Aumento de peso involuntario. Así se denomina a este fenómeno que ocurre en numerosas ocasiones. La dieta es saludable, e incluso en ocasiones escasa, pero, a pesar de ello, se engorda. Esto puede ser debido a diferentes causas y te las vamos a contar.
Entre los factores que podrían provocar notables aumentos de peso encontramos la ingesta de ciertos medicamentos, como los anticonceptivos o aquellos que tratan trastornos psicológicos; la reducción del metabolismo por la edad; o cambios hormonales y problemas de salud. A todas estas se suma la retención de líquidos, o el dejar de fumar.
El estrés y la ansiedad también pueden ser protagonistas en estas subidas de peso. Consumimos productos grasos, hipercalóricos, nuestra insulina se activa y acumulamos más grasa. La solución no está en cambiar estos productos por alimentos 'light' a tutiplén.
Llevar un ritmo de vida acelerado también está relacionado con el aumento de peso involuntario. Comer deprisa y comer mal nos afectará directamente.
Evidentemente, la falta de actividad física también está ligada a este fenómeno. Es importante quemar al menos tantas calorías como consumimos. Bastará con llevar un estilo de vida activo y acompañarlo de ejercicios en la medida en que se pueda: bien yendo al gimnasio, bien saliendo a correr, a pasear, con la bici...
No dormir, dormir mal o en pequeñas cantidades también provocará que se aumente de peso. Una mala rutina de sueño puede implicar, además, que se coma a deshoras. Esto afecta directamente a nuestro metabolismo.
No obstante, siempre existirán medidas que puedan ayudar a deshacerse de esos kilos de más o a estabilizar el peso. Será fundamental mantener una dieta saludable, libre de grasas y multiprocesados. Si a una buena alimentación le sumamos ejercicio físico, entonces los resultados serán más notables.
En caso de sospechar que el causante del aumento de peso es un medicamento, no lo dejaríamos bajo ningún concepto sin antes consultar al especialista que nos lo recetó. Y si a pesar de poner atención y empeño en bajar de peso los resultados no llegan, será el momento de acudir a un profesional que nos examine y estudie nuestro caso.
Si hay algo que siempre aconsejan a la hora de establecer un buen plan de alimentación son las cinco comidas diarias. No cumplir esta regla supone uno de los errores más comunes. El ayuno no es en absoluto recomendable y, al contrario de lo que se pueda pensar, no ayuda a bajar de peso, sino que entorpece bastante el proceso.
Además, hay quienes optan por eliminar el desayuno. No solo es recomendable desayunar, es incluso obligatorio. Un buen desayuno, equilibrado y con presencia de proteína, grasa favorable e hidratos nos activará y preparará nuestro organismo para toda la actividad que pueda esperarle.
Siguiendo la línea de la alimentación, un error muy frecuente es el de comer algún capricho dulce antes de ir a la cama. La recomendación es que, en caso de ingerir algo justo antes de ir a dormir, sea algo salado, una fruta, fiambre... Nada de chocolate, bollos o galletas.
El descanso será fundamental. Hemos visto que no dormir lo suficiente puede provocar aumento de peso. Cuidar nuestro sueño nos ayudará a tener unos horarios y hábitos establecidos que no provoquen alteraciones en nuestro metabolismo.
La hidratación. Beber todo el agua que necesitamos. Hay quienes no beben la suficiente y, por tanto, no eliminan las toxinas que pueden acumular. Gracias a la ingesta de agua e infusiones expulsaremos esas toxinas.
Por último, no compres más de lo que necesitas. El hecho de que tengas en casa más comida de la necesaria puede provocar que tus porciones aumenten de tamaño y consumas así más de lo que consumirías normalmente.