Ante el fin de las mascarillas en interiores, que ha entrado en vigor este miércoles 20 de abril en España, los psicólogos han advertido que este cambio en las restricciones puede generar un aumento de la ansiedad, al igual que la aparición del síndrome de la cara vacía.
Así lo explica la psicóloga Laura Pineda, que advierte de que "es probable que aumenten las sensaciones de incertidumbre y que aparezcan nuevos miedos o que se intensifiquen algunos que ya existían".
"Desde el punto de vista psicológico, sabemos que la necesidad excesiva de control es una de las principales variables detrás de las conductas desadaptativas y/o de los trastornos de ansiedad", alerta.
Por ello, insiste en que, en este caso, será importante tratar de llevar a cabo una exposición "gradual y progresiva" a aquellas situaciones que generen ansiedad, de manera que "se dé margen" al cerebro a romper las asociaciones que se han generado y reforzado durante estos dos últimos años. "Es decir, hay que dejar de pensar que no llevar mascarilla conlleva a un peligro".
Esta asociación puede establecerse en dos sentidos: en función de probabilidad de contagio o de posibilidad de contagio. "Cuando el planteamiento está en base a la posibilidad, el mensaje que nos lanza nuestro cerebro es la respuesta a la pregunta: ¿Es posible contagiarme si no uso mascarilla? Sin embargo, si nos planteamos la duda desde la probabilidad, la pregunta cambia. En este caso, será ¿Cuál es la probabilidad de que, teniendo en cuenta los datos objetivos de la situación, me contagie si no uso mascarilla?", explica la psicóloga.
"Además, en muchas ocasiones, tendemos a ponernos en el peor de los escenarios posibles en un futuro, lo cual no hace más que aumentar la sensación de peligro y descontrol", añade la experta.
Con todo, tratar de analizar los datos de una forma objetiva puede ayudar a manejar esa incertidumbre. "Sin embargo, si el malestar se mantiene o aumenta en valores significativos, es muy recomendable buscar ayuda profesional", concluye Pineda.