La vacuna española va lenta, pero puede ser la gran sorpresa de la carrera contra el coronavirus. La doctora Matilde Cañelles, miembro del CSIC, lanza una apuesta por la vacuna del doctor Luis Enjuanes. Trata el virus entero, podría ser de aplicación nasal y evita que la persona sea contagiosa. Es decir, la vacuna española, algo que no parece claro en el caso de las vacunas de Pfizer y Moderna, que siendo en principio válida para evitar que una persona pueda padecer de una forma grave el virus, no garantizan que una persona vacunada deje de contagiar.
"La vacuna del doctor Luis Enjuanes lo que hace es introducir mutaciones de manera que el virus no va a ser capaz de infectar, ni reproducir la enfermedad, con lo cual es la vacuna por antonomasia. A nivel de respuesta inmune es la más potente que puedes producir. Yo predigo que la de Enjuanes sí que podría abarcar todo el espectro de la población y además podría evitar que las personas estuvieran contagiosas antes de desarrollar la respuesta inmune. Aunque vaya más lenta, y su tercera fase sea en 2021", detalla la doctora Cañelles a Informativos Telecinco.
Y ¿por qué con las de Pfizer y Moderna sí puedes contagiar una vez vacunado? “El sistema inmune, cuando tú tienes la vacuna, no es que el virus ya no te ataque, el virus te ataca, e intenta infectarte, entonces desarrollas la respuesta inmune más rápido porque has estado en contacto con la vacuna. Pero como esto es un virus respiratorio, que entra por la nariz y puede infectar las vías respiratorias altas, es posible que las personas que hayan tenido la vacuna todavía sean contagiosas mientras están combatiendo al virus”, precisa la investigadora del CSIC.
Tanto la propuesta de vacuna de Pfizer y BioNTech como la propuesta de Moderna se basan en tecnología de ARN mensajero (ARNm). En estos casos, en lugar de introducir en el organismo un patógeno atenuado o una parte de este para que nuestro cuerpo reaccione y desarrolle defensas frente al invasor (es decir, el que sería el funcionamiento habitual de las vacunas), lo que ocurre es que el ARNm da las instrucciones para que sea nuestro propio organismo el que produzca el antígeno.
Reino Unido será el primer país en vacunar a su población. Lo hará a partir de la semana que viene con la vacuna de Pfizer, la misma con la que España espera iniciar su plan de vacunación a partir de enero. Sin embargo, la llegada de la vacuna no resuelve de golpe todos los problemas que plantea la pandemia. Existen múltiples factores a tener en cuenta, según comenta la especialista del CSIC.
La doctora Cañelles se muestra optimista con el desarrollo de las vacunas de Pfizer y Moderna, pero plantea una realidad que puede cambiar mucho las expectativas: las personas que reciban este tipo de vacuna (ARN mensajero) podrían seguir contagiando si contraen el coronavirus" Y no solo eso. "No sé si valdrán para todo el espectro de la población, porque la están haciendo basada en una proteína y no en el virus completo".
Hablamos de vacunas nuevas, pero presentan datos muy positivos, según la doctora Cañelles. En relación al estudio de Moderna, “el hecho de que en 40.000 personas haya habido 11 casos graves y todos ellos pertenezcan a un grupo que no ha recibido la vacuna, parece una indicación de que por lo menos los casos graves se van a reducir mucho cuando se vacune todo el mundo”. También Pfizer presenta buenos datos: tuvo 10 casos severos y solo uno de ellos de vacuna, el resto placebo.
¿Hasta cuándo deberíamos llevar la mascarilla? Los expertos y el Gobierno consideran que, al menos durante todo 2021 estas nos van a acompañar si no más tiempo. En el mundo oriental las mascarillas son de uso común, pero aquí en Occidente siempre hemos sido más reacios.
"Aunque la gente reciba las vacunas de Pfizer y Moderna, todavía tendremos que seguir manteniendo las medidas de prevención como el uso de mascarilla o distanciamiento social hasta que se vea si disminuyen significativamente los casos de covid”, aclara la experta del CSIC.
Cada científico observa los datos aportados por las farmacéuticas y ofrecen su opinión desde su punto de vista, por lo que puede haber diferencia de criterios. La viróloga del CSIC, Magarita del Val, aseguró que la vacuna de Pfizer solo es eficaz “en casos leves y moderados” y que estaba “molesta” porque no se especificó este dato. Sin embargo, la doctora Cañelles no opina de esta manera y asegura que sí que podría evitar casos graves, aunque admite que los científicos están “un poco inquietos de que todo salga en rueda de prensa y no en un estudio publicado”. En el caso de la vacuna Moderna, la propia compañía ha especificado que impide los casos graves.
“La eficacia de la vacuna está más que probada. Moderna ha cogido 30.000 voluntarios (fase III). A una parte les inyectó la vacuna y a los otros un placebo sin vacuna. Tras esto, han esperado a que esa gente fuera contrayendo el virus y han hecho PCR a los que tenían síntomas ¿Qué ha pasado? Que de los que han dado positivo, menos de un 10% era gente a los que les habían dado la vacuna. De los casos que ha habido hasta ahora (detectados en su estudio), ha habido 11 que han cursado con gravedad, y esos 11 eran todos del grupo de placebo. Son números pequeños y es difícil hacer estadísticas, pero es muy prometedor y, si esto es verdad, tiene eficacia”, subraya la investigadora.
Muchos se preguntan si se está yendo demasiado rápido con la vacuna, algo que niega con rotundidad la doctora Cañelles. “Yo creo que no. Están yendo a la velocidad que deben ir. No se están saltando pasos por hacerlo más rápido, como se ha visto ahora con la vacuna de Oxford. En cuanto los reguladores se mosquean, tiran del hilo”, explica la investigadora del CSIC.
Para la doctora Cañelles, ha habido tres diferencias entre el desarrollo de la vacuna contra la covid y las vacunas convencionales. “En primer lugar, sabemos que la vacuna corre prisa, cualquier retraso son miles de muertes. Por ello, las farmacéuticas han combinado la fase 1 y 2 al mismo tiempo, a diferencia de otras vacunas; en segundo lugar, están enviando constantemente datos a las agencias reguladoras. Cuando a la hora de fabricar un medicamento normalmente se termina la fase tres, se empaqueta todo y se envía a los reguladores, que pueden tardar meses o años en autorizar el medicamento. Pero aquí, cuando envían todo a la agencia reguladora, ya tienen la información, por lo que pueden dar el permiso preliminar mucho antes; y en tercer lugar, el estudio de fase tres, que consiste en decenas de miles de personas, se ha realizado en plena segunda ola de covid. Al estar en plena pandemia, se contagian muchas personas, por lo que se han alcanzado los resultados muy rápido. Las vacunas de ARN mensajero pueden suponer un paso muy grande”, explica la investigadora del CSIC.
Reino Unido ha recibido la autorización para la aplicación de la vacuna de Pfizer a partir de la semana que viene. Sin embargo, el tener ya la autorización no exime del proceso de vigilancia. “Se está diciendo que las agencias reguladoras te dan el permiso preliminar y miran para otro lado después y, por supuesto, no es así. Ellos están encima siguiendo todo el proceso de cuándo se empieza a poner la vacuna. Después tienen que sacar los datos de la efectividad de la vacuna, que ya es a pie de calle. Cuando nos estamos vacunando, la efectividad suele ser más baja que la eficacia”, apunta la doctora Cañelles.
Las agencias controlan todo el proceso y frenan en seco si se detectan irregularidades. Es lo que ha ocurrido con la vacuna de Oxford, quien ofreció unos resultados erróneos sobre la eficacia de su vacuna. “Un error en un ensayo clínico de una vacuna, a los ojos de los reguladores, no creo que les parezca nada bien. Cuando han hecho su rueda de prensa, ellos dijeron ‘tenemos una eficacia de éxito de la vacuna de un 70% de media. Esto significaba que han dividido el estudio de fase tres en dos partes. El problema es que donde se supone que estaba la eficacia, no había personas mayores de 55 años”, explica la doctora.
“Y no es algo preocupante, es que la agencia reguladora les ha dicho que no va a permitir el estudio. La FDA ya ha levantado la suspicacia, van a hacer un estudio más pequeño. La de Oxford se va a retrasar, no sé en cuanto. Viendo lo que hay, de momento tendremos Pfizer y Moderna. La vacuna de Oxford es más eficaz en personas jóvenes que mayores. De aprobarla van a querer estar seguros”, añade.
La peor noticia que nos podríamos llevar, según la doctora, sería que hubiera un problema con Pfizer y Moderna que no se está viendo. Por ejemplo, “que los reguladores vean algo a pie de calle”. Para la investigadora del CSIC, la vacunación de Pfizer será complicada por las infraestructuras. “Son maletines que te lo ponen donde estés, pero tienes que estar rellenándolo con hielo seco y solo puedes abrir el contenedor dos veces por día. Hay una serie de normas", destaca.
Pfizer tiene, eso sí, un problema a la hora de administrar la vacuna, según la experta. Además de mantener la cadena de frío, se tiene que mezclar con una solución salina, por lo que tiene que aplicarla gente entrenada para ello. Moderna no requiere tanto frío, pese a ser el mismo tipo de vacuna, y puede meterse en un congelador normal, a menos 20 grados, pero también tendrá el proceso de solución salina. "No es algo trivial”, destaca Cañelles.
Y si el procedimiento para administrar la vacuna puede ser un problema, no lo son menos los efectos secundarios, que preocupan, y mucho, a los ciudadanos españoles. La población española no se muestra muy a favor de ponerse la vacuna. Según las estadísticas, casi la mitad de la población no se la quiere poner.
"No somos 'antivacunas'. Yo creo que la gente está diciendo ‘vamos a ver si vacunan a otros primero y vemos que efectos tiene’. Pero claro, están dando por supuesto que va a haber vacuna para todos, y no va a ser así", señala la doctora Cañelles
No obstante considera que las vacunas van a venir en oleadas. “Quien no se la ponga ahí se va a tener que esperar a más. Llegarán las primeras tandas de vacunas, se la pondrá quien quiera y quien no, verá que quien se ha vacunado no contrae la enfermedad, y a la siguiente van a querer tenerla. Va a haber cola para la vacuna, es mi impresión", aclara.
“Es muy largo y complicado cambiar la opinión publica de esa manera y ahí las farmacéuticas, desde luego, no están ayudando sin dar información más transparente de los efectos secundarios”, denuncia la investigadora del CSIC.
Al igual que Cañelles, numerosos médicos estadounidenses han advertido de que las farmacéuticas deberían avisar de los efectos secundarios. “Pfizer y Moderna en sus ruedas de prensa no han dado suficientes detalles. La gente debería saber exactamente cuáles son los efectos secundarios, aunque sean algunas décimas o dolor en el brazo (lugar donde te ponen la vacuna), deberían ser totalmente transparentes. De Jansen, Curevac u otras tampoco se sabe nada. Están dando muy poca información sobre efectos secundarios y me parece muy mal”, advierte Cañelles.
“Las agencias reguladores están exigiendo más información sobre efectos secundarios. Si lo que quieres es que la gente se vacune, tienes que dar toda la información de antemano. Creo que es un error de ellos, tienen esa tendencia a soltar la información a regañadientes”, añade.
El ministerio de Sanidad ha garantizado la compra de 140 millones de dosisSanidad140 millones de dosis, pero esto no quiere decir que todos dispongamos de vacuna. "¿Cuando van a llegar las vacunas? Esas empresas pueden producir lo que pueden producir. Y como son empresas americanas van a priorizar a EEUU. Mi predicción es que para dentro de un año estaremos vacunados toda la población. Pero no va a llegar febrero y que haya vacunas para todos. Tampoco hablo de finales de 2021, creo que para cerca del verano ya estaremos prácticamente vacunados si va todo bien", precisa la doctora Cañelles al respecto.
"Me sumo al pronóstico del doctor Esteban, de que todos estaremos vacunados el próximo año. Claro, si todo va según lo previsto, porque luego puede pasar como que Oxford no estaba siendo transparente y no estaba dando todos los datos. Pensábamos que para diciembre tendríamos la vacuna de Oxford y vete a saber para cuándo. Si todo va bajo lo previsto, si se reproduce lo que han expuesto en ruedas de prensa, yo creo que sí que en un año podríamos estar cerca de la inmunidad de grupo", concluye la investigadora del CSIC.