Se aferró a la ilusión por su boda para superar el coronavirus. Desde la cama del hospital, Laura, elegía su ramo y ultimaba detalles para ese gran día que la pandemia le había obligado a retrasar. Por fin, esta vecina de Ourense ha podido vestirse de blanco. Junto a su pareja nos cuenta como el coronavirus puso patas arriba sus planes.
A Laura aún le cuesta creerse por todo lo que ha pasado en los últimos siete meses. Lo que en marzo comenzó como un catarro, terminó convirtiéndose en una lucha por la vida. "Estaba casi sin poder moverme y me decía la gente: o vas a urgencias o te llevamos nosotros", nos explica.
Laura Martínez tenía previsto elegir el vestido de novia pocos días antes de ingresar en la UCI. Allí pasó 21 días y con el cuerpo aún golpeado por el covid, subió a planta, donde estuvo otras tres semanas.
"Casi casi me levanto yo sola. Que eso después de 20 días de UCI es una barbaridad", contaba orgullosa en un vídeo mientras estaba hospitalizada.
Ponerse de pie, vestirse o hacer ejercicios de rehabilitación… Todo eran pequeños gestos de victoria que fue superando día a día. Y mientras tanto, hacía planes para cuando pudiese irse a casa. "En el hospital me puse a buscar ramos de novia, el vestido que quería, a buscar floristerías…", nos comenta hoy sonriente.
Hace justo una semana pudo vestirse de blanco y celebrar la boda que tenían pendiente… El viaje de novios tendrá que esperar un poco más porque el virus le ha restado capacidad pulmonar.
"Cualquier esfuerzo, el cuerpo me dice, para frena… Quédate quieta", explica Laura. Pero eso, dicen Laura y su ahora marido, es lo de menos. La pareja ahora sólo quieren pensar en positivo. Su marido, Jairo Couso, recuerda como ella le decía “me tengo que casar y al final, salió”.
Ahora más que nunca piensan que la vida les ha dado una segunda oportunidad.