El otoño no es precisamente la mejor época para las personas que padecen de enfermedades reumatoides. Son muchos los pacientes que acusan un aumento de las molestias con el cambio de estación, sobre todo del verano al otoño y así hasta la primavera. Según investigadores japoneses del Instituto de Reumatología de la Universidad Médica de Mujeres de Japón, hay una relación con la mayor incidencia de dolencias como la artritis reumatoide (AR) en aquel periodo en el que las temperaturas disminuyen. Según estimaciones de la Sociedad Española de Reumatología, un 23% de la población mayor de 20 años se ve afectada por estas dolencias (más de 200), un porcentaje que está llamado a crecer debido al patente envejecimiento de la población.
Equilibrio magnético intraarticular
"Las condiciones meteorológicas del otoño, y en concreto la bajada de temperaturas y el incremento de la humedad que lleva aparejados, se traduce muchas veces en una agudización de los síntomas dolorosos de algunas de las enfermedades reumáticas más frecuentes, como la artritis reumatoide o la artrosis", señala José Félix Solano, reumatólogo de la Clínica La Luz. Pese a que afecta básicamente a los sintomatología y no a la evolución de la enfermedad, los especialistas constatan un aumento de consultas en este sentido: "Los propios pacientes nos dicen que notan cuando va a cambiar la presión atmosférica, cuando viene la borrasca, porque les duelen más sus articulaciones enfermas", añade. Además, el experto comenta que estos "dolores barométricos" podrían estar relacionados con desórdenes en el equilibrio magnético intraarticular.
Nutrición para mitigar síntomas
Solano recuerda que mantener una dieta equilibrada y realizar ejercicio de forma regular y ordenada, son "buenas medidas para prevenir la aparición de estas enfermedades". En este sentido, la Fundación Artritis, una de las dolencias que incluye este grupo de enfermedades reumatoides, cuenta con una guía de nutrición para mitigar los síntomas.
"Aunque los investigadores aun no encuentran el elixir mágico que cure la artritis reumatoide, varios estudios parecen demostrar una conexión entre ciertos alimentos y la inflamación que caracteriza este trastorno autoinmunológico", señalan los expertos, que apuestan por una alimentación de origen vegetal basada en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. La proteína de soja, la linaza (con cuidado porque es un laxante natural) y el aceite de oliva extra virgen son alimentos con características antiinflamatorias que pueden ayudar a aliviar el dolor.
Productos glucosilación avanzada
"Del mismo modo que algunos alimentos parecen aliviar la inflamación, los compuestos de otras la empeoran", comentan en la web de la Fundación. "Consumir hamburguesas, pollo y otras carnes a la parrilla o fritas a altas temperaturas aumentan ciertas sustancias en la sangre llamadas AGE (productos finales de glucosilación avanzada). Aunque no existe una correlación directa entre los AGE y la artritis, se han detectado niveles altos de ellos en los individuos que presentan inflamación", agregan.
Otros alimentos que pueden aumentar la inflamación son aquellos con alto contenido en ácidos grasos Omega 6 como carnes, yema de huevo, fritos, precocinados y comida basura. "Ingerir más ácidos grasos omega 6 que omega 3 incrementa el riesgo de inflamación articular y obesidad", subrayan. Además, recuerdan que las personas con AR que son tratadas con esteroides y aquellas mujeres que estén atravesando la menopausia pueden carecer de ciertos minerales (calcio, magnesio, selenio, zinc..) y vitaminas (C, D, B6, B12 y E) pueden necesitar un suplemento alimenticio.