Desde que nos levantamos por las mañanas los seres humanos tomamos decisiones constantemente. Decidimos si desayunamos café o té, si nos vestimos de manera más formal o más “casual”, si vamos en coche al trabajo o lo hacemos en metro, si mantenemos nuestra pareja o pasamos página, si leemos uno u otro libro o si practicamos deporte o asistimos al cine…
Cuando esas elecciones las realizamos de manera pausada, con tranquilidad y sopesando previamente sus pros y contras, suelen ser opciones acertadas o de las que aceptamos su resultado, aunque sean incorrectas. Sin embargo, si decidimos en estado de excitación, malhumorados, nerviosos o irritables, nuestra conducta de elección se siente afectada.
Para profundizar más en cómo la sobreexcitación altera nuestros circuitos neuronales y como afecta a la toma final de decisiones, Atsushi Fujimoto, de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí en Nueva York, y su equipo han estudiado la conducta de elección de tres macacos Rhesus presentándoles dos formas de recompensa: un vaso con algo de zumo y otro con mucho más zumo que el otro.
Casi siempre eligieron el que estaba más lleno. Posteriormente, los investigadores lesionaron mediante cirugía su amígdala, núcleo principal de control de las emociones en el cerebro. Esto provocó un aumento en la frecuencia cardíaca de los primates y más lentitud a la hora de tomar decisiones. Además, se observó que la excitación alteraba la función de las células neuronales, puesto que algunas dejaban de regular la toma de decisiones para controlar la frecuencia cardíaca, un hecho que afectaba negativamente a la conducta de elección.
Josep Marco, del Departamento de Cognición, Desarrollo y Psicología de la Educación-Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona (UB), dice que cuando hablamos de excitación corporal nos referimos a “aquel estado de activación fisiológica del organismo que se puede medir con variables como la tasa cardíaca, la conductancia de la piel o el tamaño de la pupila. Pero, existen también ciertos estados psicológicos que pueden cambiar la excitación: el miedo, la ansiedad, estímulos impactantes o un contenido emocional intenso... Estos cambios pueden tener un efecto en el rendimiento en la toma de decisiones”.
Cómo influye la excitación corporal en la toma de decisiones es motivo de estudio desde hace tiempo por parte de la neurociencia y la psicología pero, por el momento, Josep Marco señala que “no está claro como estos sistemas interactúan”. Lo que sí explica este experto es que “el circuito de toma de decisiones, en base a reforzadores, está formado por diferentes redes cerebrales, incluyendo estructuras frontales -como la corteza cingulada anterior o la corteza orbitofrontal, que son las estudiadas en el estudio de Fujimoto- y otras estructuras encargadas, entre otros aspectos, del procesamiento de la recompensa y de la diferencia entre el valor esperado de una acción y el valor real obtenido y de la selección de las respuestas, etc”. Por otro lado, continúa este miembro del Instituto de Neurociencias de la UB, “el nivel de excitación se regula con diferentes sistemas, entre ellos el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino, entre otros. Aunque se sabe que la toma de decisiones está afectada por el nivel de excitación, como estos diferentes sistemas interaccionan es un tema aún en estudio”.
El interés de la investigación desarrollado por Fujimoto, según Josep Marco, radica en que “explora la actividad de neuronas en áreas del cingulado anterior (ACC) y la corteza orbitofrontal (OFC) en monos antes y después de una lesión en la amígdala -una lesión que, entre otros, provoca un aumento de la excitación y del ritmo cardíaco-”. Los autores encuentran que hay neuronas en ACC y OFC que codifican el ritmo cardíaco. Estas áreas están también involucradas en la toma de decisiones, y los resultados también muestran neuronas relacionadas con esta toma de decisiones. Lo más relevante del documento, en opinión de Josep Marco, se encuentra en que, “después de la lesión en la amígdala, la proporción de neuronas que codifican el ritmo cardíaco en ACC aumenta (pero no en OFC), con lo que parece que esta área puede tener la función de señalar el estado de excitación fisiológica y que en los casos de alteraciones en dicha actividad (por ejemplo, exceso de activación) podría afectar la toma de decisiones”. Aun así, sostiene este especialista, “faltan muchos estudios para que se tenga una idea más detallada de la interacción tanto a nivel de redes como a nivel neuronal de los circuitos involucrados en la toma de decisiones y la excitación”.
En la toma de decisiones intervienen diferentes regiones del cerebro, con neuronas encargadas de este proceso que se conectan entre sí y con otras regiones del cerebro. Todas las regiones están estrechamente comunicadas entre sí, para tener una visión global de lo que pasa dentro y fuera del organismo. En los estados de excitación, explica José Ángel Morales, neurobiólogo e investigador de la Universidad Complutense, “la prioridad es controlar y dar respuesta a ese estado que está produciendo una serie de estímulos que no suelen estar ahí y que potencialmente pueden provocar un daño a nuestro organismo (físico y psíquico). Cuando esto ocurre la prioridad es resolver ese conflicto. Esto se traduce en que algunos de los circuitos nerviosos, como los implicados en la de toma de decisiones, alteren momentáneamente su función y se dediquen a “resolver” el conflicto creado por el estado de excitación, en lugar de a sus funciones habituales”.
La toma de decisiones también está vinculada de una manera estrecha con los rasgos de personalidad que tenemos cada uno de nosotros. Según José Ángel Morales, “aunque la excitación corporal sea la misma en dos sujetos distintos y la decisión que han de tomar sea la misma, en condiciones fisiológicas (estado normal) cada persona gestiona sus emociones de manera distinta y, obviamente, ocurre lo mismo con la toma de decisiones. Es lo que antes se llamaba emoción primaria o emoción secundaria”. Este neurobiólogo explica que “las primarias son innatas, es la respuesta natural que casi todos tenemos ante un estímulo. Mientras que la secundaria depende de tu personalidad puesto que se basa en las experiencias individuales que cada persona tiene y que te permiten responder a un estímulo de una manera u otra”.
El estudio de Fujimoto puede servir para entender una amplia gama de fenómenos psicológicos y explicar los sesgos cognitivos observados en ciertas enfermedades psiquiátricas caracterizadas por hiperexcitación persistente. En opinión de José Ángel Morales se debería a que “en la hiperexcitación las personas están en una alerta continua, por lo tanto, sus circuitos nerviosos implicados en este fenómeno están más pendientes de resolver ese conflicto que de participar en la toma de decisiones en un momento determinado. Estos estudios pueden ayudar a comprender estos procesos”.