La llegada de los smartphones o teléfonos inteligentes a nuestras vidas ha supuesto importantes avances, al ponernos en bandeja todos un abanico de herramientas al alcance de la mano con las que gestionar nuestro día a día desde cualquier lugar y a cualquier hora. Pero, como puede ocurrir con el uso de cualquier aparato, si no marcamos unas pautas de utilización saludables, la situación se nos puede ir de las manos y convertirse en toda una adicción. Más aún teniendo en cuenta que la capacidad para 'engancharnos' de estos dispositivos y sus aplicaciones es cada vez mayor, más sofisticada y más difícil de esquivar. ¿Qué podemos hacer para resistir esta tendencia hacia el 'enganche' al móvil? ¿Qué consejos para acabar con la adicción al móvil podemos seguir en nuestro día a día?
La realidad es que es sencillo engancharse al uso del móvil: en ellos tenemos todo nuestro universo en forma de distintas apps con las que podemos trabajar, comunicarnos con nuestros seres queridos, compartir archivos, jugar, escuchar música, sacar fotografías, crear vídeos y compartirlos, leer prensa o incluso libros, escuchar podcast y una lista infinita de tareas. Lógicamente, el hecho de que lo tengamos todo reunido en el mismo espacio facilita que su uso se dispare y que sustituya al de otras herramientas.
Con todo, los datos que arrojan diversos estudios son preocupantes: como muestra, el Informe ditrendia:Mobile en España y en el Mundo 2020 + Especial COVID-19 asegura que 7,6 millones de españoles se consideran adictos a sus dispositivos. Además, hasta el 61 por ciento de los encuestados asegura que "mirar el teléfono es lo primero y lo último" que hacen cada día, y 3,7 millones "no puede pasar más de una hora sin consultarlo".
Además, en 2019, de media en todo el mundo, los ciudadanos pasaron 3 horas y 22 minutos al día utilizando su smartphone. O lo que es lo mismo, gastamos 48 días al año pegados a nuestro teléfono inteligente. En cuanto a las diferencias por sexos, más del 81 por ciento de los varones reconoció que no podría vivir sin su móvil, frente al 72,9 por ciento de las mujeres.
Esta tendencia nos ha llevado a crear un nombre específico para la adicción al móvil: la nomofobia. Por el mismo motivo, cada día 2 de marzo se celebra el Día sin Móvil, pensado para concienciar sobre este problema cuya incidencia es cada vez mayor.
Pero, ¿qué podemos hacer para evitar la adicción al móvil? En realidad, limitar su uso está en nuestra mano, y existen pequeños trucos que pueden ayudarnos, aunque en caso de adicción grave puede ser necesario acudir a un profesional.
Por ejemplo, evitar el uso de redes sociales en tu ordenador puede ayudarte a que asocies su uso a momentos puntuales, sin encontrarte permanentemente pendiente de ellas. Lógicamente, también deberás evitar mirar el móvil cada 5 minutos mientras estés trabajando o haciendo cualquier tarea en tu ordenador.
También puedes aplicar la política de 'móvil cero' en tu habitación, y sustituir tu terminal por un despertador de toda la vida a la hora de levantarte. Y es que uno de los signos de adicción más claros es el hecho de que nuestro móvil sea lo último que vemos al finalizar el día y lo primero que vemos al comenzarlo.
Es preferible (y mucho más sano) relajar la mente antes de irnos a dormir, leer... o, simplemente, no hacer nada para repasar el día tranquilamente y lograr conciliar el sueño de forma natural. Del mismo modo, despertar poco a poco y no empezar a realizar tareas nada más abrir los ojos te ayudará a entrar en la jornada de una forma más relajada: no estamos obligados a estar conectados permanentemente, y casi siempre, las supuestas 'urgencias' pueden esperar.
Otro truco es desactivar las notificaciones siempre que sea posible, ya que éstas multiplican el número de veces que caemos en la trampa de coger el móvil, y normalmente terminamos consultando mucho más que esa simple alerta.
Además, guardar el móvil durante tus reuniones (cenas, quedadas, en el trabajo...) es una forma de estar presente y olvidarte de la conectividad constante que tanto nos termina estresando con el tiempo. Guarda tu móvil silenciado en tu bolso o en cualquier lugar inaccesible, y olvídate de él mientras estés manteniendo contacto con otras personas.
Otra posibilidad es evitar el uso del móvil en el transporte público. Aunque es muy fácil caer en la trampa de entretenernos consultando redes sociales, etc., es mucho mejor leer un libro o escuchar música. Claro que, para esta última tarea, es posible que necesites tu móvil, pero debes ser capaz de limitar tu uso a esta acción, por ejemplo, creando una lista de reproducción que evite que saques el móvil del bolsillo.
Si evitas llevar tu terminal al baño, también estarás ganando puntos, así como si eliminas aplicaciones inútiles (por ejemplo, juegos o apps de entretenimiento que no te aporten nada). Una fórmula perfecta para empezar a deshabituarte es apagar tu móvil durante todo un fin de semana, centrándote en otras tareas: te ayudará a ser consciente de tu adicción (es posible que experimentes cierta ansiedad durante las primeras horas) y a reprender a disfrutar de tu tiempo de una forma completamente distinta.
En general, se trata de tomar el control y plantearnos cuáles son los usos que queremos dar a nuestro móvil y cuánto tiempo estamos dispuestos a pasar con él sin descuidar el tiempo empleado a otras tareas que nos importen. Pero para plantearnos esta pregunta, es importante tomar distancia y darnos cuenta de hasta qué punto nuestro smartphone nos limita, más allá de todo aquello en lo que puede ayudarnos.