Hay un enorme desconocimiento sobre el Covid-19, sin embargo, existe una gran esperanza: la llegada del calor. Los expertos que investigan contrarreloj el comportamiento de esta enfermedad infecciosa tratan de dar respuestas a la progresión que experimentará las próximas semanas con la esperanza de que la subida del termómetro favorezca el descenso de contagios y, por lo tanto, también el de decesos. El SARS de 2003 decayó su incidencia, aunque no desapareciera, con la llegada del verano. Los grados de subida que se esperan en España para primavera serán una prueba para comprobar hasta qué punto la climatología es una aliada en la lucha incansable contra la expansión del coronavirus.
La comunidad científica está a la espera de acontecimientos porque el coronavirus, que tiene paralizado más de medio planeta, supone una enorme incógnita. Al ser un bacilo nuevo, cuya origen animal todavía está por certificar, se desconoce cómo será su evolución las próximas semanas. En lo que sí coinciden los expertos es que, al igual que sucede con sus primos hermanos, la época de frío fomenta su prevalencia, sobre todo porque pasamos más tiempo encerrados y rodeados de personas, lo que favorece el intercambio de gérmenes.
Por eso se pide a la ciudadanía mantener el aislamiento en casa, no acudir a reuniones ni a eventos y mantener dos metros de distancia, así como implementar las medidas de higiene y prevención para evitar nuestro propio contagio, el de los más vulnerables e impedir que los servicios sanitarios colapsen.
En uno de los estudios más recientes, Análisis de temperatura y latitud para predecir la potencial propagación y estacionalidad del Covid-19, los autores, pertenecientes al Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland, constatan una asociación de la temperatura entre las ciudades infectadas por Covid-19, un hecho que merece especial atención. Además, recuerdan que otros factores como la humedad relativa son reconocibles en la supervivencia de otras plagas como el SARS-CoV, MERS-CoV y la gripe.
"Se ha demostrado que los coronavirus humanos producen síntomas de resfriado común, muestran una fuerte estacionalidad invernal entre diciembre y abril y son indetectables en los meses de verano en climas de regiones templadas", señalan los investigadores. Sin embargo, se muestran muy cautelosos porque en estos momentos es complicado predecir si el surgido en Wuham se comportará igual los próximos meses.
Habrá que esperar a tener más datos para afianzar la hipótesis de una conexión entre la temperatura y la expansión y, de este manera, prever hacia donde se redirigirá los próximos meses en función de modelos climáticos. Así que la famosa frase de Donald Trump asegurando que con "el calor muere el coronavirus" está todavía por ver.
No obstante, si se sabe que la subida del termómetro reduce la supervivencia de los virus en superficies de contacto no más allá de cuatro horas. Además, los rayos ultravioleta solares inciden en la actividad viral y la ausencia de frío no solo disminuye el tiempo que pasamos en espacios cerrados, también reduce el riesgo de infecciones en las vías respiratorias.