Es fácil en tiempos de preocupación por el coronavirus alarmarse al más mínimo síntoma. Cada vez son más los afectados en nuestro país, especialmente en Madrid, y los muertos se multiplican cada hora que pasa, incluyendo ya no solo a personas mayores o frágiles sino a sectores de la población que, pensábamos, saldrían de esto. Pero hay un factor que podrá molestar a tus vías respiratorias estos días, es natural pero perjudicial, y durará al menos hasta el viernes: la calima.
Las bajas presiones que rondan el norte de África están levantando en el desierto del Sáhara una polvareda de arena. Por la convección entre las masas de aire, las partículas más minúsculas de arena alcanzan capas más elevadas de la atmósfera hasta dejarse llevar por el viento allá donde les lleve. Esto es, en esta ocasión, a España.
Los vientos que soplan del este están contribuyendo ayudados por una depresión aislada en altura y centros de bajas presiones en superficie a propagar la calima. No te extrañes si desde este miércoles notas el cielo más anaranjado o ligeramente enturbiado. No es contaminación por CO2, que de hecho ha disminuido por la ausencia de tráfico, sino polvo en suspensión.
Dicho esto, pasemos a comentar cómo puedes saber si lo que te está haciendo toser es la calima o es, en cambio, el virus que mantiene en cuarentena a toda España, Italia, Alemania...
En la salud, los efectos más frecuentes de la calima son la irritabilidad de los ojos, con sus consecuentes picores incómodos, así como de la nariz, lo cual también podemos confundir estos días con la alergia. Puede producir obstrucción nasal porque seca bastante el ambiente, por eso en verano es tan peligrosa: con el calor agrava considerablemente el riesgo de incendio.
En los casos más agudos puede incluso dar lugar a episodios de asma y dolor torácico. Las medidas que suelen aplicarse son la recomendación de no realizar ejercicio físico al aire libre y exponerse lo menos posible, además de hidratarse más de lo habitual porque en mayores, niños y personas vulnerables puede producir deshidratación. No hay que olvidar que son minipartículas de arena que han viajado desde el desierto.
En cuanto al coronavirus que ha interrumpido nuestras vidas, el primer síntoma que suele alarmarnos es la tos, que coincide con los problemas que provoca también la calima. De la misma manera, puede dar lugar a congestión nasal y dolor de garganta. Cabe recordar, eso sí, que se ha manifestado de diferente manera en los pacientes que han dado positivo, con que estas indicaciones pueden variar.
Entre los síntomas que no coinciden está la fiebre, que se da en todos los casos positivos. Si tienes fiebre, ponte en contacto con emergencias cuanto antes. Otra manera en que nuestro cuerpo avisa del coronavirus es el cansancio y la dificultad para respirar, esta última, de nuevo, fácilmente confundible con la entrada de calima en nuestro organismo, pero no está de más alertar si notamos que nos cuesta coger aire.
A pesar de pasar poco tiempo expuestos por la cuarentena, cabe recordar que muchas personas siguen pisando la calle para llegar a sus trabajos -de agradecer por parte del resto de la población-, a hacer la compra, ir a la farmacia o pasear al perro. Con que no está de más utilizar las mascarillas recomendadas que filtran las partículas tanto por el coronavirus como por la calima que estará presente en el ambiente hasta el viernes.