Cómo afrontar el duelo cuando se termina una amistad: “Me ha dolido más que todas mis rupturas amorosas"
Marina Pinilla
El duelo por una ruptura amistosa es muy dolorosoPEXELS
Zaira, de 28 años, ha compartido con Yasss cómo vivió su ruptura amistosa: “Lo que peor llevo es que todavía me siento sola y vacía a veces, es una sensación extraña”
Perder una amistad puede provocar un duelo similar al de las rupturas amorosas: tristeza, baja autoestima, dependencia emocional y miedo al abandono
Marina Pinilla, psicóloga, explica cómo afrontar esta situación: “A veces la reconciliación no es viable porque tú todavía no has superado la herida de esa ruptura amistosa o porque la otra persona no quiere retomar la amistad”
Zaira y su mejor amiga se conocieron en el instituto y desde entonces se volvieron inseparables. “Cuando eres mayor lo de ‘mejores amigas’ parece una etiqueta un poco tonta o infantil, pero es que en nuestro caso lo sentíamos así. Éramos como hermanas”, confiesa la almeriense de 28 años.
Ahora, casi quince años después de que sus caminos se cruzasen, Zaira vive el duelo por una amistad que se ha roto sin un motivo de peso. “Yo vivo en Almería y ella vive muy cerca, pero hemos dejado de vernos. Es como que ha sido algo progresivo, pero ninguna ha hecho nada. En mi caso ha sido por orgullo”, reconoce, “porque no quiero ser yo quien tire del carro. Ella no sé. Igual no se daba cuenta de lo que pasaba”.
Aunque no haya pasado nada, ha cambiado todo. “Si tenía un problema, era la primera a la que se lo contaba. Si estaba preocupada, era a quién le pedía consejo. Las alegrías también las quería compartir con ella. Y dejamos de hacerlo hasta que dejamos de hablar de nada. Nunca me imaginaba que me pudiese pasar con ella porque éramos como hermanas, pero al final yo creo que cualquier amistad por muy fuerte y duradera que sea, si no se cuida se acaba estropeando”, reflexiona Zaira.
“Que se acabase esa amistad me ha dolido más que todas mis rupturas amorosas”, nos relata entristecida. “Perdí a mi persona. Mucha gente no lo entenderá, pero era mi alma gemela. Mucha gente pasaba por mi vida, pero ella estaba ahí”. Esta situación ha hecho que Zaira necesite ayuda profesional. “Cuando la psicóloga me explicó que es algo muy habitual me sentí menos mal. Lo que peor llevo es que todavía me siento sola y vacía a veces, es una sensación extraña”.
La pérdida de un amigo es una experiencia que sucede de forma muy temprana, incluso antes de que hayamos tenido una relación de pareja seria. Llegamos al instituto, conocemos gente nueva y nuestro grupo social se amplia y diversifica. Esa evolución de la identidad provoca que, en muchas ocasiones, algunas amistades se rompan, lo que se vive como una traición irreparable.
A medida que crecemos esa intensidad emocional característica de la adolescencia se va reduciendo. Ya no vemos las cosas como blancas o negras. Sin embargo, las rupturas con amigos siguen doliendo.
Un grupo de amigos en la universidadPexels
Pasamos a la universidad y conocemos gente nueva y, en muchos casos, la primera pareja seria. No es que nos olvidemos de nuestros amigos de toda la vida. Es que tenemos que redistribuir nuestro tiempo y atención entre más personas. Encontrar un equilibrio no es fácil, lo que provoca de nuevo una ruptura con personas que nos han acompañado desde siempre.
Finalmente nos embarcamos en la vida adulta y la amistad cambia. Hasta ahora, cuando se ha producido una ruptura con amigos era habitual tener nuevas amistades que hacían más llevadera la situación. Sin embargo, cuando perdemos amigos siendo más mayores, el motivo principal suele ser que nuestros intereses, opiniones y forma de ver la vida cambian. Es por ello que nos podemos sentir muy solos tras una ruptura de este tipo.
Así es el duelo por una ruptura con un amigo
El duelo por una ruptura amorosa está totalmente normalizado, pero en nuestra vida es habitual perder amistades, una situación que provoca tanto o más dolor que el desamor.
Este proceso de readaptación está caracterizado por:
Sensación de soledad o vacío.
Tristeza.
Pérdida de autoestima.
Dificultad para formar nuevas relaciones.
Sobreconfianza o creencia de que las nuevas relaciones son más sólidas de lo que en realidad son.
Miedo al abandono.
Dependencia emocional.
¿Es posible reconciliarte con un amigo?
Tras el duelo por una ruptura amistosa es más viable la reconciliación que en el caso de las relaciones de pareja, pero no siempre es fácil comenzar desde cero.
Fuera expectativas. La amistad acabó, pero aquella experiencia no tiene por qué condicionar esta nueva etapa. Ambos habéis cambiado y es importante no influenciarnos por lo que sucedió en el pasado.
Sin reproches. Si quieres retomar una amistad es importante no echar en casa cosas que ocurrieron hace años. Si en algún momento quiere darte explicaciones de preguntas que tienes sin respuesta, genial, pero no le fuerces mediante reproches.
Comunicación asertiva, no pasiva ni agresiva. La pasividad implica ceder ante lo que la otra persona quiere, y la agresividad es obligar a los demás a adaptarse a nosotros. En cambio, la comunicación asertiva es aquella en la que defendemos nuestros derechos y necesidades sin imponernos sobre los demás.
Conociéndoos de nuevo. Si ya ha pasado tiempo es muy probable que ambos hayáis cambiado. Intenta conocer sus gustos, opiniones, visión de futuro, y dar a conocer los tuyos.
Nada de presión. Aunque en el pasado fueseis uña y carne, es mejor ir con calma. No tenéis que hablar todos los días ni quedar constantemente. Ambos tenéis vuestra vida aparte y podéis agobiaros si retomáis la amistad de una forma intensa.
No hay posibilidad de reconciliación: cómo cortar por lo sano
A veces la reconciliación no es viable porque tú todavía no has superado la herida de esa ruptura amistosa o porque la otra persona no quiere retomar la amistad. En este caso lo mejor es poner punto y final a esa historia y no intentar aferrarte a ella.
Apóyate en tus seres queridos. Habla con naturalidad del tema con tu pareja, tus padres o con otros amigos. No tienes que tratar esta ruptura como un tabú, es mejor normalizar lo ocurrido y dejarte aconsejar y mimar.
Cultiva nuevas amistades. Es una oportunidad de conocer gente nueva. Amplía tu círculo de amigos en asociaciones, voluntariado, aficiones, cursos de tu interés o a partir de tus amigos actuales.
Dedica tiempo a tus aficiones. Necesitas distraerte y no rumiar constantemente la ruptura amistosa. Intenta hacer alguna actividad deportiva como rutas de senderismo, ir a clases del gimnasio, yoga… ¡Y si es acompañado, mejor! También es importante cuidar tu mente formándote o haciendo cosas que te gustan: un curso, actividades artesanales, yendo a conciertos, al cine o al teatro, etc.
Evita la culpabilización. Cuando una amistad se rompe tendemos o bien a culparnos a nosotros mismos, o bien a responsabilizar solo a la otra persona. Las rupturas amistosas son una escalada en la que ambos subís peldaños, cada uno a un ritmo. Entiende que no es culpa tuya ni suya, sino de ambos y, sobre todo, de las circunstancias.
Pide ayuda profesional. Si el duelo se alarga en el tiempo, el sufrimiento es grave y no sabes cómo superarlo tú solo, ponte en manos de un psicólogo. Los psicólogos vemos muy a menudo este tipo de situaciones y aunque te parezca que no es demasiado grave como para pedir ayuda profesional, si estás pasándolo mal es más que necesario que lo hagas.