Vivimos una situación excepcional y como tal habrá que afrontar lo que venga después. El jefe de Psiquiatría del Hospital Valdecilla de Santander, Jesús Artal, cree que el coronavirus aumentará los trastornos mentales "en los próximos meses", pero lo ve como un aprendizaje para los profesionales, que se enfrentan a "un episodio de estrés que no se producía desde la II Guerra Mundial".
"Nos espera una temporada de mucho trabajo", asegura Artal en una entrevista telefónica con Efe, en la que repasa qué va a suponer la COVID-19 para los profesionales de la psiquiatría. Subraya que los trastornos que se generen por los efectos sanitarios y socioeconómicos del virus no serán dolencias graves como psicosis o esquizofrenia, pero sí pueden derivar en depresiones y abusos de sustancias e, incluso, en suicidios.
Este experto considera que será un buen proceso de aprendizaje para los psiquiatras, puesto que, al "ser muy desgraciada", la pandemia va a provocar situaciones "muy penosas" y va a "dar mucho juego" por sus connotaciones económicas, sociológicas, psiquiátricas y físicas.
En este sentido, precisa que "esto no es para disfrutar", pero un psiquiatra o un experto en salud mental que quiera aprender "ahora tiene muchísimo donde mirar". "Desgraciadamente estamos pasando una situación de estrés que no se conocía, seguramente, desde las guerras mundiales", afirma.
De momento, según Jesús Artal, los psiquiatras tienen bajo control la situación, pero los profesionales de la salud mental prevén que los problemas se dejen notar "en los próximos meses".
El jefe del Servicio de Psiquiatría de Valdecilla asegura que Cantabria está preparada para afrontar el aumento de trastornos mentales que se esperan por el coronavirus y recuerda que, solo en su unidad, se dispone de 190 personas, contando otros profesionales más allá de psiquiatras, como enfermeros, celadores, terapeutas, auxiliares o psicólogos.
"Nos gustaría que fuera mayor, siempre estamos peleándonos por eso porque siempre necesitamos más recursos, pero yo estoy contento porque en los últimos años hemos crecido", agrega, consciente de que su servicio tiene "un papel importante que jugar" en esta crisis.
Para tener mecanismos de actuación en futuras pandemias o problemas similares, Artal señala que en Valdecilla están llevando la cuenta de toda la actividad de los programas psiquiátricos puestos en marcha por la pandemia para aprender de cara al futuro.
El objetivo es compartir lo que está ocurriendo en Cantabria con otras comunidades, y viceversa, para adoptar una metodología similar dentro de lo posible, a sabiendas de que la situación es muy diferente en según qué sitios.
"En Cantabria hemos tenido más suerte, más previsión o un buen sistema sanitario. Valdecilla es un gran hospital, y en esta guerra parece que estamos consiguiendo parar la primera llegada de los malos", recalca.
El Hospital Universitario Marqués de Valdecilla decidió suprimir rápidamente sus consultas presenciales -tiene unas 50.000 al año en condiciones normales- cuando empezó la fase de "sobrecarga" del sistema sanitario como consecuencia de la COVID-19. De esta forma, se pidió a los pacientes que sólo acudieran al centro hospitalario en casos muy urgentes.
Artal reconoce que tenía miedo de que los pacientes habituales se descompensaran durante el confinamiento, pero destaca su ejemplar comportamiento para mantenerse de forma adecuada y el "excelente" trabajo de sus familias. "Una vez que reaccionamos, vimos que había que poner en marcha programas de apoyo emocional", recuerda Jesús Artal, quien indica que el estrés por una situación así puede aparecer en un primer momento o, a menudo, más tarde, que es el denominado postraumático.
En primer lugar se dio apoyo a los profesionales "de primera línea" y a los pacientes con coronavirus, que, además de ingresar en un hospital por una enfermedad que podía afectarles de forma más o menos grave, se veían aislados de sus familias.
Así, equipos multidisciplinares han recorrido todos los días las plantas de Valdecilla en las que hay pacientes con el virus para hacer un apoyo presencial y "abrir un poco las ventanas para liberar tensión" a la que se ven sometidos los profesionales, que ya han recibido esta ayuda más de 500 veces en lo que va de pandemia.