Cuando la tristeza se cronifica y nos impide trabajar: ¿cómo solicitar una incapacidad permanente por depresión?
La depresión se ha convertido en uno de los grandes retos en materia del salud para el Gobierno, especialmente tras la pandemia
Alrededor de un 5,25 por ciento de la población mayor de 15 años ha sido diagnosticada con esta enfermedad
Se trata de una de las dolencias que permiten tramitar una incapacidad permanente, permitiéndonos cobrar una pensión
La depresión se ha convertido en una de las grandes preocupaciones del Gobierno en materia de salud. A mediados de 2020 ya había 2,1 millones de personas diagnosticadas en nuestro país con un cuadro depresivo, lo que supone el 5,25 por ciento de la población mayor de 15 años de todo el país, según la más reciente Encuesta Europea de Salud, difundida por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado 2021.
Por eso cada vez más personas se plantean cómo lidiar con esta enfermedad en el entorno laboral y de qué manera es posible obtener una incapacidad permanente por depresión en caso de que esta enfermedad se cronifique y nos impida desarrollar una vida laboral normal. ¿Cómo solicitar una incapacidad permanente por depresión?
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Cómo solicitar una incapacidad permanente por depresión
La depresión es un trastorno emocional que provoca en quien lo padece un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar determinadas actividades: es posible que, si sufres esta enfermedad, te cueste mucho trabajo realizar tareas cotidianas y que, de alguna forma, sientas que pierdes las ganas de vivir.
Esta enfermedad también puede llamarse 'trastorno depresivo mayor' o 'depresión clínica', y afecta los sentimientos, a los pensamientos y al comportamiento de una persona, teniendo la capacidad de provocar distintos problemas físicos y emocionales. Además, hay que tener en cuenta que no todas las depresiones son iguales, tanto por su origen como por los síntomas que experimenta quien la padece.
Tal y como recuerda Mayo Clinic, la depresión debe diferenciarse de la tristeza pasajera: es normal que pasemos por periodos en los que nos sintamos tristes y desanimados pero, cuando hablamos de depresión, hacemos referencia a un estado que no desaparece de la noche a la mañana, que puede requerir tratamiento con medicamentos y que debe implicar algún tipo de terapia.
Son síntomas de la depresión la tristeza, ganas de llorar, vacío o desesperanza; arrebatos de enfado, irritabilidad o frustración, incluso por asuntos de poca importancia; pérdida de interés o placer por la mayoría de las actividades habituales o por todas (relaciones sexuales, aficiones, deportes...); alteraciones del sueño, como insomnio o dormir demasiado; cansancio y falta de energía; falta de apetito y adelgazamiento, o más antojos de comida y aumento de peso; y ansiedad, agitación o inquietud, entre otros. En todo caso, es necesario un diagnóstico profesional.
En cuanto a cómo solicitar una incapacidad permanente por depresión y cobrar así una pensión mientras nos encontremos impedidos para trabajar, tal y como recuerda Kernel Legal, la incapacidad permanente se reconoce al trabajador cuando, tras un tratamiento y su alta médica, presenta reducciones anatómicas o funcionales graves y definitivas, cuando -al menos previsiblemente- disminuyan o impidan su capacidad de trabajo.
También cuando, tras el periodo legal de incapacidad temporal, estas limitaciones se conviertan en permanentes. Puede reconocerse la incapacidad permanente aunque exista posibilidad de recuperación de la capacidad laboral si esta se estima por un médico como incierta o a largo plazo. Todas estas reglas se aplican al caso de la depresión.
El procedimiento se inicia con la presentación de una solicitud dirigida al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), razonando los motivos por los que se tiene derecho a una prestación por incapacidad. El INSS tiene 135 días de plazo para responder si acepta o no dicha solicitud.
En caso de que se desestime, bien por resolución expresa, o bien por silencio administrativo, se debe presentar una Reclamación Previa, que el INSS debe contestar en un plazo máximo de 45 días. Si la Seguridad Social desestima otra vez la reclamación, se abrirá la vía judicial, con la presentación de una demanda para que se reconozca la incapacidad ante los Juzgados y Tribunales de la jurisdicción Social.
En cuanto a las pruebas para demostrar que la depresión nos impide trabajar, son necesarios informes médicos (son válidos tanto públicos como privados), y puede resultar útil contar con el análisis de peritos que garanticen que la enfermedad existe en la intensidad alegada, y que tenemos por tanto derecho a cobrar esta pensión.
Si queremos que se nos conceda una incapacidad permanente por depresión, será necesario que la enfermedad sea crónica. También es importante demostrar que los tratamientos utilizados no han supuesto mejora suficiente, así como expresar las limitaciones concretas que produce esta enfermedad en quien la padece.
Por último, se podrán conceder distintos grados de incapacidad, en función de, entre otras cosas, si podemos ejercer otro tipo de profesión o no.
Así, la incapacidad permanente parcial existe cuando se da una disminución para las tareas de la profesión habitual de al menos un 33 por ciento, pero permitiendo al afectado que pueda realizar las funciones básicas de ésta. La incapacidad permanente total, por su parte, supone una disminución en todas las tareas básicas para ejercer la profesión, aunque en principio se podría ejercer otra profesión.
En cuanto a la incapacidad permanente absoluta, nos encontramos ante una disminución total para ejercer no sólo la profesión habitual, sino para todo tipo de trabajo. La situación de gran invalidez es la más grave de todas y se aplica a personas con una disminución de su capacidad para trabajar de tal importancia que no sólo no pueden trabajar en ningún oficio o profesión, sino que necesitan de la ayuda de otras personas para cubrir sus necesidades básicas.