Pruebas PCR puerta por puerta a quienes hayan estado en contacto con un positivo. En el municipio barcelonés de Rubí, se triplica la tasa de expansión del coronavirus y no ha quedado más remedio que hacer cribados a domicilio. Casa por casa, los equipos de vigilancia epidemiológica se han puesto manos a la obra para buscar personas que son contactos estrechos de positivos que no se han podido localizar anteriormente o que no han acudido a los centros de Atención Primaria.
En Rubí el riesgo de rebrotes es altísimo y se calcula que cada persona positiva puede contagiar a tres más.
“Hemos decidido que si ellos no vienen, vamos nosotros a buscarlos”, explica Joan Castelló, subdirector de un centro de Atención Primaria.
Lo hacen en los distritos más castigados por el virus, en barrios humildes, donde es más difícil aislarse.
Muchos, afirman sanitarios como Aitor González, enfermero, “no se han enterado de que al ser contacto con un positivo tenían que acudir al centro”.
En Rubí la tasa es de 600 casos por 100.000 habitantes, y muchos vecinos cuentan que “la gente debería tomar un poquito de conciencia” en lo que se refiere al respeto de las normas sanitarias para prevenir el contagio.
Mientras, los cribados se multiplican para localizar asintomáticos y frenar la transmisión comunitaria.