España se enfrenta a unas altísimas temperaturas nada habituales para el mes de mayo. Las temperaturas veraniegas marcarán este fin de semanas a toda la península ibérica y habrá zonas en las que se llegue a rozar hasta los 40 grados. Por eso, es esencial seguir los consejos que siempre se recuerdan en una ola de calor: hidratarse, echarse protección solar, evitar salir a la calle en las horas del mediodía y consumir alimentos que no supongan una digestión muy pesada.

Mantener una correcta alimentación durante las épocas de calor y durante el verano es esencial para no sufrir un golpe de calor. Una mala alimentación durante el verano tiene efectos negativos en el organismo como puede ser un desequilibrio del metabolismo, que puede provocar dolor de cabeza, mareos, debilidad muscular o boca seca. Enfriar nuestro cuerpo mediante los alimentos que consumimos es posible.

Algunos de los alimentos que más nos ayudan a estar hidratados y frescos durante las jornadas de más calor son las frutas y verduras como fresas, pepino, calabacín, apio, lechuga, melón o sandía.

Las legumbres que ayudan a tener el cuerpo más frío son el tofu, la judía mungo y la soja amarilla. El azafrán, el wasabi y la pimienta blanca, son algunas de las especias que enfrían el cuerpo. Por otro lado, las hierbas frescas que recomiendan los expertos son la menta, la melisa, la manzanilla, el cilantro y la mejorana.

Hablando de los alimentos de origen animal que se recomiendan ingerir en las temporadas de temperaturas muy altas son todos los pescados crudos, los maricos como las almejas, la langosta, la ostra, el pulpo, y los lácteos como el yogur y la leche vaca. Hay que recalcar que los lácteos enfrían más cuanto menos curados estén.

Respecto a los líquidos, se destacan los beneficios del agua, té, café o las bebidas no azucaradas, no obstante, se desaconseja por completo consumir bebidas alcohólicas como la cerveza por su capacidad diurética.

Consumir alimentos calientes y picantes en verano es más beneficioso para el organismo a largo plazo, ya que al ingerirlos el organismo transmite señales al cerebro enfriando el cuerpo, según destaca el doctor José María Ordovás, de la Fundación Gadea, con el objetivo de concienciar sobre la "importancia" de mantener una correcta alimentación durante el verano y desmontar algunos mitos.

Así, explica que los productos fríos aumentan las ganas de ingerirlos, pero su digestión genera un aumento de la temperatura corporal que, en combinación con el enfriamiento originado por estos alimentos, provoca un incremento del calor. Por otra parte, no se debe olvidar que los sólidos también hidratan.

Por otro lado, los profesionales y sanitarios han desmentido el mito de que sudar más provoca una mayor quema de calorías y por lo tanto pérdida de peso, ya que esto depende de la actividad física de cada individuo. De hecho, el experto ha apuntado que durante la época estival el gasto calórico suele disminuir, aunque hay que tener en cuenta que las elevadas temperaturas sí reducen el apetito.

Por último, hay que recordar que, durante el verano, aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria como consecuencia de la proliferación de bacterias en las comidas. Por ello, se recomienda no preparar alimentos al aire libre con el fin de desarrollar una manipulación segura.