Dormir, deporte, terapia... ¿Qué debo hacer para tener una buena salud mental?

  • Nuestra salud mental es precaria. Para mantenerla es importante desarrollar rutinas, tener buenos horarios de sueño, hacer deporte o costearte una terapia si tus problemas te superan.

Todos nos abandonamos a veces. Es fácil y es rápido anular la voluntad y entregarnos a una especie de ataraxia vital sustentada únicamente por el trabajo y los horarios de seres disfuncionales. Puede parecer una buena idea darse atracones de Netflix del show de Marie Kondo hasta las siete de la mañana entre semana, como una garrapata encogida en el sofá (tu habitación parece una orgía de basura, pero qué bonito tiene esa superestrella su apartamento); dejar de limpiar la casa, alimentarse exclusivamente de helado de vainilla con cookies o hacer que el deporte sea tu animal mitológico favorito. ¿Qué puede venir después? Fobias, depresiones, ansiedad; los puros efectos de no cuidarse. A veces, estar en horas bajas ni siquiera depende de ti.

Hoy te hablamos de algunos hábitos recomendables para mantener la salud mental.

Qué es la salud mental

Suele decirse que no hay salud sin salud mental, y es cierto. Tomemos una posible definición: ‘Un estado de bienestar en el que un individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones diarias de la vida, es capaz de trabajar de forma productiva fructífera y mantener relaciones sanas con otras personas’.

Ya se ha demostrado que puede verse afectada por muy diversos factores: estrés, discriminación de género, situación socioeconómica o de exclusión social, malos hábitos y enfermedades.

Hábitos para una buena salud mental

Horario de sueño regular

Tal y como necesitas acostumbrarte a comer varias veces al día, debes hacerlo con los horarios de descanso. La palabra biorritmo no es un comodín del Trivial, te lo prometemos. Lo único que hará un horario de sueño mal ajustado es pulverizarte la energía que necesitas para rendir física e intelectualmente con normalidad (salvo que quieras convertirte en vampiro); bajar tus niveles dopamina y serotonina, entrar en un jet lag insoportable, y después, ya sabes, irritabilidad, ansiedad, desánimo y falta de perspectivas para el resto del día. 7 horas de sueño como siete pastillas gratuitas pero imprescindibles. Menos de eso, sobre todo si acumulas muchos días con la misma dinámica, puede ser muy perjudicial.

Comer bien

La dieta es otro pilar imprescindible para tener una buena salud mental. No nos referimos solo a buscar como agua de manantial la fruta, la verdura, las proteínas (el ‘real fooding’, para los horteras) y huir del exceso de procesados, sino también al mismo acto de preparar los alimentos. Sí, cocinar también (más que menos, menos que más, según tus horarios de trabajo) contribuye a enfocar la atención, encontrar el placer y dedicarse a uno mismo. Resultados reales.

Terapia

Sabemos que pagarse una terapia también es una cuestión de clase social, asunto de pudientes o asalariados, sobre todo por la papeleta que es tratar de conseguir sesiones a través del sistema público. Sin negar este argumento, lo cierto es que puede ser el dinero mejor pagado que hayas invertido en tu vida. Un buen terapeuta es como aprender a quitarse el traje de oro del emperador. Cuando lo encuentras, tu vida da un vuelco. Aprenderás a controlar mejor los pensamientos negativos, a enfrentarte a la ansiedad desde otra perspectiva y a analizar tus propias emociones desde un ángulo antes oculto. Nadie se cura totalmente en terapia, pero sí aprende a construir diques. Humanista, gestalt, cognitivo-conductual (la más respaldada por la ciencia), psicoanálisis… Alguna corriente habrá para ti.

Meditación (o Mindfullness)

No te engañes. Para meditar no es necesario que abraces la filosofía del taoísmo ni te vistas con una túnica blanca a hacer extraños sonidos con la garganta. Ni siquiera es tan complicado como crees. Diez minutos al día sobre un cojín donde controles la respiración y aprendas a observar tus pensamientos como si fueran moscas que pasan de largo son suficientes para empezar a obtener todos los beneficios de una práctica que tiene miles de años: aumento de la concentración, de la calma y del conocimiento sobre tu propia naturaleza. Reseteo cerebral de calidad. No es fake, te lo prometemos. Hasta la neurociencia la recomienda.

Hablar de los problemas

Exteriorizar nuestros sentimientos, nuestros problemas, argumentarlos, hablarlos con amigos (o con tu terapeuta) ayuda a empezar a poner escalones hacia una buena salud mental. Quien no se comunica, sembrará una cosecha podrida en su interior. No eres más débil ni peor persona por verbalizar que te sientes superado o que tu salud mental no está en sus mejores días. Aprende a comunicar lo que te pasa.

Haz deporte y ten horarios fijos

La pereza mineral es consustancial al deporte, sobre todo para ese alto grupo de población al que no le gusta enfundarse en las zapas, coger la esterilla de yoga o levantar hierro en el gym. Lo cierto es que es fundamental mantener una rutina de deporte para empezar a cuidar nuestra salud mental; psicólogos y médicos recomiendan 30 minutos diarios. Nuestro cerebro necesita generar dopamina y otras sustancias naturales para autorregularse y funcionar con normalidad, pero sobre todo para ese estado que a veces parece inalcanzable: ‘estar bien’. Del mismo modo, conservar una rutina fija diaria con pequeños objetivos y horarios acotados (de trabajo y de descanso, especialmente) lo hace todo mucho más fácil para encontrar una cierta tranquilidad.