control y lo expresan así. Algunos se van a adicciones o a fumar porros porque no tienen recursos. Y por la imagen que dan, jamás lo pensarías…pero cuando yo les explico y empiezan a evolucionar en la terapia, es que sus padres me dicen: “¡Jamás hubiéramos pensado que iba por aquí el tema! Si lo que vemos es todo lo contrario, es un crío que nos trata a patadas”.
P: ¿Qué es lo que suele ocurrir cuando unos padres no tienen identificado que tienen un hijo NAS?
R: Si yo pienso de mi hijo: “mira qué caprichoso es, qué maniático, todo el rato exigiendo”, cuando hay una atribución negativa que no identifica bien la causa, yo voy a responder diferente que si me doy cuenta de que es porque es un NAS. “Mira, ha venido enfadada y ha dado un portazo; seguro que le ha ido hoy mal con sus amigas en el cole”... si pienso eso, yo me voy a comportar de otra manera que si pienso: “ya está aquí la niña faltándome al respeto”. En este caso entraré en su habitación y le pegaré una bronca. Es que el manejo de la situación cambia completamente cuando realmente lo enfocas bien. Lo primero es tomar conciencia de las cosas y cuando la atribución es correcta, ya todo cambia.
P: ¿Qué recomiendas a los padres en esa línea, algo que les ayude a identificar si su hijo es un NAS?
R: Siempre digo a los padres, ¿qué es lo más importante de todo en la crianza? Lo más importante es tomarse el tiempo de conocer bien a tus hijos, porque es que no los conocemos. No los conocemos, tienen un mundo interior al que no accedemos, sobre todo en la adolescencia, y si no lo conoces, ¿cómo le vas a tratar?, ¿cómo le vas a dar lo que necesita?, ¿cómo le vas a guiar de la manera adecuada para conectar con él? No puedes porque no lo conoces (…) Como padres, todo el rato reaccionamos. Los hijos hacen y nosotros reaccionamos a lo que hacen, no tomamos esa distancia que hace falta.
P: En el libro das todas las claves para identificar a un NAS, ¿puedes dar alguna pincelada que nos permita entender por qué es tan importante identificar este rasgo en un niño?
R: Todo le va a impactar más al NAS, todo le va a dejar más herida y más huella precisamente por la manera en que experimenta las emociones y por la manera en que procesa la información. Su cerebro no funciona igual que el de los no NAS, no solo es un tema de sensibilidad, es un tema de cómo analiza la información, cómo la memoriza, cómo la recupera. Por ejemplo, para tomar una decisión, los niños que no son NAS: hago algo, veo la consecuencia y modifico si no es la consecuencia que a mí me gustaría. Ensayo error, diríamos. El niño NAS no hace eso, lo que hace es: analizo, analizo, analizo, valoro las consecuencias, y luego actúo. Entonces tardan muchísimo más en tomar decisiones, aparecen como más miedosos o precavidos o ansiosos poque están analizando muy profundamente. Generalmente luego se equivocan muchísimo menos que los otros, pero porque han tenido un periodo mucho más amplio de procesamiento de la información y toma de decisiones.
P: O sea, que no es solo un tema de sensibilidad sensorial…
R: No solo es un tema de sensibilidad sensorial o de sensibilidad en cuanto a emociones, es que son diferentes a nivel cognitivo, en la manera en que procesan la información, toman decisiones y en la conciencia…es muy importante porque tienen un área del cerebro -que se ha visto en neuroimagen, no es solo que lo observemos- que funciona diferente. Por ejemplo, la ínsula es una parte del cerebro que está encargada de la conciencia, es donde se aloja la conciencia, que es la capacidad que tú tienes de pensar sobre ti mismo. Si yo tengo autoconciencia, soy consciente de mi estado mental, de si hoy estoy triste…eso me lo permite la conciencia, observarme a mí mismo. Esa capacidad está superactivada en los NAS: la ínsula. Además tienen muchas más neuronas espejo que una persona que no es PAS, es decir, que la ciencia nos da pruebas claras de que funcionamos distinto.
P: Una vez tenemos la sospecha o sabemos que tenemos un hijo NAS, ¿cómo recomiendas que actuemos?
R: Lo primero es respetar cómo es tu hijo y si es un niño con necesidades porque le pica la costura de los calcetines…chica, ¡pues cómpraselos sin costura!…es que a veces nos ponemos duros en posiciones en cosas absurdas. Elige las batallas, no te encabezones, no hagas atribuciones erróneas, respeta al niño como es, y eso no quiere decir que le vayas a sobreproteger ni a tenerlo entre algodones. Es hacerlo desde el respeto hacia él, y que vas a ir trabajando en dos planos. Porque ¿qué quiero yo para mis hijos?, ¿cómo considero que le ayudaré a desarrollarse para encontrar el día de mañana equilibrio emocional?, que sepa equilibrar las cosas, que no sea una veleta, que pueda afrontar la vida con sus cosas buenas y malas, que tenga bienestar, que se conozca a sí mismo, que tenga una buena autoestima…¿cómo hago yo todo eso? pues yo creo que trabajando a corto y largo plazo a la vez. Yo no puedo centrarme solo en las necesidades que tenga ahora, porque tú educas para hoy pero también para mañana. Entonces, sabiendo cómo es el niño y lo que puede o no tolerar en cada momento de su desarrollo, tú te vas adaptando.
P: ¿Me puedes poner un ejemplo de cómo sería eso de irme adaptando a sus necesidades y trabajar a la vez el corto y el largo plazo?
R: Por ejemplo, que un niño necesita estar todo el día en brazos porque tiene un apego muy fuerte o porque es muy sensible, pues genial, tú te adaptas y haces mucho porteo, colecho y todo lo que haga falta. El carro no lo va a probar y la cuna no va a saber lo que es…¡y está bien!. Pero también voy a trabajar en su independencia, porque yo no quiero que sea un niño pegado a mí cuando tenga 8 años. Me gustaría que fuera independiente, que tuviera un apego seguro. Entonces yo le voy a dar esas dos opciones, voy a ir ahora dándole lo que necesita según sus necesidades de ahora, pero voy a ir animándole, acompañándole para que consiga tener una independencia…ese es el equilibrio difícil cuando educo: un pie aquí y un pie en el mañana. Cuando educo, no puedo tener los dos pies aquí, porque así estoy limitando mucho todo.
P: ¿Qué problemas puede tener de adulto un niño altamente sensible al que no se la ha acompañado durante su desarrollo como necesitaba?
R: Tienen tasas de depresión y de ansiedad mucho más altas que el resto de la población, sobre todo cuando han tenido infancias traumáticas (…) unos padres poco responsables con las necesidades del niño NAS, ¿qué va a pasar?, pues que va a tener muchas más heridas de infancia…no hace falta que un trauma sea haber sufrido un abuso sexual, hay traumas pequeñitos, como quedarte encerrado solo en una habitación o en el ascensor o que se rían de ti cuando sales a la pizarra. Hay cosas que pueden causarte una herida que luego condiciona cómo vas a seguir actuando y reaccionando el resto de tu vida. Los NAS son más vulnerables a eso, pero es verdad que luego, precisamente por esa sensibilidad que tienen, esa inteligencia, esa capacidad analítica, responden mucho mejor a las terapias. Esto es muy curioso porque tienen mucha más resiliencia. Niños que han vivido infancias traumáticas NAS y no NAS, en los experimentos, responden muchísimo mejor a la terapia los NAS que los no NAS.
P: Todo esto que me cuentas me lleva a una reflexión sobre la necesidad que tenemos lo padres de aprender a educar. ¿Muchos siguen creyendo que por el hecho de ser padres ya lo saben todo?
R: Cuando oigo en consulta a los padres diciéndome: “es que yo creo que lo hago bien, es que yo creo que lo hago todo bien, es que yo no creo que tenga que cambiar nada, es que lo hago por su bien”…yo me quedo mirándolos y digo ¿de verdad te crees que no haces nada mal en la crianza de tus hijos? ¡Es que a mí, que me parece un mundo! y tengo unos estudios que me aportan ya mi base y pese a eso me parece que tengo mil dudas, tengo que pedir a veces asesoramiento o he tenido que llevar a mis hijos al psicólogo en momentos puntuales porque yo veía que no podía acceder a ellos…y la gente no se cuestiona nada. Eso de la autoridad… “es que como soy el padre o la madre, es que sé que lo mejor para él es esto”… bueno pues para él según tú, pero según yo sería otra cosa. Y si le preguntamos a él, a lo mejor sería también diferente.
P: Por otro lado, también cada vez se ve a más padres comprometidos con eso de aprender a educar, padres que se cuestionan a ellos mismos. Tenemos esa parte también en la sociedad ahora mismo. ¿Las cosas han cambiado mucho en los últimos años con tantas propuestas educativas?
R: Sí, claro, yo veo un cambio de los padres ahí…yo te aseguro que mis padres no leyeron un libro de crianza en su vida ni de educación, no sé los tuyos…eso ha cambiado, pero también tiene una cara oscura eso y es la sobreinformacion y las dudas que se generan, porque mucha gente no tiene pensamiento crítico. Porque hay mucha información mala también. Yo lo veo de propios profesionales de mi área, de psicólogos, que dicen unas barbaridades que te caes para atrás.
P: Internet también contribuye a generar mucho 'ruido' en ese sentido…
R: Por ejemplo, en las redes sociales ahora está muy de moda todo lo políticamente correcto, hasta el punto de que ya no se le puede decir a los niños eso de “pórtate bien que si no los Reyes no te traerán nada”, como si les fuéramos a causar un trauma…no es correcto decir eso, como mil ejemplos más de cosas que no es correcto decir ¿y así qué pasa? Lo primero que a nuestros hijos estamos metiéndolos en una burbuja, tienen la piel tan fina, que luego yo los tengo a todos en terapia por ansiedad o depresión por el pestañeo de una mosca. Y luego, que eso no es el mundo real: en el mundo real hay consecuencias a las acciones. Si yo no voy a trabajar, pues no cobro a final de mes. O sea, a lo mejor si tú suspendes otra asignatura, pues no van a venir los Reyes este año…¡y no pasa nada, es la realidad, el mundo es así! Pero claro, yo veo todas esas cosas en redes sociales y luego veo 5.000 comentarios: “sí, es verdad es verdad, porque se van a traumatizar”. Vamos a ver, ¿tú estás traumatizada porque tu madre te dijera "pórtate bien, que los elfos ya están mirando por la ventana a ver si no van a traerte nada"? Es que nos pasamos, se nos va la olla y no nos lo cuestionamos.
P: Nos vamos a un extremo o a otro…o al de “no porque soy tu padre y lo digo yo”, o el de “no le digas que no al niño no le vayas a traumatizar”... Parece que lo más exigente para los padres es conseguir el equilibrio.
R: Es que es lo que más cuesta, sí: encontrar el equilibrio… y luego permitirte también mantenerte firme con las modas educativas. Tú también tienes como padre una libertad de cátedra, igual que los profesores. Está muy bien todo lo que se lleve y lo que no, pero tú tienes que respetar tus propios valores, tu estilo educativo, dejarte llevar por tu sentido común y tu intuición… A mí me vienen padres primerizos a la consulta, agobiados, preguntándome que si le dicen que no a su hijo, se va a traumatizar. No, se va a traumatizar como no le digas que no mil veces…porque entonces no va a saber frustrarse y va a salir al mundo y se va a pegar un peñazo increíble. Entonces estamos como muy perdidos. Ahora está muy de moda todo el tema del apego. Yo estoy a favor de una crianza con apego y ya lo habrás visto en mi libro, pero eso no quiere decir que no tenga que poner límites ni guiarles. Porque una cosa es el amor y otra cosa es la guía.