Como ocurre con las manos, que somos más hábiles con una que con la otra, con nuestros ojos sucede algo similar. El cerebro fija la vista a través de un ojo –con ciertos matices que veremos a continuación–, y ese es nuestro ojo dominante. ¿Sabes cuál es el tuyo? Compruébalo con un ejercicio muy simple.
Los expertos en la materia aseguran que, generalmente, es a partir de los tres años cuando nuestro cuerpo ‘decide’ si seremos diestros o zurdos el resto de nuestra vida. Estas asimetrías que se dan en nuestro cuerpo es lo que llamamos ‘lateralidad’, que se define por el ‘favoritismo’ por un lado en detrimento del otro: más fuerza en un brazo que en otro o más flexibilidad en una pierna que en la otra, por ejemplo.
En el caso de los ojos no se refiere a extremidades, pero la teoría es la misma. Eso sí, no siempre que miramos con los dos ojos predomina el ojo dominante, sino que ambos “envían información a ambos hemisferios del cerebro, y es él quien se encarga de formar la imagen más nítida posible a partir de toda la información recibida”, explican desde ‘Clínicas Vistaláser’.
Sí ocurre, en cambio, una buena parte del tiempo. ¿Quieres saber cuál es tu ojo dominante? Pensarás “soy diestro, y por tanto será el derecho”, pero esto no tiene por qué ser así. Averígualo en tres pasos:
Con este truco verás que el campo visual se desplaza al mirar con uno de tus ojos. Si, por ejemplo, al guiñar el ojo derecho el objeto ha dejado de estar dentro del triángulo, entonces tu ojo dominante no es el izquierdo, con el que mirabas, sino el otro. Tu ojo dominante es aquel con el que el campo de visión no cambia.