El 12 de septiembre se celebra el Día Internacional de Acción contra la Migraña, una de las cefaleas primarias más habituales que afecta a personas de todas las edades y géneros. De hecho, es una de las 20 patologrías que más incapacitan en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Solo en España, la padecen alrededor de 5 millones de personas, de los cuales 1,5 millones la sufren en su forma crónica (experimentan dolor de cabeza más de 15 días al mes), provocando una elevada discapacidad que no es reconocida de manera suficiente y que empeora significativamente la calidad de vida. Además, más de un 40 por ciento de las personas que padecen migraña en España están aún sin diagnosticar, y al menos un 25 por ciento de los pacientes con migraña no ha consultado nunca su dolencia con el médico, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La migraña, que afecta a más del 12 por ciento de la población española, es una de las enfermedades incapacitantes más frecuentes. Las personas que padecen migraña crónica sufren crisis, al menos, 15 días al mes con dolor de cabeza. La prevalencia de esta migraña crónica es del 2-3 por ciento de la población y tiene un gran impacto sobre todos los aspectos de la vida. Según la OMS, es una de las 20 patologrías que más incapacitan en todo el mundo.
Afecta a personas de todo tipo de edades y géneros, aunque, en su mayoría, son mujeres (80% de los casos, aproximadamente), de mediana edad (20-50 años), una etapa vital desde el punto de vista laboral y familiar.
Se trata de una cefalea de carácter pulsátil, de intensidad moderada o severa que, si no se trata, suele durar más de cuatro horas y se localiza habitualmente en un único lado de la cabeza. Cuando el número de cefaleas al mes es igual o mayor a 15 días, se identifica como migraña crónica.
En palabras del vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y jefe de sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el doctor Jesús Porta, a Europa Press con motivo de la celebración del Día Internacional de Acción contra la Migraña, la migraña "es una patología muy incapacitante, que suele acompañarse de náuseas y vómitos y molestan los estímulos externos".
"Los síntomas de la migraña (cefalea, malestar, náuseas, vómitos, intolerancia a la luz, olores o sonidos, entre otros), producen una importante limitación en la actividad diaria de quien las sufre, obligando a reducirla en más del 50 por ciento de las ocasiones y precisando de reposo en cama hasta en el 20-30 por ciento de los casos", explica el doctor Pablo Irimia, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología.
Por lo tanto, se trata de una enfermedad cuyas crisis de dolor de cabeza provocan "un gran impacto en el paciente", subraya, tanto en aspectos físicos, emocionales y sociales, como con la familia, trabajo y relaciones sociales e incluso podrían determinar limitaciones en la educación o en el desarrollo profesional por su inicio precoz, en muchos casos en la infancia o la adolescencia.
Dependiendo de la intensidad y duración del dolor, puede interferir en su desarrollo profesional ya sea por absentismo o disminución de la productividad. En este sentido, en palabras del doctor Porta, sufrir migraña o migraña crónica puede conducir al "presentismo, más que al absentismo" en el ámbito laboral. "Este presentismo", explica el doctor Porta, por ejemplo, "puede suponer un problema a la hora de la promoción laboral".
Precisamente un estudio muy reciente realizado en el Hospital Vall d'Hebron ha analizado el impacto de la migraña en los trabajadores, profundizando en los costes indirectos que ocasiona el presentismo laboral. Los investigadores concluyeron que los costes indirectos suponían 303.820,90 euros al mes en dicho hospital y demandan a las empresas "estrategias específicas de salud para los afectados por migraña en el puesto de trabajo como un modo de mejorar su propia sostenibilidad y aliviar el impacto de la enfermedad en el ámbito laboral".
Por otra parte, el vicepresidente de la SEN también advierte de la marginación que padecen estos enfermos en el entorno familiar y social. "Los hijos de pacientes con migraña están menos socializados". Y las personas con migraña, con frecuencia, "no pueden asistir a actividades o tomar decisiones".
El doctor Porta señala que están "viendo en las consultas niños con migrañas frecuentes y es fundamental el diagnóstico y tratamiento". Sin embargo, a pesar de su impacto en la vida diaria del paciente y de su prevalencia, la migraña es una entidad "infrarreconocida e infratratada" en la actualidad y, además, este hecho puede estar parcialmente condicionado por no disponer de marcadores fiables para confirmar el diagnóstico.
Porta advierte sobre el retraso elevado, superior a 7 años, en el diagnóstico de la migraña crónica. "La ausencia de una consideración social o la desinformación hace que no se le otorgue la importancia que realmente tiene la enfermedad y la migraña crónica se relaciona, con frecuencia, con síntomas asociados a la depresión o la ansiedad". "Creo que es labor de todos luchar para cambiar esta visión simplista y trasnochada que viene del siglo XIX" concluye.
Por su parte, apunta Irimia que la falta de diagnóstico y, por consiguiente, la automedicación es uno de los principales motivos de cronificación de la migraña. Cada año, un 3 por ciento de las personas de las personas que padecen migraña relativamente poco frecuente o episódica pasan a desarrollar una forma crónica de esta enfermedad (con dolor casi a diario), con lo que esto supone para los pacientes: mayor discapacidad y pérdida de productividad, un mayor número de consultas médicas y hospitalizaciones.
"El Atlas de Migraña en España realizado en 2018 señalaba que casi el 70 por ciento de los pacientes con migraña crónica tienen una discapacidad muy grave", explica el doctor Irimia. "Por lo tanto, es fundamental que los pacientes obtengan un diagnóstico correcto de su enfermedad, lo que permitirá analizar y evitar los factores modificables que pueden influir en la cronificación de este tipo de cefalea, así como actuar sobre ellos para modificar su curso evolutivo".
Por otro lado, la migraña es el tipo de cefalea que con más frecuencia deviene en abuso de medicación. Pero, además de la automedicación, la obesidad, los trastornos afectivos, o la existencia de roncopatía y/o síndrome de apnea del sueño son otros de los principales factores que pueden cronificar esta enfermedad.
Aunque la migraña es una enfermedad recurrente y episódica que no tiene cura, en general, se trata de una enfermedad que con un tratamiento adecuado puede controlarse para permitir una aceptable calidad de vida. Uno de los principales pasos en el tratamiento de la migraña es la identificación de los posibles factores desencadenantes de las crisis. Aunque éstos son muy variados y complejos, son particulares de cada enfermo y no siempre originan una crisis migrañosa en un paciente determinado.
Los cinco factores identificados como más comunes desencadenantes de migraña son: el estrés, el ayuno, los cambios atmosféricos, los factores relacionados con el sueño, y en las mujeres, los cambios hormonales. Por lo tanto, mantener unos hábitos de vida regulares, realizar ejercicio físico, evitar el ayuno y tratar de evitar aquellos desencadenantes que se hayan identificado para cada paciente como generador de crisis, son el primer paso para observar una mejoría en la enfermedad.
"En todo caso, en muy pocas ocasiones será posible controlar la migraña solo con estos consejos. El tratamiento sintomático de las crisis suele ser obligatorio para casi todos los pacientes con migraña y éste ha de ser individualizado para cada paciente y para cada crisis: no todos los pacientes requieren el mismo tratamiento para todos los episodios, por lo que encontrar una medicación efectiva puede ser relativamente sencillo en pacientes con crisis leves o moderadas, o precisar varios intentos antes de encontrar un tratamiento satisfactorio en pacientes con crisis más severas", comenta el doctor Pablo Irimia. Con todo, según datos del último estudio realizado por el Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN, en España, solo un 17 por ciento de los pacientes utiliza una medicación correcta para el tratamiento sintomático de las crisis de migraña.
Además, el tratamiento de la migraña sería insuficiente para muchos pacientes si quedara restringido al terreno sintomático. Se calcula que al menos un 25 por ciento de los pacientes que consultan por migraña al especialista de neurología necesita tratamiento preventivo, que tiene como objetivo fundamental reducir la frecuencia de las crisis, el número de días con cefalea y hacer que éstas sean más leves y, por tanto, más fáciles de manejar.
Por otro lado, el doctor David Pérez Martínez, jefe de servicio de Neurología y Neurofisiología del Hospital La Luz de Madrid, alerta de que ciertos alimentos o tipos de dieta pueden provocar una crisis de migraña, siendo el glutamato un ejemplo de ello.
Según explica el doctor, "hay que partir de la idea de que existe una gran variabilidad entre pacientes, ya que un mismo alimento puede desencadenar cefalea en algunos y, en cambio, no tener efecto para otros". En todo caso, las evidencias más claras se relacionan con el uso de glutamato (aminoácido clave para las funciones sensoriales y metabólicas) como potenciador del sabor. Por otro lado, la privación del consumo de cafeína también puede perjudicar a la migraña.
"El glutamato monosódico se emplea como potenciador del sabor en numerosos alimentos procesados y se asocia a cefalea en pacientes migrañosos", aclara. El papel de la cafeína es más complejo, asegura el neurólogo. "Se sabe desde hace mucho tiempo que la cafeína es un tratamiento efectivo para mejorar la crisis de migraña junto a analgésicos, pero también puede generar cefalea en aquellos que la dejan de tomar si la consumían previamente de forma habitual".
En este sentido, aclara que un estudio estimó que hasta el 47 por ciento de los sujetos sufrían cefalea tras la privación de consumo de cafeína. "La cefalea suele comenzar entre 1-2 días después de suspender el consumo y puede durar hasta una semana", precisa el doctor Pérez Martínez.