La covid-19 afecta fundamentalmente a los pulmones pero en casos graves el daño puede extenderse al corazón, al hígado, los riñones y a partes del sistema neurológico, incluido el cerebro. Muchos de los pacientes que están sufriendo esta enfermedad han tenido síntomas como fiebre, dolores de cabeza e incluso delirio.
Ahora, un nuevo estudio ha ofrecido la primera evidencia clara que asegura que el virus invade las células cerebrales y las 'secuestra' para hacer copias de sí mismo. Además, es capaz de absorber el oxígeno y acabar matando de hambre a las células, como recoge el New York Times.
La directora de esta investigación, la inmunóloga de la Universidad de Yale Akiko Iwasaki, ha asegurado que todavía no está claro cómo llega el virus al cerebro, pero lo que es evidente es que "si el cerebro se infecta, podría tener una consecuencia letal".
En este nuevo estudio, los expertos han documentado esta infección del cerebro a través de tres vías distintas: en primer lugar, con muestras del tejido cerebral de una persona fallecida por coronavirus. Después en un modelo de ratón y por último en organoides, grupos de células cerebrales que pretenden imitar en una placa de laboratorio la estructura del cerebro.
La directora técnica de la OMS para la COVID-19, Maria Van Kerkhove, explicó hoy que el hecho de que las muertes diarias por coronavirus en Europa sean ahora mucho menos que en abril, pese a que el número de nuevos contagios detectados sea similar, se debe a que "ahora conocemos mejor el virus".
"Actualmente sabemos cómo encontrar los casos antes, cómo tratarlos, cuándo darles oxígeno, hospitalizarlos o administrarles dexametasona... todo eso salva vidas", subrayó la responsable de la Organización Mundial de la Salud en rueda de prensa.
Van Kerkhove también destacó que ahora Europa está en mejor posición para que el coronavirus no golpee a grupos de riesgo tales como las personas mayores o los enfermos con otras dolencias, y que hay un cambio demográfico en la incidencia de la pandemia en el Viejo Continente.
"Vemos que a medida que los países se abren está habiendo una resurgencia del virus en zonas donde la gente se congrega, como los clubes nocturnos o los bares, con presencia de gente joven, algo que suele ocurrir en cada pandemia, donde la vigilancia primero se centra en los casos graves y luego va hacia los moderados", analizó.
Europa registra actualmente unos 40.000 nuevos casos de COVID-19 cada jornada, unas cifras que igualan a las de principios de abril, cuando la mayor parte del continente estaba confinado, pero sin embargo la cifra de muertes es unas diez veces menor que en esa primera oleada (500 actualmente y 5.000 hace cinco meses).
Van Kerkhove advirtió que "se debe ser cauteloso, porque aunque se observa una reducción de la mortalidad aún no se conocen los efectos a largo plazo en los pacientes recuperados", y recordó que se han observado secuelas incluso en personas que mostraron sólo síntomas leves.