Cómo elegir el mejor colchón y almohada: la postura en la que duermes es clave
Lucía SicreMadrid
Cómo elegir el mejor colchón y almohada.Pixabay
Colchón y almohada son dos básicos para un buen descanso: de ellos depende la calidad de tu sueño
No hay reglas universales: tu peso, forma de dormir, movimiento... te ayudarán a elegir el modelo adecuado
Si duermes boca arriba, en posición supina, sobre la espalda, debes escoger colchones duros
El descanso es clave para disfrutar de una buena salud: si no dormimos bien, nuestro día se desmorona, estamos de mal humor, somos menos productivos... y si el sueño se acumula, la situación empeora. La falta de sueño (o su mala calidad) se manifiesta rápidamente a través de síntomas físicos y mentales, y puede desembocar en enfermedades de todo tipo, también físicas o mentales. Ansiedad, depresión... tienen mucho que ver con el descanso. Por eso es tan importante cuidar su calidad y, para ello, lo primero es elegir los elementos adecuados para nuestra zona de reposo. ¿Cómo elegir el mejor colchón y almohada? ¿Qué debo tener en cuenta para elegir el modelo más adecuado?
Quizás la pieza más importante de todo dormitorio es el colchón y, para elegir bien, deberás tener en cuenta tanto su tamaño como los materiales utilizados en su fabricación, su dureza, su capacidad para transpirar... El colchón perfecto para cada persona dependerá, a su vez, de la forma en que suela dormir, así como de su peso, etc. Toma nota de estos consejos para elegir un colchón que se adapte a tus necesidades, de la mano de OCU:
Ten en cuenta tu forma de dormir. Si duermes boca arriba, en posición supina, sobre la espalda, debes escoger colchones duros. Al contrario, si duermes de lado, puede que un colchón menos firme sea la mejor opción para ti, ya que permitirá que tu hombro se hunda un poco y que encuentres una postura cómoda y bien compensada.
Valora tu peso. A más peso, más firme deberá ser tu colchón, precisamente porque necesitas no hundirte en exceso y mantenerte en una postura sana. Del mismo modo, si pesas poco, no necesitarás, en principio, un colchón demasiado firme.
Considera si te mueves mucho al dormir. Si es así, necesitarás un colchón algo más firme, que soporte todo ese movimiento sin problemas. Además, un colchón menos firme te permitirá girar sin excesiva rigidez, por lo que ganarás en comodidad.
Piensa en si generas mucho calor. Si es el caso y sudas con facilidad o vives en un lugar de altas temperaturas, ten este factor en cuenta a la hora de elegir: necesitarás un material que transpire, como es el caso de los colchones de muelles, que ventilan mejor y suelen ser más frescos. Otros materiales, como la espuma, el látex o el viscoelástico, guardan más el calor y son más adecuados para lugares fríos (o personas frioleras).
Además, deberás tener en cuenta otros factores, como si necesitas una base articulada, un colchón flexible... Así como posibles alergias (si eres alérgico o asmático, un colchón de espuma o de látex serán la mejor opción, salvo que seas alérgico al látex).
Por último, recuerda que un buen colchón debe repartir el peso del cuerpo de manera adecuada. El equilibrio perfecto sería una firmeza suficiente para sostener bien tu cuerpo, y la flexibilidad suficiente como para que resulte cómodo: no es cierto que el modelo más firme sea siempre el mejor para tu espalda, ya que ello dependerá de todos los factores anteriores.
Cómo elegir la almohada que mejor se adapte a tu forma de dormir
En cuanto a la elección de tu almohada, tal y como recuerda OCU, descansar bien pasa, entre otras cosas, por conseguir que cabeza, cuello y columna vertebral estén alineados. La almohada es la encargada de conseguirlo, pero no es lo mismo dormir de lado que boca arriba o boca abajo, y cada postura requerirá distintos tipos de almohada para contribuir a una adecuada postura de la columna, de forma que se relajen los músculos y se pueda favorecer un buen descanso y una buena respiración.
Además, a la hora de elegir almohada es necesario tener en cuenta la complexión física de cada uno, sobre todo altura y corpulencia. También la presencia de cualquier enfermedad asociada con el descanso, como la apnea del sueño. Su anchura debe ser siempre superior a la de los hombros. En cuanto a su altura o grosor, ésta dependerá de la postura en la que solamos descansar:
Una almohada baja (10 cm) es adecuada para quienes duermen boca abajo, y también para los niños pequeños. En estos casos es incluso más aconsejable dormir sin almohada.
Una almohada mediana (12-13 cm), es perfecta para quien duerme sobre la espada. En todo caso debe tener una altura inferior a la de los hombros, y su dureza debe ser mediana.
En el caso de quienes duermen de lado, lo ideal es una almohada medio-alta (15 cm). Nos permitirá mantener la cabeza y el cuello bien alineados con el eje de la columna.
Con todo, lo más importante es probar la almohada antes de comprarla, centrándonos en la alineación de cabeza, cuello y columna.
Otro punto clave es elegir el relleno de la almohada. Es frecuente encontrarlas rellenas de pluma, o bien fabricadas con látex o rellenas con materiales sintéticos o de espuma.
Pluma y plumón. Estas almohadas transpiran muy bien y son las más adecuadas para quienes duermen boca abajo. Se deforman con facilidad pero vuelven a su punto de partida, aunque no son las ideales para sujetar el cuello. Evítalas si eres muy robusto o si te mueves mucho al dormir.
Látex. Es un tipo de almohada que ofrece mayor sujeción para el cuello, por lo que es la más indicada para dormir de lado, así como para personas corpulentas. Ofrecen una buena sujeción para la cabeza y admiten bien los movimientos.
Sintético. El relleno más común es de fibra de poliéster transpirable. Suelen ser almohadas blandas, adecuadas para niños y personas delgadas.
Espuma. El materia habitual con el que se fabrican las almohadas de espuma es el poliuretano. Las hay con 'efecto memoria’, de manera que mantienen la forma de cabeza y cuello aunque cambie de postura, por lo que no son las más indicadas para quienes se muevan mucho al dormir. Son ideales para dormir de lado.