Si en vez de enseñar matemáticas a nuestros niños sumando manzanas, se las enseñáramos sumando los grados de alcohol que hay en cada cubata que se toman o en cada consumición que ingieren en un solo botellón, estaríamos dando un paso de gigante hacia la prevención del abuso de alcohol en nuestra sociedad.
Así de tajante se muestra la psicólga y profesora de la Universidad de Valladolid, María Francisca Calleja, coautora de Jóvenes y abuso de alcohol: educar paso a paso en prevención. El libro es el resultado de varios trabajos de investigación entorno al consumo de alcohol entre jóvenes universitarios realizados por Calleja en los últimos 30 años. Porque hace 30 años esto ya era un problema social en nuestro país; hace 30 años ya se hacían estudios y propuestas de intervención para la prevención del abuso del alcohol en el ámbito de la educación y, sin embargo, hemos llegado a 2021 sin soluciones eficaces.
Prueba de ello es que, en España, los adolescentes empiezan a consumir alcohol a los 14 años de promedio, según datos de una encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España realizada en 2016 con jóvenes de 14 a 18 años. Además, el 76,9% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha bebido alguna vez en su vida, el 21,8% se ha emborrachado en los últimos 30 días y el 31,7% ha bebido cinco o más copas, vasos o cañas de alcohol en un tiempo aproximado de 2 horas.
Estamos ante un problema social, explica María Francisca Calleja, un problema al que tiene que responder la sociedad en conjunto: todo el sistema educativo, familias, escuela, universidad, y medios de comunicación. “Han pasado 30 años desde que hicimos el primer estudio…llevamos 30 años ya con esto y todo sigue igual o peor. ¿Y alguien ha hecho algo? No, nada, nadie. Eso es lo más lamentable, todos mirando para otro lado”, insiste.
En Jóvenes y abuso de alcohol: educar paso a paso en prevención, María Francisca Calleja explica -basándose en los resultados de sus investigaciones- la necesidad de concebir la prevención de abuso del alcohol como formación, no como una intervención aislada, puntual y que se limita a informar, sino formar en la prevención del abuso de alcohol de forma continua, endógena y transversal…porque eso es lo que realmente queda y cala, asegura la psicóloga.
Pregunta: ¿A qué te refieres con que la intervención desde la educación para la prevención del abuso de alcohol debe ser continua, endógena y transversal?
Respuesta: A que hay que intervenir desde dentro de sistema educativo de forma endógena, desde dentro y de manera continua, es decir, de abajo a arriba, yendo por todos los niveles del sistema educativo, por los distintos hitos evolutivos: infantil, primaria, secundaria, universidad incluida. Y la tercera cosa, además de endógena y continua es que sea transversal. Y aquí, en el transversal, entran todas las áreas curriculares, es decir, las áreas curriculares tienen que impregnar sus contenidos de esta realidad social como es el abuso de alcohol de los jóvenes. Mientras esto no lo hagamos, nuestros estudiantes siguen sumando manzanas cuando lo que tienen que sumar son los grados de alcohol en cada una de las cosumiciones y hacer ejercicios multiplicando: “Si tomo tanto de un cubata, más tres cubatas, más un calimocho, más cinco copas con tantos grados de alcohol cada una, ¿qué repercusión tiene esto a medio- largo plazo en el hígado y en el cerebro?” ¡Es que hay muerte de neuronas!
P: Los programas puntuales que en la actualidad se hacen en los institutos y colegios para informar sobre el consumo de alcohol ¿no son eficaces?
R: No, eso no vale para nada: no se trata de dar informaciones aisladas desde fuera del sistema educativo, porque muchos, lo que hacen, es que el comisionado de las drogas, programa una serie de actividades; va a los centros, lo suelta y se va. ¡Eso no vale para nada! Se han hecho muchas cosas de ese tipo y lo único que podemos comprobar es que no han sido lo suficientemente efectivas.
P: Tu propuesta es muy innovadora: que los contenidos de las diferentes asignaturas integren esta problemática para que así cale de verdad en los estudiantes. ¿También habría que implicar a las editoriales?
R: Claro, es una llamada de atención también a las editoriales para que los contenidos curriculares los impregnen de estos temas: en problemas de matemáticas, en comentarios de texto, en análisis de textos de la vida diaria, en análisis de imágenes: pon una imagen de los jóvenes desalojados de un botellón peleándose con la policía, ponles la imagen y a comentar esa imagen. Eso es la vida real ¿y qué hacemos? Nada (…) necesitamos que se hable del abuso del alcohol en ciencias sociales, ciencias naturales, matemáticas, química, física, etc…es una auténtica innovacion, pero es el auténtico paso hacia soluciones eficaces. Ahí está la clave.
P: ¿Cómo se explica desde la psicología que este tipo de aprendizaje transversal llega más, es más efectivos?
R: Impregnar las distintas áreas de estos contenidos con el tema del abuso de alcohol es trasladar una realidad social, es llevarlo a lo que están aprendiendo los hijos. Es una forma de hacer significativo un aprendizaje, porque esto [el abuso de alcohol]es lo que tienes ahí y es lo que haces. Y es necesario que sepas las consecuencias que esto tiene, y que eso se analice en el aula, y que se escuchen unos a otros, porque…¡gran verdad!: esto es un problema de los jóvenes, sí…¡pero no de todos los jóvenes! Hay muchos jóvenes que abusan, pero otros que no abusan y a esos son a los que hay que escuchar, porque esos son los que tienen que intervenir con los iguales. Y a esos son a los que yo llamo ‘mediadores sociales en el grupo de iguales’.
P: Claro entiendo que estos jóvenes que no consumen tanto alcohol, tienen pocas cosas en común con los que sí abusan. Entonces, en la calle no van a hablar de esas cosas porque ni siquiera se van a juntar. Es importante darles ese espacio de comunicación dentro de las aulas. ¿Te refieres a eso?
R: Claro, claro… eso es, hacer debates y si además en matemáticas les cala la idea porque van resolviendo el problema, pues así el tema va calando más y más, porque todo va con una semántica y esa semántica es la que va dejando poso.
P: Todas estas ideas que propones parecen muy novedosas, pero en realidad son el resultado de muchos años investigando este tema. ¿De dónde salío ese interés por el consumo abusivo de alcohol en los jóvenes?
R: Surgió hace 30 años de un interés personal, pero también profesional, porque yo trabajo mucho con jóvenes, porque estaba en contacto con ellos en la Univeridad (…) veía fiestas en el campus, fiestas en ocasiones especiales, siempre que había el patrón o la fiesta típica de ingenieros o de teleco, pues allí, en el campus correspondiente había un botellón y veíamos un asistencia masiva porque era un reclamo para otros jóvenes y no tan jovenes...porque eran niños, eran menores de edad (…) La causa de que me interesara el tema es que esto es una realidad. Yo me planteaba, como madre en aquellos momentos de un hijo adolescente, pues bueno, ¿qué es esto? Entonces, yo estaba en el área de Psicología Evolutiva y de la Educación, dando Psicología Evolutiva y de la Educación a los futuros maestros, entonces te tienes que plantear desde la escuela y la familia: estos chicos que van a ser maestros dentro de dos años, ¿con qué panorama van, que van a decir, qué criterios tienen? Entonces, ahí surgió mi primera pregunta. El plantearles eso a ellos en el aula: ¿Esto cómo lo véis?, ¿qué causas creéis que están detrás del abuso de alcohol? Y ahí empezó el primer paso.
P: De ahí salió el primer documento, que en su día se publicó.
R: Empezaron a decir esas causas y lo grabamos en vídeo y luego eso se publicó en la Universidad. Se publicaron las respuestas que habían dado y el análisis que hacían en conjunto un grupo de estudiantes de las causas [del abuso de alcohol] y las conclusiones a las que llegaron.
P: Precisamente, esas conclusiones fueron clave para la siguiente investigación. ¿Qué preguntabas a los jóvenes en esa segunda encuesta?
R: La pregunta era: '¿Cómo prevenir a tu juicio el abuso de alcohol desde la familia y la escuela?' Y dieron 700 respuestas.
P: El valor de eso es que eran los propios jóvenes los que proponían las soluciones.
R: Claro, es que no se trata de que el adulto venga a decirles lo que tienen que hacer. Mi planteamiento era escuchar sus criterios, sus principios, sus razones por las que abusar del alcohol.
P: ¿Qué tipo de soluciones proponían entonces los estudiantes? Estamos hablando de hace más de 20 años…
R: Los estudiantes decían que echaban en falta que en los centros educativos no hubiera un programa de formación sobre prevención y al mismo tiempo echaban en falta que no hubiera suficiente atención tutorial, los propios estudiantes demandaban más atención tutorial.
P: ¿Que decían los profesores?, ¿les preguntaste también a ellos?
R: Los profesores pedían a la administración educativa que se tomara más en serio ese problema y que impulsara los departamentos de orientación y dieran más importancia a la labor tutorial. Y, sobre esto, no solo no se ha hecho nada, sino que sigue igual…o sea, nada: labor tutorial hay cada vez menos.
P: Por último, te pido una reflexión sobre si aún estamos a tiempo de implementar todas estas ideas que propones…porque entiendo que no podemos esperar resultados a corto plazo ¿verdad?
R: ¡Claro!, fijate si se hubiera aplicado todo esto hace 30 años cuando yo empecé a decir esto mismo…pero tampoco sirve lamentarse de que no se haya hecho nada todavía. Lo importante es que se empiece a hacer cuanto antes.