La pandemia trastocó la vida de la humanidad. Muchas personas han aumentado de peso durante los casi dos años de la expansión del covid-19 por el mundo. El virus sigue acechando y los kilos que no estaban antes del coronavirus sobresalen. La grasa abdominal creció y puede ser un riesgo para la salud, pero se puede volver a un peso cómodo.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que 16 estados tienen ahora tasas de obesidad del 35% o más. Se señaló que muchos estadounidenses han aumentado su peso desde que comenzó la emergencia de salud pública por el covid-19, probablemente impulsados por un repunte del comportamiento sedentario, el estrés y problemas como la pérdida de empleo e ingresos que dificultan una alimentación saludable.
En América Latina, ya en noviembre del año pasado, la Federación de Sociedades de Obesidad advirtió de que había riesgos de aumento de los casos de sobrepeso y obesidad por la pandemia como consecuencia del aislamiento social y el confinamiento para evitar los contagios. Lo bueno es que los kilos ganados se pueden bajar. "La pandemia generó muchos cambios en la vida cotidiana. Hubo más personas que subieron de peso. El aislamiento produjo cambios en hábitos de alimentación, en la ingesta como respuesta a las emociones, y en la actividad física, según lo que vimos en un estudio que hicimos en nuestra sociedad médica", dijo a Infobae la especialista médica Marianela Ackermann, integrante del grupo Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición.
A través de una encuesta a 5.286 personas en la Argentina, se encontró que el 27,5% de los que participantes habían aumentado entre 3 y 5 kilos durante los primeros 12 meses de la pandemia. Otro 18,3% de los encuestados aumentaron entre 5 y 8 kilogramos, y un 18,1% aumentó más de 8 kilos.
La especialista aconsejó "enfocarse en la comida cuando se está consumiendo". Agregó que "el descenso gradual es mejor que el descenso rápido. Por eso, es conveniente adoptar hábitos de programación de las comidas y la actividad física y un horario adecuado de descanso. A todo esto se suma el manejo del estrés. Por el aislamiento por la pandemia, se generaron altos niveles de estrés y mayor consumo de alcohol que contribuyeron a la subida del peso".
Por eso, la doctora Ackermann recomendó que organizarse para realizar actividad física es crucial para manejar el estrés. "Elegir un horario, dejar la ropa preparada, una lista de canciones que nos gusten y hacer actividades como baile, yoga, caminatas, dormir no menos de 6 horas y mantener el contacto social influyen en bajar el nivel de estrés y esto repercute para poder bajar de peso de manera progresiva y sostenerlo en el tiempo, sin efecto rebote. Cuando se logra generar un estilo de vida con el hábito de la actividad física y una alimentación saludable y se aprende a manejar mejor las emociones, se consigue no solo el descenso progresivo sino también al mantenimiento del peso", explicó.
El doctor Silvio Schraier destacó que es clave salir del sedentarismo. "Hay que caminar idealmente 10.000 pasos por día, que se pueden medir con cualquier app del teléfono celular", dijo. Y remarcó que hay que tener paciencia para observar el descenso de peso: "Se debería recordar que lo que se aumentó desde marzo del año pasado -cuando la pandemia empezó a golpear en América Latina- no se puede bajar en pocos días. Lo ideal es bajar aproximadamente 500 gramos por semana, es decir, 2 kilos por mes".
Es importante tener en cuenta que hay pruebas científicas que han comprobado que el exceso de grasa visceral puede aumentar el riesgo de que una persona padezca enfermedades metabólicas, diabetes, enfermedad del hígado graso, enfermedades del corazón, colesterol elevado y apnea del sueño, entre otras. El perímetro de la cintura está relacionado con la grasa visceral. Hoy la medida de cintura recomendada para los hombres es hasta 100 centímetros y para las mujeres, entre 85 y 90 centímetros.
Para la doctora Mónica Katz, expresidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición y coautora del libro 'El método No dieta', "no se deberían seguir dietas restrictivas, que prohíban alimentos o que reducen extremadamente las calorías, porque está demostrado en investigaciones científicas que el cerebro humano empieza a identificar que no tiene una cantidad suficiente de alimentos y se genera la sensación de hambre. Hacer dieta también implica privarse del placer. Al cabo de unos meses, la persona vuelve a comer mucho de nuevo, y recupera más sobrepeso".