Muchas personas no son conscientes de que sufren depresión y tardan meses en pedir ayuda. Otras saben que algo va mal, pero por miedo, vergüenza o porque creen que “solo es una mala racha” viven el trastorno en silencio. También es muy habitual que asociemos la depresión a la tristeza, cuando hay otros síntomas que son menos obvios, pero igual de graves: poco apetito o mucha hambre, problemas para dormir, irritabilidad o bajo deseo sexual, entre ellos. Todo esto demuestra que el trastorno depresivo sigue siendo invisible.
La situación sanitaria, social y económica en la que nos vemos inmersos ha provocado un aumento drástico de los casos de trastornos psicológicos. Según el informe ‘Un año de pandemia’ de la Confederación Salud Mental España, desde que comenzó la pandemia hasta la actualidad 6 de cada 10 españoles se han sentido decaídos, sin esperanza o deprimidos. Pero, ¿cómo saber si es tristeza pasajera o algo más serio?
Estar deprimido no es lo mismo que tener depresión. El trastorno depresivo se caracteriza por:
Vivir con depresión es muy duro tanto para quien la sufre en primera persona como para su círculo cercano, pero los tratamientos psicológicos han demostrado gran eficacia. En otras palabras, hay salida para la depresión.
Cuando te ves inmerso en un trastorno depresivo es muy habitual frustrarse y pensar que te acompañará toda la vida. Esto no es cierto, ya que con ayuda profesional, trabajo personal y apoyo de nuestro entorno, el pronóstico es bueno. La gran pregunta es cómo sé que estoy mejorando.
1. Tus rutinas se reajustan
Por un lado, es muy importante que el apetito se reajuste: tienes hambre y te apetece comer, pero sin necesidad de pegarte atracones. Pero además, es también fundamental lo que comemos. Durante la fase aguda de la depresión es muy habitual pedir a domicilio o abusar de comidas precocinadas. Si estás volviendo a cocinar cosas más elaboradas y nutritivas, es una gran señal.
Respecto al sueño, hay varios indicadores de mejoría: no tardas tanto en quedarte dormido, no te despiertas en medio de la noche, te despiertas a tu hora sin demasiado sueño y no estás excesivamente cansado durante el día.
2. Mejora tu higiene
Cuidar la higiene a nivel personal y contextual es muy importante en personas con depresión. Algo tan sencillo como ducharte o echarte cremas implica que estás dedicándote tiempo a ti. Lo mismo ocurre cuando reordenas tu habitación o limpias tu casa.
3. La anhedonia se transforma en apatía
Como hemos visto, la anhedonia es un síntoma que implica que no te apetece hacer nada y que, cuando lo haces, no disfrutas.
Es una gran señal que la anhedonia pase a ser apatía. Es decir, sí que te da pereza hacer cosas, pero luego te lo pasas bien. Por ejemplo, quedar con amigos o ir a un curso. Antes de salir encuentras mil escusas para quedarte en casa, pero acabas haciéndolo y al volver te alegras de haber ido.
4. Aumenta la seguridad en ti mismo
Otros síntomas clave de la depresión son la abulia y la culpabilidad.
A medida que mejora el trastorno depresivo, recuperas tu fuerza de voluntad. Te ves capaz de tomar decisiones porque te sientes más seguro de ti mismo. Estas decisiones pueden ser muy triviales –por ejemplo, comprarte un libro o elegir entre varios tipos de cereales–, pero suponen un gran éxito. No infravalores esos pequeños pasos porque son la clave para superar el trastorno.
5. Entiendes tus emociones
Muchas personas con depresión llegan a la consulta del psicólogo con un objetivo: dejar de sentir tristeza para siempre. Esto es imposible, ya que la tristeza forma parte de nuestra vida. Es una emoción más y no podemos reprimirla o modificarla a nuestro antojo.
Sin duda una gran señal (y quizá el proceso más complicado) es reconciliarse con la tristeza y entender que un mal día o una mala racha no significan que vuelvas a padecer depresión. Sentir emociones desagradables no es algo malo ni tampoco un retroceso.
Si te has sentido identificado con alguna señal de la depresión, es importante que pidas ayuda profesional. Algunos recursos son: