Cuatro bebés muertos, nueve con daños cerebrales y 96 más afectados de diferente consideración. Este es el terrible balance que ha dejado la propagación de una bacteria denominada Citrobacter por un hospital de Verona (a sólo 700 km de España en línea recta) y que ha puesto en alerta a todo el sistema sanitario europeo. El citrobacter es una bacteria ampliamente diseminada en la naturaleza encontrándose en la tierra, en el agua y ocasionalmente habita en el tracto gastrointestinal del hombre, usualmente es saprofito, puede causar enfermedad en pacientes inmunocomprometidos y también ha sido asociado con epidemias esporádicas de gastroenteritis.
Tras las denuncias de algunos padres, una investigación desveló que fue esta bacteria, la citrobacter, que se encontraba en uno de los grifos de agua para limpiar biberones en la unidad de cuidados Intensivos del Hospital de la Mujer y el Niño de Verona (norte de Italia), la causante de la muerte de los bebés. La comisión médica encargada de investigar el horrible suceso ha revelado que el grifo del fregadero estaba colonizado por la bacteria asesina.
Los investigadores sospechan que el Citrobaer hizo acto de presencia por la falta de rigor a la hora de llevar a cabo las normas de higiene en el centro hospitalario. Los facultativos no se habrían lavado suficiente las manos o no se habrían cambiado de guantes entre paciente y paciente.
El 'Corriere del Veneto' explica que fue la lucha de las madres la que destapó las negligencias sanitarias. Esta bacteria que provoca infecciones, sobre todo urinarias, también puede atacar al cerebro y dos de los niños murieron porque la invasión de la bacteria atacó totalmente este órgano. La tasa de mortalidad de la bacteria puede llegar al 30%.